En una de mis primeras lecturas sobre el mundo de la psicología llegó a mis manos un libro que explicaba todos los errores (sesgos cognitivos) que cometía nuestro cerebro en el procesamiento de la información. En uno de los capítulos se detallaba un experimento científico que me dejó impactado.
En EE.UU. se realizó un experimento a 2.000 personas anónimas, de diferentes edades, condición sexual, nivel de estudios, poder adquisitivo y de responsabilidad laboral diversa. Eran 2.000 personas representativas de la sociedad de EE.UU
A estas 2.000 personas se les realizó una encuesta con las siguientes 5 preguntas:
¿Qué pensaban sobre la droga “X”?
¿Qué pensaban sobre la eutanasia?
¿Qué pensaban sobre la religión “X”?
¿Qué pensaban sobre el partido político “X”?
¿Qué pensaban sobre los ciudadanos del país “X”?
Las respuestas se guardaron bajo custodia durante 20 años. Al cabo de dos décadas se volvieron a reunir a esas 2.000 personas y se les preguntó qué recordaban haber respondido a esas 5 preguntas 20 años atrás.
Pues un 40% de esas 2.000 personas no recordaban con certeza las respuestas dadas y no solo eso, sino que una gran cantidad de encuestados comentaron que las respuestas habían sido manipuladas ya que era completamente imposible que ellos hubieran respondido de esa forma 20 años atrás.
De este estudio podemos sacar, al menos, dos hipótesis.
Primero, que las personas no somos conscientes de nuestros propios cambios. Cambios en los valores, en la forma de pensar, en opiniones diversas. No nos damos cuenta de que durante nuestra vida hemos ido evolucionando.
La segunda hipótesis es que nuestro cerebro nos engaña y nos hace recordar las cosas de una manera diferente a cómo realmente sucedieron.
El sesgo de memoria es un sesgo cognitivo en el que se desvirtúa el contenido de aquella pieza de información que queremos recordar. Es decir, en ocasiones, recordamos de forma alterada.
Si partimos del principio que nuestra memoria no es 100% perfecta y que frecuentemente estamos afectados por este sesgo de memoria luego pues ¿cuál es la fiabilidad de predecir el futuro de la economía o de los mercados financieros con datos o sucesos que ocurrieron en el pasado?
Veamos un ejemplo desde la perspectiva de un inversor o trader:
Tomemos el caso que usted es un analista fundamental. Realiza inversiones teniendo en cuenta los datos macroeconómicos combinados con los datos empresariales. Estudia los sectores de actividad que van mejor en el mundo en estos precisos momentos y analiza la coyuntura de los principales países para seleccionar aquellas empresas de aquel sector y de aquel país que según sus estudios pueden generarles grandes plusvalías a cinco años vista. Realiza lo que se denomina un análisis “Top-Down”, de arriba abajo. Supongamos que en un momento dado aparece, y nunca mejor dicho lo de “aparece” una crisis mundial que afecta a las empresas, sector y país donde usted está invertido. La crisis se ha originado en el otro extremo del mundo y en un sector muy diferente al suyo, pero en tratarse de una crisis sistémica afecta a todos los países. En estos precisos momentos estará buscando explicaciones, justificaciones, datos, análisis para entender qué ha sucedido, cómo ha sucedido, porqué se ha contagiado a nivel global, cómo está afectando a la cuenta de resultados a las empresas que usted ha seleccionado para invertir su capital. Está constantemente informado y lee para encontrar las causas y por tanto poner mecanismos defensivos para que en un futuro no le vuelva a ocurrir. Llega a unas cuantas hipótesis y a unas conclusiones firmes. A partir de esas conclusiones modifica ciertos aspectos de su operativa que antes no tenía contemplados.
Supongamos que ese periodo de crisis global finaliza después de 10 meses muy convulsos y donde usted se ha esforzado y ha sacado su mejor versión para no perder dinero. Imaginemos que después de ese periodo usted sigue trabajando durante 12 años más en un entorno muchísima menos incertidumbre operando de la misma forma y obteniendo rentabilidades anualizadas de dos dígitos. Doce años donde los países crecen a un ritmo considerable, un Producto Interior Bruto mundial superior al 4%. No hay conflictos internos ni guerras entre países. El comercio internacional crece de forma sostenible y homogénea. Las materias primas se mantienen en un rango de precios muy estables con lo cual es fácil predecir su comportamiento y por tanto saber los beneficios de muchas empresas. Tiene usted la suerte que durante doce años puede trabajar sin demasiado estrés ni preocupaciones. No obstante, todo tiene fecha de caducidad y este período de bonanza económica se acaba de forma inesperada por la llegada de otra crisis. Muy parecida a la que ocurrió hace 12 años atrás. Se origina también en el mismo país y en el mismo sector y se extiende más o menos por los mismos países y con la misma velocidad y profundidad. Se encuentra otra vez en una crisis sistémica y vuelve a afectar al país, sector y empresas dónde tiene su capital invertido.
Y es en este preciso momento donde aparece el sesgo de memoria.
Si usted tiene presente el experimento científico que le he presentado al inicio del artículo, ¿cómo puede usted asegurarse a sí mismo que lo que actualmente recuerda de hace doce años atrás es realmente como sucedió o está sesgado por información posterior? ¿cómo puede afirmar que recuerda correctamente las hipótesis o causas que originaron la crisis? ¿recuerda perfectamente las conclusiones a las que llegó?
Aún en el supuesto que usted hubiera registrado cada una de las causas, hipótesis, argumentaciones y conclusiones y actualmente las estuviera leyendo su interpretación actual de ese registro sería diferente, con matices ya que usted es diferente ahora de la persona de hace doce años y la posibilidad que el marco interpretativo de aquella situación respecto a la actual es diferente.
Luego pues, podría usted estar incurriendo en un error si para esta nueva situación actúa y toma las medidas preventivas y predictivas que usó en su momento para que no le volviera a suceder lo mismo en el presente. Pero la cuestión estriba en si lo está recordando adecuadamente y no sesgadamente.
No quiero transmitir el concepto de que siempre estemos recordando de forma incorrecta, sino que en ocasiones podemos llegar a recordar de forma desvirtuada y por tanto le recomiendo ser precavido o tener cierto grado de reserva cuando estemos en un proceso que requiere rescatar información antigua para realizar nuestras inversiones futuras.