El viernes por la mañana, el dólar australiano logró subir en los mercados, mientras el Gobierno aussie daba a conocer los detalles de su recorte de impuestos. El dólar australiano tuvo un primer trimestre bastante complicado, pero nada comparado con el desprestigio que tuvo lugar durante la segunda quincena de abril.
De hecho, durante ese período cayó hasta un 5,10%, pasando de 0,7813 dólares a 0,7412 dólares, en medio de unos datos económicos decepcionantes que fueron desde el estancamiento de las presiones inflacionistas, hasta la debilidad de las ventas minoristas. Sin embargo, los operadores esperaban que el tan esperado recorte de impuestos prometido por el gobierno, alegrara el panorama a largo plazo.
El Gobierno dio a conocer un plan tributario que beneficiará en su mayor parte a la parte alta de las rentas, lo cual no hará mucho por impulsar eficazmente el gasto de los consumidores. Como era de esperar, el líder de la oposición, Bill Shorten, no tardó mucho en iniciar una guerra de promesas fiscales con el actual Gobierno, ya que prometió corregir esta desigualdad. Por tanto, ahora existe el riesgo de que los contribuyentes descontentos recurran a la oposición en las próximas elecciones australianas. Una mayor rebaja fiscal sólo podría agotar aún más el equilibrio presupuestario, una cosa que a los inversores no les gusta.