Hoy me ha preguntado el primo de mi vecino (no va con segunda intención...) si para conseguir buenos resultados invirtiendo y operando en los mercados financieros servía para algo el tener mucha fe, o bien, era mejor ser más realistas (y esforzarnos más).
A menudo, en la vida y en el trading, tendemos a encomendarnos a todas las divinidades que recordamos, solemos lanzar plegarias y rezos a lo más florido del santoral, o nos tratamos de aferrar a un amuleto, un icono o un objeto más o menos especial para nosotros, y respecto al que creemos está dotado de propiedades mágicas y especiales.
Y solemos acudir a la fe, nos acordamos de la religión, de la superstición y de la invocación a la suerte, no cuando nos van bien las cosas, sino cuando lo estamos pasando mal, cuando estamos inmersos en un camino o decisión equivocada, o cuando estamos sufriendo... tanto en los gráficos, (cuando tenemos una operación abierta, con un resultado incierto y previsiblemente negativo, y que vemos el modo de cerrar), como en nuestro día a día (cuando estamos inmersos en un negocio, en una relación, en un proyecto... que está resultando dolorosa para nuestros intereses económicos o emocionales, y no somos capaces de dar la vuelta o terminar dicha situación).
¿Cuántos de nosotros no nos hemos visto sorprendidos casi rezando, recuperando y musitando viejas oraciones ya casi olvidadas, acariciando imágenes de vírgenes o de santos, medallas de nuestra primera comunión o de la de nuestros hijos, o implorando al cielo ansiosa y desesperadamente, en pos de conseguir que, inmersos en una operación errónea, y de la que debíamos estar fuera hace tiempo, se diera "milagrosamente" la vuelta y el precio, Dios y el cielo nos dieran la razón?
¿Cuántos no hemos cometido ese error, y nos hemos anclado a una fe mal encaminada, que nos impide reconocer nuestra equivocación y aceptar que hemos obrado mal?
¿Por qué no aceptar que en muchos aspectos de nuestra vida, y en todos los de nuestra operativa, debe primar la razón sobre el corazón?
Lo que ves es lo que es, te guste o no. Reces para que cambie, implores para que se gire o dobles y promedies suicidamente tus posiciones negativas con la vana esperanza de que todo cambie de golpe y tus pérdidas actuales se conviertan en ganancias futuras, el precio está en el nivel que está. El estado y el saldo de tu cuenta es el que es, y las operaciones abiertas son las que estás viendo ahora mismo en tus pantallas, y en la plataforma de tu broker.
Es como si, una persona que tenía todo preparado para organizar una fiesta al aire libre, se ve sorprendida por un fuerte temporal de aire y lluvia y, en lugar de preocuparse por proteger y salvar todas sus viandas e instalaciones y resguardarse ella y sus invitados, sigue absurdamente mojándose y viendo cómo todo se va estropeando porque tiene una enorme fe y esperanza en que las nubes van a desaparecer de golpe y reinará triunfante de nuevo el sol, sin salvaguardarse mientras, como si nosotros confiáramos en que las velas rojas o verdes van a cambiar de color sin protegernos con el stop...
¿Por qué Dios me va a hacer caso a mí, por ejemplo, y escuchar mis plegarias para que el precio suba (ya que llevo un tiempo alcista, todo está cayendo y yo tengo fe y deseo que cambie) y no a tí o a esa otra persona de cualquier lugar del mundo que también opera y reza para que el precio siga cayendo y bajando, porque él sí que se ha posicionado en ese lado del mercado?
Con la de cosas importantes que tiene que arreglar en el mundo...¿se va a preocupar en girar una tendencia en un instrumento financiero (en un índice bursátil, en el Dax, en el Dow Jones, en un par de divisas, en el euro/dólar, en el petróleo...) y en hacer que el precio se dé la vuelta y se vuelva alcista o bajista para que nuestra posición se recupere?
Soy creyente, aunque no demasiado practicante, pero entiendo que la fe y las oraciones habría que guardarlas para cosas importantes de nuestra vida, de nuestra familia, de los males que azotan el mundo, de ilusiones y proyectos que ansiamos y soñamos... pero apartar los rezos y la esperanza sin sentido en el trading.
Ser pragmáticos, fríos, realistas. Todo puede seguir cayendo y todo puede seguir bajando, pero actuemos como sabemos que tenemos que hacer.
Aceptemos nuestra equivocación, y no nos mantengamos en una posición perdedora, aguantándola solamente porque tenemos muchas esperanzas en que se gire y se dé la vuelta... ¿Y si sigue cayendo más y más?
Tengamos fe en nuestro sistema, en nuestro trabajo, en nuestro esfuerzo... creamos en nosotros, en que podemos conseguirlo si somos coherentes, humildes y sinceros y nos formamos, aprendemos, practicamos , y nos dedicamos con el tiempo y las ganas suficientes... y seamos lo suficientemente realistas para corregir nuestros fallos, seguir las normas de nuestro plan de trading, asumir que tendremos operaciones ganadoras y operaciones perdedoras (profits y stops) y centrémonos en cada sesión hacerlo un poquito mejor que en la anterior.
Pero aceptemos que el precio es ateo, que no tiene sentimientos y que nunca va a "convertirse" porque nosotros lo deseemos o necesitemos mucho...
Poco a poco, se puede. Tengo que tener fe en mis posibilidades, en mi sistema... pero a Dios rogando y al trading con cabeza, esfuerzo, paciencia, conciencia y prudencia dando...
El regreso de las vacaciones puede ser un buen momento para decidir empezar a cambiar y mejorar... en la vida y en el trading.