- La reunión de septiembre del FOMC es fundamental, ya que incluye previsiones
- Podría determinar el rumbo de la política monetaria de cara a los próximos meses
La reunión del FOMC del 21 de septiembre será importante, no por la magnitud de la subida de tipos, sino por las previsiones del FOMC. Los mercados de bonos y de futuros se han revalorizado drásticamente desde la reunión de julio y el informe del IPC, que fue más elevado de lo esperado. Esto hace que las previsiones de la Fed sean muy importantes, ya que establecerán una posible trayectoria de la política monetaria de cara a lo que queda de 2022 y a 2023. Si la Fed ofrece unas previsiones demasiado bajas, corre el riesgo de que las condiciones financieras se relajen, y eso no es lo que quieren.
Es posible que el mercado haya facilitado el trabajo de la Reserva Federal, ya que los futuros de los fondos de la Reserva Federal prevén ahora que los tipos de interés a un día suban hasta un tipo terminal del 4,45% en abril. El problema radica en lo que viene después, porque actualmente el mercado da por hecho que los tipos volverán a caer hasta el 4,0% en diciembre de 2023. Esto puede resultar demasiado bajo para la Fed, dado el informe del IPC, que ha mostrado una lectura más elevada de lo esperado, y los llamamientos a mantener los tipos estables durante algún tiempo.
La inflación sigue siendo demasiado elevada
En junio, las proyecciones del FOMC preveían una subida de los tipos hasta el 3,4% en diciembre de 2022 y del 3,8% en diciembre de 2023. Pero desde entonces, los datos del IPC se han calentado, y mientras el IPC general interanual ha rondado el 8%, el IPC subyacente se ha acelerado, pasando del 5,9% al 6,3%. El IPC constante a 12 meses de la Fed de Atlanta ascendió al 6,2% desde el 5,6%. Lo que empeora las cosas es que la Fed de Cleveland estima ahora que el IPC subirá un 6,6% en septiembre.
El mensaje es que la inflación subyacente y la constante se están acelerando, mientras que la caída de los precios de la energía ha contribuido a las fluctuaciones del IPC general. Es probable que estas cifras de inflación constante y subyacente constituyan una preocupación importante para la Reserva Federal, sin que haya señales de relajación. Además, el crecimiento del empleo se ha mantenido en niveles elevados, como señala el índice de condiciones del mercado laboral de la Fed de Kansas City.
La Fed tendrá que ser más agresiva de lo esperado
Todo esto apunta a que la Reserva Federal probablemente será más agresiva de lo que fue en la reunión de junio del FOMC. Para que la Fed no relaje las condiciones financieras, tendrá que orientar la política monetaria en una dirección aún más agresiva que la que marca el mercado de futuros de los fondos de la Fed, lo que podría llevarla a proyectar un tipo del 4,5% para finales de 2023.
La Fed ha dejado claro que, una vez lleguen los tipos a su tasa terminal, se mantendrán en ese nivel hasta que los datos generales sugieran que la inflación se está relajando. Eso significa que la fijación de precio actual del 4% para diciembre de 2023 está probablemente 50 puntos básicos por debajo de lo que debería, y que la Fed puede utilizar sus previsiones para elevar la parte posterior de esa curva futura.
La otra opción, por supuesto, es entrar con una visión que vaya e consonancia con las actuales expectativas del mercado, pero que dejará a la Fed abierta a la forma de pensar retrógrada de los mercados. Una Fed que no sea tan agresiva como se espera se considera directamente prudente, lo que permitiría que el activo de riesgo repuntara, haciendo que las condiciones financieras se relajen.
Nadie dijo nunca que esto fuera a ser fácil.
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