Los grandes beneficiados de la prohibición del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de las importaciones de petróleo iraní serán los saudís. Los más perjudicados podrían no ser los iraníes.
De China a la India, pasando por Estados Unidos, todo apunta a que los principales países importadores de petróleo van a pagar más en las próximas semanas y meses ya que Arabia Saudí y sus aliados de la OPEP se centran completamente en los ingresos en lugar de en asegurar que haya suficiente suministro de petróleo para todo el mundo.
Una tormenta perfecta para los consumidores
Lo que convierte esta situación en una tormenta perfecta para los consumidores es que los gestores querrán impulsar los precios del crudo hasta que haya —citando una página del manual de Arabia Saudí— suficiente evidencia del "reequilibrio del mercado". La diferencia, por supuesto, es que para cambiar el rumbo del mercado, la prueba requerida esta vez es que haya abundante flujo de petróleo otra vez, frente a la idea de la escasa oferta que los saudís estaban desesperados por crear hace pocos meses.
El crudo del West Texas Intermediate ha subido un 45% en los cuatro meses y medio de reducciones de la producción de Arabia Saudí y Rusia en el marco de su club ampliado al llamado grupo OPEP+, superando el 40% perdido durante el cuarto trimestre de 2018. El Brent, el punto de referencia mundial de petróleo, ha subido un 38% este año mientras que la gasolina de Estados Unidos ha subido aún más, un 61%.
Trump espera que los miembros del grupo OPEP+ reviertan rápidamente sus reducciones de producción, compensando las pérdidas de los barriles de Irán y otras fuentes como Venezuela y Libia.
Riad se ha abstenido de ofrecer tal garantía.
El presidente ha escrito en Twitter:
"Arabia Saudí y otros miembros de la OPEP compensarán más que con creces la brecha en el flujo de petróleo de nuestras sanciones ahora absolutas del petróleo iraní".
No hay un flujo libre de petróleo a los precios que quieren los consumidores
Arab News, mientras tanto, ha citado al ministro de energía saudí, Khalid al-Falih, afirmando que el Reino trabajará para asegurar la disponibilidad de abastecimiento de petróleo y que no se desequilibra el mercado tras el fin de las exenciones a las sanciones de Estados Unidos sobre Irán. Despojadas de sutilezas políticas, sus declaraciones vienen a decir que todo el petróleo que fluya en el mercado estará controlado por la OPEP, y ni será de flujo libre ni a los precios que a los consumidores les gustaría pagar.
Ellen R. Wald, analista del mercado petrolero y consultora de políticas energéticas, que también firma una columna semanal para Investing.com, ha dicho además en un tuit que Arabia Saudí "no va a doblegarse ante la OPEP comprometiéndose a un cierto número de barriles".
Scott Shelton, bróker de futuros energéticos de ICAP, en Durham, Carolina del Norte, aconseja cautela a los inversores ante un rally del petróleo que podría írseles de las manos ya que "muchos piensan que la capacidad excedente (de los saudís) es menor de lo que dicen" para incorporar al mercado los suficientes barriles para ganar el juego de percepción orquestado por los gestores de fondos.
El negocio de Irán podría no verse tan perjudicado como se pensaba
En cuanto a Irán, todo apunta a que la República Islámica continuará con su negocio de exportación de petróleo, con o sin la aprobación de Estados Unidos. En el primer semestre del año pasado, los iraníes operaron con cautela para asegurarse de que su petróleo llegaba a los clientes a pesar de las sanciones. En la segunda mitad del año, la propia Administración Trump le puso las cosas fáciles a Teherán concediendo exenciones a las sanciones.
Ahora que Washington ha puesto fin a esas exenciones, un total de ocho países —China, India, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Turquía, Italia y Grecia— han entrado en un limbo en cuanto a la seguridad del suministro de petróleo. El mayor de ellos —China— no está contento estando a merced de una OPEP cada vez más agresiva en cuanto a su petróleo.
Como señalaba el New York Times el lunes, los ocho países a los que Washington inicialmente concedió exenciones a las sanciones eran aliados de Estados Unidos en importantes cuestiones diplomáticas y de seguridad que no involucran a Irán. China era el más sensible del grupo, debido a los esfuerzos de Estados Unidos para sellar un acuerdo comercial con la segunda mayor economía del mundo.
China protesta enérgicamente contra la decisión de Trump; La India menos
La mitad de la exportación anual de Irán, estimada en 1 millón de barriles al día, se dirige a China. Pekín ha presionado con fuerza contra el objetivo de Washington de llevar las exportaciones de petróleo iraní a cero, declarando el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, que "China siempre se ha opuesto a las sanciones unilaterales de Estados Unidos".
Geng ha añadido:
"El Gobierno chino se compromete a proteger los derechos e intereses legítimos de las empresas chinas".
A diferencia de China, otros clientes de Irán como La India podrían optar por sufrir en silencio en lugar de criticar a Trump.
Amit Bhandari, del Consejo Indio de Relaciones Internacionales, ha dicho a la web de noticias rusa Sputnik:
"La India tiene otras opciones para comprar petróleo. La India importa cerca de 4 millones de barriles al día y menos del 10% proviene de Irán. No es que vayamos a pagar un precio más alto por este 10%. En cambio, la subida del precio del crudo se aplicará sobre el total de nuestras importaciones de petróleo”.
El presidente de Estados Unidos probablemente se encuentre también con la crítica de los estadounidenses
Pero en su propio hogar, Trump podría verse perjudicado por los altos precios del petróleo y el combustible pues los estadounidenses lo notarán en los surtidores, los mismos estadounidenses que tienen que decidir si lo reeligen o no el próximo año.
Durante décadas, Riad y Washington han tenido un historial de cooperación a la hora de frenar el ascenso de Irán como potencia en Oriente Próximo. También tienen sus propias motivaciones.
Los saudís llevan décadas de enemistad con un país que irónicamente se considera uno de los miembros más importantes del cártel de la OPEP.
Para Trump, esto va a ser parte de su misión de castigar al régimen de Rouhani, al que acusa de horribles actos y maldades y de recibir un trato inmerecido de su predecesor Barack Obama para exportar su petróleo a cambio de lo que él considera unas limitaciones demasiado liberales de su programa nuclear.
Pero puede que nada de esto sea tan importante para Trump como tener contentos a sus electores manteniendo bajos los precios del petróleo —y ésa es una victoria que por ahora no puede apuntarse.