Los funcionarios de la Reserva Federal de Estados Unidos parecieron estar en camino a poner fin este año al masivo plan de compras de bonos del banco central durante su reunión del mes pasado, lo que sugeriría que el débil reporte de marzo sobre el empleo pudo haberlos tomado por sorpresa.
En el encuentro del 19 y el 20 de marzo, que se realizó antes de la divulgación de los datos de empleo, los consejeros de la Fed sostuvieron profundas discusiones sobre los riesgos y beneficios de la política de estímulo extraordinaria para apuntalar la economía, según indicaron las minutas publicadas el miércoles.
Las minutas revelaron que los consejeros siguen estando profundamente divididos sobre la duración de las compras de bonos, aunque sugirieron que estaban cada vez más cerca de tomar la decisión de comenzar a reducir el programa.
Los documentos mostraron una intensa discusión y varios desacuerdos entre los 19 consejeros de la Fed sobre la continuidad de las compras mensuales por 85.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas para alentar la economía.
Unos pocos funcionarios esperan que el ritmo de las compras de activos se reduzcan hacia mediados de año y terminen más adelante en el 2013, mientras que varios otros desean disminuir el programa de forma leve un poco después y suspenderlo para fines del año.
En la reunión, los funcionarios también debatieron sobre la mejor manera de regresar la hoja de balance de la Fed, que ahora alcanza la elevada cifra de más de 3 billones de dólares, a un tamaño más normal en los próximos años, aunque no se tomó una decisión firme respecto a la llamada estrategia de salida, indicaron las minutas.
En el encuentro, la Fed decidió continuar con su programa de alivio cuantitativo, conocido como QE3, debido a que es el tercer esfuerzo de esa naturaleza para impulsar el crecimiento económico tras la recesión del 2007-2009.
La decisión fue tomada en parte por el incierto impacto que tendrían políticas económicas más ajustadas en la recuperación económica de Estados Unidos, que antes del reporte de marzo sobre el empleo parecía estar ganando impulso.
“Estas minutas realmente habrían asustando a la gente si no hubiéramos tenido un débil informe sobre el empleo” en marzo, dijo Michael Jones, jefe de la oficina de inversión de Riverfront Investment Group en Virginia.
“Estas minutas parecen ser más estridentes, hay más voces que cuestionan la estrategia de salida que en las minutas previas, y la retórica es más precisa”, comentó.
MERCADO LABORAL
Los inversores esperan ansiosos por las señales respecto al momento en que la Fed desacelerará o suspenderá sus compras de activos, lo que ha impulsado las acciones y los precios de bonos.
El dólar tocó un máximo de cuatro años contra el yen después de la divulgación de las minutas. Las acciones estadounidenses subían y el índice S&P 500 alcanzó un máximo récord. Los precios de los bonos del Tesoro estadounidense a 30 años llegaron a mínimos de sesión y el rendimiento se acercó al 3 por ciento.
La Fed ha vinculado la duración de su plan de compras de bonos a una “mejora sustancial” en el panorama del mercado laboral, y prevé mantener las tasas de interés cercanas a cero hasta que la tasa de desempleo baje a alrededor del 6,5 por ciento.
La tasa de desempleo estadounidense retrocedió al 7,6 por ciento el mes pasado, pero eso se produjo porque más personas dejaron de buscar trabajo.
Las minutas indicaron que un miembro del grupo – probablemente la presidenta del Banco de la Reserva Federal de Kansas City, Esther George- no estuvo de acuerdo con los otros consejeros en la reunión, y estimó que el ritmo de las compras de activos por parte de la Fed debía ser reducido de inmediato.
“Dos miembros indicaron que las compras podrían bien continuar al ritmo actual al menos hasta fin de año”, informaron las minutas.
“También se observó que si el panorama se deteriora, el ritmo de compras podría aumentar”, agregaron.
En el contingente de 19 consejeros de la Fed, muchos dijeron que una mejoría continua en el panorama del mercado laboral les llevaría a “desacelerar el ritmo de las compras de activos que comenzaría en algún momento en las próximas reuniones”.
Unos pocos funcionarios sugirieron que “las condiciones económicas probablemente justificarían continuar con el programa en su actual ritmo, al menos hasta fines del año”.