La reunión de política monetaria de la Fed, que finaliza al mediodía en EE.UU., mantiene el interés de los inversores en estas horas.
Descartado cualquier incremento de tipos de interés, la expectativa pasa por ver cuan abiertas quedan las puertas para que esto finalmente suceda en diciembre. Pero, aunque el comunicado oficial de la Fed, habitualmente híbrido y sin sorpresas, diga que el momento de elevar tipos de interés se acerca, esta vez todo será distinto. En pocos días, Estados Unidos tendrá un nuevo presidente, y la política monetaria de la Fed deberá ir de la mano del resultado de las elecciones. Ello, pese a que la titular del organismo, Janet Yellen, niega cualquier vinculación política a las decisiones que se tomen.
En este contexto, sí se podrá ver al menos quien vota por elevar la tasa este mes, y quien no. La decisión ya fue dividida en la última reunión, y no hay motivos para pensar en que ello cambie. Las cartas están echadas, y así como la inflación está lejos, muy lejos, del 2% que tiene la Fed como objetivo, la variable del empleo fue mejorando con el tiempo, aún cuando en los últimos meses se estancó, al margen de la baja calidad de los puestos de trabajo creados.
En esta instancia el dólar tiene bastante para ganar. El alza de las monedas rivales en las horas previas hace aún más creíble esta presunción. Sin muchos méritos, el euro se posicionó sobre 1,10, y la libra no cede de 1,21. La excepción es el yen, que el martes ofreció una recuperación más que interesante. Se podría atribuir a que en momentos críticos para el dólar, la monda nipona toma su lugar.
Como es costumbre en esta columna, la recomendación es, ante la presentación de la Fed, esperar a que los mercados estabilicen sus tendencias después del comunicado. Esto, que en años anteriores llevaba días, ahora se reduce a un puñado de minutos.
¿Será el momento de un nuevo ataque del dólar? Es altamente probable. En pocas horas lo sabremos.