El presidente de los EE.UU., Joe Biden, está ya planteando soluciones “fiscalmente legales” para aumentar a toda costa el techo de deuda, sin que tengan que aprobarlo en el Senado.
El incumplimiento de la deuda llevaría a una herida autoinfluída que llevará la Economía de los EE.UU. a un acantilado, y no aumentar el límite de deuda amenaza el estado de reserva del dólar.
TRUCO O TRATO
El plan es emitir una pequeña ficha de platino, darle un valor nominal de 1 trillón de dólares y depositarla en la Reserva Federal.
Cómo funciona: la Fed, una vez que se le entregara la moneda, acreditaría la cuenta del Tesoro con 1 trillón que no se contabilizaría para la deuda nacional.
La táctica, si tiene éxito, evitaría el impago de la deuda potencialmente catastrófico que se avecina rápidamente.
El esquema parece legalmente factible, aunque seguramente será impugnado en los tribunales. Políticamente, sin embargo, parece un fracaso. El Partido Demócrata es capaz de elevar el techo de la deuda a través del proceso de reconciliación, pero se niega a hacerlo por razones políticas: quieren que los republicanos lidien con la realidad fiscal de los proyectos de ley que ya aprobaron.
Una cosa con la que puede contar, con certeza, es que hay cada vez más estupidez de Washington . La moneda del Trillón de dólares ha vuelto… y sigue siendo una idea terrible. El techo de la deuda no es un problema, haga su puñetero trabajo.
Todos están de acuerdo en que el techo de la deuda no tiene un propósito fiscal útil: es un garrote político tonto que corre el riesgo de desencadenar un incumplimiento catastrófico e inconstitucional. La otra cara: la moneda de un trillón de dólares permitiría al gobierno gastar dinero sin pedir prestado o recaudarlo mediante impuestos. Ese podría ser un precedente peligroso para sentar.
Aun así, nadie sabe si es físicamente posible acuñar una moneda de platino entre ahora y el 18 de octubre, cuando Estados Unidos corre el riesgo de caer en mora. Tic, Tac.