Hace unos meses escribimos un artículo sobre lo que los inversores podríamos aprender de los cirujanos. En aquél caso hablábamos sobre todo de establecer procesos y respetarlos.
Hoy nos vamos a fijar en los hombres del tiempo y cómo su trabajo tiene algo que ver con el de los inversores. En el primer caso tratan de predecir el tiempo, en el segundo tratan de predecir el valor de los activos objeto de inversión.
Las empresas valen en teoría lo que son capaces de generar a futuro, flujos traídos a valor presente. Lo complicado es saber cuáles son esos flujos. Más bien lo imposible. Ya hablamos algo de esto en el artículo sobre los DCF, y ya dijimos que la verdadera ventaja de los mismos era la posibilidad que brindan para conocer las tripas del negocio y el sector. El precio o valor que resulta es otro cantar. Pat Dorsey también menciona esta aproximación en la reciente entrevista que mantuvo con Patrick O´Shaughnessy. en el podcast Invest Like The Best y que recogimos en uno de nuestros artículos.
Para intentar averiguar cuáles van a ser esos flujos partimos normalmente de la situación actual y de cómo se ha comportado en el pasado. A partir de ahí planteamos hipótesis sobre cómo va a evolucionar la compañía y lo que su actividad terminará produciendo.
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con los meteorólogos?¿Dónde está la similitud?
Hablemos primero del 'efecto mariposa', que es lo que vulgarmente se ha conocido como la posibilidad de que un aleteo de mariposa en un extremo del mundo pueda terminar ocasionando un tornado en el otro extremo. Es la idea de que las pequeñas cosas pueden tener impactos no lineales en los sistemas complejos. Si las condiciones iniciales no pueden ser conocidas con exactitud, es decir son inestables, resulta imposible predecir la siguiente secuencia de acciones.
¿Es por tanto el Butterfly Effect un concepto asimilable a lo que ocurre con los descuentos de flujos? El compounding effect es prácticamente el mismo, tiene una base similar. Si partimos de la base cierta de que una empresa (y su ecosistema) es un sistema complejo, entonces el efecto mariposa aplica completamente. Un pequeño cambio en el presente puede tener un efecto espectacular en el futuro; un pequeño cambio de las condiciones iniciales puede servir de catalizador para un cambio radical en el futuro.
“DCF to us is sort of like Hubble telescope – you turn it fraction of inch & you’re in different galaxy”. Third Ave. CIO & PM, Curtis Jensen
Más allá incluso, las propias empresas en el desarrollo de sus negocios incluyen como parte de sus estrategias el efecto mariposa para producir efectos significativos en el mercado de competencia. Tener todo esto en cuenta con información incompleta (la que dispone el inversor) es absolutamente imposible. Las posibilidades de acertar cómo todos esos elementos pueden llegar a conjugarse es excesivamente baja.
El Dr. Rajagopal nos explica (The Butterfly Effect in Competitive Markets) cómo, a su vez, el efecto mariposa se conecta con los negocios en general:
“Globalization and frequent shifts in consumer preferences toward products and services have accelerated chaos in the market due to the rush of firms, products, and business strategies. Chaos theory in markets addresses the behavior of strategic and dynamic moves of competing firms that are highly sensitive to existing market conditions triggering the butterfly effect”.
Cuando las condiciones iniciales son aproximaciones, la certeza del binomio causa-efecto se rompe, porque las consecuencias son constatables, pero las causas no es posible afirmarlas con seguridad.
Como dijo Edward Lorenz, meteorólogo y matemático al que se le atribuye la identificación del efecto mariposa como tal, respecto a la meteorología, el tiempo es imposible predecirlo con precisión. Pues lo mismo ocurre con los flujos de las empresas.
Adicionalmente, a toda esta complicación estructural del mercado y de los negocios hay que añadir la complejidad psicológica de sus actores, es decir de sus reacciones ante los diferentes eventos que están por ocurrir y cómo concuerdan o dejan de concordar con sus expectativas iniciales. Lo cual introduce la variable del comportamiento de los precios ante los eventos que se vayan produciendo, hayan sido, o no, estimados correctamente.
Si unimos todos estos factores, llegaríamos a la conclusión de que habría que poner los DCF en perspectiva, y por tanto el ejercicio de valoración (siguiendo esta metodología) en su conjunto. O al menos el peso específico que se da a sus resultados.
Claro que para cubrirnos tenemos el famoso margen de seguridad, que está bien, pero no deja de ser una afirmación, un seguro que resulta casi obligatorio imponernos ante nuestra propia certeza de que el ejercicio va a resultar erróneo.
Los hombres del tiempo ya lo han aprendido, y no hacen estimaciones más allá de 15 días (y aún así no aciertan…). ¡Nosotros nos atrevemos a hacerlas ad infinitum!
Insistimos, hagan el ejercicio, pero para conocer las variables de la empresa y el sector, como herramienta de conocimiento, no como fin en sí mismo.
De otra manera saldrán sin paraguas y volverán empapados.