La inflación de Turquía sorprendió sustancialmente al alza en febrero dado que la cifra publicada fue del 10,13%, frente al 9,74% de las proyecciones promedio, por encima del 9,22% de enero. El índice subyacente, que excluye los componentes más volátiles, subió a 8,56% interanual en comparación con el 7,95% previsto y el 7,74% del mes anterior. Como un rápido recordatorio, el banco central de Turquía (CBRT) tiene un objetivo anual de alrededor del 5%.
Por lo tanto, hay razones para dudar de la voluntad de las instituciones para comprometerse a alcanzar su objetivo, ya que sólo hizo falta algunas medidas menores para frenar la presión inflacionaria. El hecho es que el CBRT se encuentra en una situación muy delicada, ya que el gobierno dejó en claro que quiere relativamente bajas tasas de interés con el fin de evitar estrangular la economía, mientras que el debilitamiento de la lira, junto con el aumento de los precios de las materias primas están levantando los precios a un nivel superior.
En el lado positivo, el banco central comenzó a utilizar medidas no convencionales el mes pasado como levantar bruscamente la tasa de préstamos a un día para proteger la lira y frenar a los especuladores. Esta estrategia puede funcionar en el corto plazo, pero la institución tendrá que aclarar su política monetaria ya que los inversores extranjeros probablemente se mantengan alejados de Turquía, siempre y cuando no tengan una mayor claridad sobre las perspectivas de inversión.
Esta mañana la lira recibió un golpe en medio de la publicación de los datos de inflación.
El USD/TRY subió a 3,7463, un alza del 0,80%, pero revirtió rápidamente las ganancias. A pesar del buen comportamiento de la lira durante febrero (+3% frente al dólar), estamos teniendo dificultades para apostar a más subidas, ya que la situación política sigue siendo muy incierta y las intenciones del banco central aún no son claras.