Cuando los mercados se preparaban para una sesión asiática en pausa, a la espera, como cada primer viernes de mes, del dato de empleos de Estados Unidos, la libra esterlina sufrió una baja de más de 1.000 puntos en pocos minutos, un movimiento semejante al del Brexit, aunque algo menos violento.
Nadie supo explicar bien que sucedió, y la impresión es que había demasiados stop loss para barrer en varios fondos, aunque las versiones más fuertes apunten a que hubo órdenes de ventas y opciones que fueron interpretadas en forma errónea. Nada demasiado creíble, y con dos certezas: estas cosas le restan confianza al ya bastante golpeado mercado de divisas, por un lado; por el otro, son demasiado pocos los que ven lo que hacen muchos.
La situación no es comparable a la de enero de 2015 cuando el Banco Nacional de Suiza desancló al franco del euro de la franja que iba de 1,20 a 1,25. En aquella oportunidad, la medida, totalmente sorprendente, derivó en un colapso de varias casas broker, con pérdidas gigantescas.
Lo ocurrido con la libra podría tener algo de sustento en el mediano plazo, de acuerdo al camino que ya traía la misma, aunque parece extraño que todos se pongan de acuerdo en que su precio debía llegar a 1,1450 en segundos, desde un valor por encima de 1,26. Es de esperar que las regulaciones impuestas desde la crisis del franco hayan tenido algún efecto, y que no haya momentos de zozobra como los vividos en aquella oportunidad.
La libra, naturalmente, sigue muy débil en estas horas, aunque hay motivos: la balanza comercial de Reino Unido, conocida hace poco, y el índice de producción de manufacturas, mostraron cifras negativas. ¿Seguirá así durante el día? Dependerá del dato de empleos de Estados Unidos.
Precisamente, este informe es el que mantiene la atención de los mercados, aunque esta vez la cifra será interpretada políticamente a favor de uno u otro candidato a la presidencia de Estados Unidos. Los 170.000 empleos que se espera se hayan creado en septiembre no suenan del todo creíbles: se trata de pronósticos que en los últimos tiempos presentan desviaciones de 70, 80 o 100.000 empleos, de suerte que si esta es la referencia, pues será mejor esperar que interpretan los mercados para tomar decisiones.
El euro también se muestra débil, aunque con patrones de cambio de tendencia en el corto plazo, al igual que el yen. Ambas divisas podrían ganar posiciones en las próximas horas, lo que sugiere, apriori, que el dato de empleos no será del todo bueno.
El informe no tendrá esta vez influencia alguna en la decisión de política monetaria de la Reserva Federal (Fed) de este mes, ya que no habrá cambios de ningún tipo, con las elecciones programadas para dentro de un mes.
Con este clima ciertamente enrarecido por lo sucedido con la libra, y con la expectativa de siempre por el dato de empleos, la sesión americana luce más que atractiva, y con varias oportunidades de negocio. Esta vez, de todas formas, será mejor mirar a la libra de lejos.