Casi a punto de superar el primer semestre de 2016, poco optimistas podemos mostrarnos con la evolución de la economía, que sigue atascada. Con un crecimiento todavía débil, son muchos los que temen que en cualquier momento pueda sufrir un nuevo traspié. No es la primera vez que lo escuchamos, ¿verdad? Pero el riesgo de una nueva depresión es mayor en esta oportunidad, ¿sabés por qué?
“La necesidad es urgente”, dijo Catherine Mann, economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en referencia a que los gobiernos deben tomar medidas urgentes.
El grupo, con sede en Paris, hizo un llamamiento a los países para que estimulen sus economías mediante el aumento de la inversión y la adopción de políticas que fomenten la competencia, incrementen la movilidad laboral y fortalezcan la estabilidad financiera. “Cuanto más tiempo permanezca la economía mundial atrapada en el bajo crecimiento, más difícil será romper los circuitos de retroalimentación negativos”.
Detrás del letargo económico
La advertencia vino por primera vez desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuando en enero publicaron un comunicado en el que advertían a los inversores de los riesgos significativos que corren las principales economías de mercado y rebajó la previsión de crecimiento económico tanto para 2016 como para 2017.
Detrás de ese letargo económico se encuentra la desaceleración en China, el fortalecimiento del dólar estadounidense, los precios del petróleo y las tensiones geopolíticas. Lo que es peor, un nuevo descenso de los precios de materias primas puede empeorar las perspectivas ya frágiles de los productores.
Una historia repetida
De acuerdo con el FMI, uno de los riesgos más importantes es una escalada de las tensiones geopolíticas actuales en una serie de regiones, lo que puede afectar a la confianza y perturbar el comercio mundial, los flujos financieros y el turismo.
Además, una mayor apreciación del dólar y un endurecimiento de las condiciones financieras globales, que podrían aumentar la vulnerabilidad de los mercados emergentes, pueden crear efectos adversos sobre los balances corporativos y aumentar los problemas de financiación para aquellas corporaciones que dependan del dólar.
Ahora la historia se repite…
La OCDE decía también en febrero que los peligros de una economía enferma habían aumentado.
Perspectivas en caída libre
En mayo, su pronóstico fue mucho más crudo. “Hay señales de que las grandes economías se embarcan en el estímulo fiscal, el Grupo de los Siete países más industrializados del mundo se abstuvo de anunciar una acción coordinada en la reunión de la semana pasada”.
Durante los últimos seis meses, las perspectivas económicas mundiales han caído en cerca de 0,3 puntos porcentuales.
Por ejemplo, la OCDE rebajó la perspectiva de crecimiento de sus 34 integrantes al 1,8% en 2016 y 2,1% en 2017, frente al 2,2% y 2,3% que vaticinaba en noviembre, respectivamente.
Pero hay un diagnóstico aún peor…
Las debilidades de la economía mundial
Organismos como la OCDE o el FMI han dicho que un conjunto de debilidades en la economía mundial se han retroalimentado mutuamente desde hace tiempo. La escasa demanda ha desincentivado la inversión, lo cual ha mantenido bajo el comercio, lastra al empleo y cierra el círculo afectando negativamente a la demanda.
Los riesgos extraordinarios también afectan a las economías…
Un ejemplo es el Reino Unido que podría votar a favor de abandonar la Unión Europea en el referendo del 23 de junio, algo que es calificado por el mercado como un “gran riesgo bajista”, porque podría tener consecuencias sustanciales para el país, la UE y el resto del mundo.
A esto se le conoce como Brexit: Britain exit. Pero ¿cómo mejorar las pesimistas perspectivas económicas mundiales?
¿Quiénes son los culpables?
Básicamente todo recae sobre los gobiernos y no en los bancos centrales dado que al margen para aplicar políticas monetarias expansionarias está cerca de su límite.
Esto se debe a que los bancos centrales han prolongado los programas de relajación cuantitativa y las tasas de interés bajas o negativas han generado distorsiones que amenazan a la economía mundial.
Los tipos negativos, básicamente, lastran a los beneficios de los bancos y podrían obligar al sector financiero a elevar el costo del crédito, lo cual podría ser negativo para el equilibro entre crédito pedido y concedido.
Incluso podrían afectar a los fondos de pensiones…
¿Cuál es la solución que brindan estos organismos?
Los gobiernos deberían aprovechar la política monetaria relajada y las tasas de interés bajas para pedir préstamos de largo plazo con los que financiar las inversiones en áreas como las energías limpias, infraestructura, telecomunicaciones y transporte.
Una amplia inversión, si es combinada con reformas para la apertura de los mercados y hacer que sea más flexible, generaría que los empresarios quieran conectarse con la economía en la senda de crecimiento.