- Los mercados no son lo suficientemente eficientes como para garantizar ganancias solo con comprar y mantener
- La supervivencia de la compañía, un factor clave en la inversión a largo plazo
- La selección de acciones para comprar y mantener requiere una dosis de suerte
En el mundo moderno, “suerte” es una palabra envenenada así que optamos por alabar el esfuerzo de cada uno. Los emprendedores jóvenes de mayor éxito nos dirán que la suerte ha jugado un papel menor y que todo se debe un trabajo incansable, a la inteligencia y a la pasión. Nuestra forma de entender y de valorar la suerte está en su punto más bajo en 2015.
Afortunadamente, dos de los inversores de mayor éxito de nuestra época, Jim Simons, fundador de Renaissance Technologies (NYSE:RNR) y Warren Buffett de Berkshire Hathaway (NYSE:BRKa), son unos perfectos conocedores de la importancia que tiene la suerte.
Los mercados financieros y la vida son estocásticos por naturaleza y están moldeados por sucesos azarosos sobre los que no tenemos control alguno.
"He tenido la suerte de haber nacido en un momento y lugar en el que la sociedad valora mi talento, en el que he recibido una buena educación que me ha permitido desarrollar ese talento, y en el que han ido tomando forma la normativa y el sistema financiero que me han permitido hacer lo que me gusta hacer, y ganar mucho dinero haciéndolo. Lo menos que puedo hacer es ayudar a pagar por todo ello." — Warren Buffett
¿Funciona la estrategia de comprar y mantener?
Mi profesor de finanzas disfrutaba enseñando a sus alumnos que la mejor estrategia en los mercados financieros es comprar acciones al azar y mantenerlas durante el resto de la vida. ¿Y esto es debido a que los mercados suelen ser eficientes?
Ahora son muchas las evidencias que apuntan a que los mercados son semi-eficientes, pero esa tendencia a captar anomalías se da en todas partes. Para la mayoría de las personas, es complicado identificar tales efectos.
Por tanto, comprar y mantener se predica como solución. Pero comprar y mantener es más complicado de lo que puede parecer a primera vista.
Comprar y mantener un fondo cotizado del S&P 500 es la mejor estrategia para la mayoría de los ahorradores con un horizonte de inversión a más de 20 años. Es barato, eficiente y no hay lugar para los errores. No obstante, introducir bonos al cumplir los 50 y convertir la cartera en un 50/50 cambia la estrategia de comprar y mantener, que pasa de ser prudente a ser dependiente del camino con un mayor riesgo.
Las acciones arrojan con el tiempo un mejor rendimiento relativo que los bonos. Por tanto, si no se reequilibra, la cartera irá paulatinamente ganando en riesgo, con lo que comprar y mantener ya no será una estrategia prudente. El reequilibrio supone además una rentabilidad adicional gracias a la naturaleza de reversión a la media de los activos.
¿Y qué hay que comprar y mantener acciones puntuales como hace Warren Buffett? Después de todo, es el inversor de mayor éxito del mundo y "comprar y mantener hasta la eternidad” ha sido su lema desde comienzos de los 60.
El 17%
Hemos analizado la estrategia de comprar y mantener con un experimento en el cual, hemos seleccionado al azar 20 acciones del S&P 500 (el 31 de enero de 1990) 500 veces. Si una de las acciones se caía de la muestra por una absorción, salida del mercado o liquidación, la cartera llegaría al “final de su vida”.
Las estadísticas de este experimento han quedado muy claras: la estrategia de comprar y mantener no genera ningún valor si se hace de forma aleatoria.
La cartera tuvo una vida de 41 meses y el ratio de información medio que mide el resultado relativo respecto del S&P 500 fue de cero, lo que indica que esta estrategia, de media, no añade ningún valor. El ratio de información medio fue de menos 0,18, lo que indica que la distribución tiende ligeramente a valores negativos.
En otras palabras, elegir acciones al azar y no hacer nada con ellas (como aconsejaba mi profesor de finanzas) es una estrategia muy mala.
La conclusión más interesante sobre la vida media de la cartera es que se confirma lo que Geoffrey West y su grupo del Instituto de Santa Fen hallaron al analizar las compañías que cotizan en bolsa. Se dieron cuenta de que la mitad de la vida está en 10 años, lo que viene a destacar las probabilidades de que sobreviva a largo plazo una compañía.
Por ejemplo, podríamos esperar que solamente sobreviva el 17,7% de nuestra muestra inicial hasta el día de hoy. Sin embargo, el número real es el 41,8% (pero es probable que las conclusiones del ISF estén condicionadas por lo que respecta al tamaño, puesto que la tasa de mortalidad es superior para las compañías de escasa capitalización que las compañías del S&P 500).
Si asumimos que Warren Buffet siempre ha elegido del S&P 500 y utilizando el valor de los segundos 25 años de vida, el porcentaje de compañías que se espera que hubieran sobrevivido a lo largo de sus 50 años de carrera sería el 17%.
Elegir acciones solo de este grupo de ganadoras es una extraña proeza, pero de algún modo, logró escoger solamente las acciones que han sobrevivido.
Su gusto por las marcas que resultan estables y predecibles para el consumidor está en gran medida en la base de este ratio, ya que siempre ha evitado los sectores con un capital intensivo y en cambio permanente por el desarrollo tecnológico.
La conclusión global es que la estrategia de comprar y mantener funciona con determinadas acciones individuales, pero a medida que vamos ampliando nuestra cartera a distintos valores, la estrategia resulta inferior a un reequilibrio sistemático.
Con acciones individuales, la estrategia de comprar y mantener requiere una habilidad extrema a la hora de elegir ganadores a largo plazo y en mi opinión, aquí es donde entra en juego la suerte.
Por último, los inversores que pretendan elegir acciones por sí mismos tienen ser activos, ya que la mitad de la vida de las compañías (su cartera superviviente) es un factor que tiene un peso muy importante en las carteras a largo plazo.