¿Cuáles son los indicadores económicos adelantados más fiables para anticipar cambios en las tendencias de crecimiento económico?
En este artículo, vamos a revisar algunos de los más utilizados, y te daremos además los estudios empíricos que los avalan. En la segunda parte veremos también qué nos dicen estos indicadores sobre la actividad económica en EE. UU. en este momento, abril de 2023. El texto que viene a continuación es la transcripción del vídeo que acompaña a este artículo, por lo que si quieres prefieres escuchar este contenido y además acceder al apoyo gráfico que soporta sus conclusiones, puedes hacerlo pinchando en el link que aparece al final.
El inversor en bolsa no puede dejar de mirar al futuro. A mí me gusta decir que, en bolsa, el presente ya forma parte del pasado, por lo que no queda más alternativa que tener la mirada puesta en la siguiente noticia, el siguiente dato económico, o la próxima campaña de resultados, por poner algunos ejemplos.
Por ese motivo, los inversores que utilizan información de tipo macroeconómica en sus decisiones de inversión en algún momento de sus vidas se han planteado cuáles son los indicadores en los que se deben fijar para tener mayor éxito en sus inversiones.
La agenda económica está repleta de datos todos los días, y hacer un seguimiento de toda la información está al alcance de muy pocos. Requiere esfuerzo, tiempo y recursos para analizar la información de manera fiable. Por eso, para facilitarte el trabajo, vamos a hacer un repaso de los indicadores que, en nuestra opinión, mejor fiabilidad presentan según los estudios que hemos consultado, y que además te vamos a dejar como bibliografía de referencia en la descripción de este vídeo.
Vamos a fijarnos en encuestas como el Índice de Gestores de Compras, es decir, el índice PMI que seguro habrás visto en multitud de ocasiones, pero vamos a ver otros más, como las Ventas Minoristas, el Índice de Confianza del Consumidor, la curva de rendimientos y, por último, el Leading Economic Index que publica The Conference Board.
Seguro que conoces muchos de ellos, pero ¿sabes realmente cómo de fiables son? Pues ya que este vídeo va de anticiparse, te adelanto que según el artículo “Indicators of U.S. Economic Growth” de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, el PMI y el Leading Economic Index son dos de los indicadores más fiables a la hora de prever el crecimiento económico futuro, pero vamos a indagar ahora algo más sobre cada uno de ellos.
Además, sobre esta cuestión de la fiabilidad, debes tener en cuenta que no es igual de fiable un indicador individual que la combinación de todos ellos. Es bastante lógico, pero la falta de tiempo y de una sistemática en el análisis de la información macroeconómica puede hacernos basar nuestras decisiones en sólo uno o, como mucho, dos, lo que puede terminar siendo un error. Siempre será más seguro cuando una amplia mayoría de estos indicadores señalan un cambio significativo sobre una variable económica. Sin embargo, esa mayor seguridad tiene un coste, que no es otro que el tiempo de anticipación de la señal. En un mundo ideal, todos querríamos la máxima fiabilidad con la mayor anticipación, pero las cosas no son tan sencillas. Existe una relación inversa entre ambas variables. Cuanta más fiabilidad quieras, menos anticipada será la señal. Si quieres mayor anticipación, puede que la señal sea menos fiable. Hay un trade-off entre fiabilidad y tiempo de respuesta. Por ese motivo, te das cuenta de que probablemente la clave está en encontrar es equilibrio que te permita obtener una buena fiabilidad con una anticipación suficiente como para obtener un resultado positivo de tus decisiones de inversión.
Empecemos por el Índice de Gestores de Compra, es decir, el Purchasing Managers’ Index o PMI en sus siglas en inglés. Se elabora por la compañía IHS Markit, y se basa en encuestas a directivos de diferentes sectores de la economía y mide la actividad económica en el sector manufacturero y de servicios. Con carácter general, cuando el PMI es superior a 50 indica que la economía está creciendo, mientras que cuando cae por debajo de 50 la economía se está contrayendo. En particular, se les pregunta a estos directivos sobre la cantidad de bienes y servicios que su empresa está comprando, las entregas de proveedores, la producción y la demanda futura. Esa información después se compila y se normaliza para que oscile entre 0 y 100. Su fiabilidad como indicador adelantado de la evolución del crecimiento económico es alta, ya que los gestores de compras son los primeros en notar cualquier cambio en la demanda y en la producción de su empresa. Además, se puede utilizar como indicador de tendencia en la economía, lo que lo hace útil tanto para los inversores como para los encargados de formular políticas económicas. Muy relacionado con este indicador, aunque no es exactamente igual, está el ISM, un índice compilado por el Instituto de Gestión de Suministros de EE. UU. y que también se basa en una encuesta a gerentes de compras, como el PMI. Tiene algunas diferencias metodológicas, otorgando pesos distintos a los diversos factores evaluados en la encuesta, además de que el ISM es más específico para la economía americana, mientras que el PMI se utiliza para un conjunto de países más amplio.
Los estudios muestran que el PMI ha tenido una correlación alta en el pasado con el crecimiento económico, por lo que se considera que es un indicador útil para comprender la situación actual y las tendencias futuras, tal y como se deriva de estudios como el de la Reserva Federal de Filadelfia de 2009, que analizó la capacidad del PMI manufacturero para prever las recesiones en EE. UU. desde 1948 hasta 2008. Sus autores concluyeron que era un buen indicador adelantado y que una disminución del PMI por debajo de 50 se correlacionaba con una mayor probabilidad de recesión.
Ahora bien, no es el único estudio que concluyó algo parecido. En 2011, un estudio de la Universidad de Monash en Australia analizó la capacidad del PMI global para prever las tasas de crecimiento del PIB en 25 países durante el período entre 1999 y 2008. Los autores encontraron que era un indicador adelantado efectivo para la mayoría de los países, y que tenía una buena correlación con el crecimiento del PIB a corto y a largo plazo.
Incluso la Escuela de Negocios de la Universidad de Michigan en 2016 analizó la relación entre el PMI de Servicios y la evolución de la tasa de desempleo en EE. UU. durante el período de 1997 a 2016, concluyendo que era un buen indicador adelantado, y que podía utilizarse para prever cambios en el mercado laboral. La utilidad, por tanto, puede ir más allá del crecimiento económico.
Si me preguntas por el tiempo de antelación con el que es capaz de alertar de una posible recesión, me temo que no hay estudios concluyentes, ya que puede verse afectado por factores económicos y políticos que alarguen o acorten estos plazos. Lo que sí es importante destacar es que, además de una caída por debajo de 50, suele considerarse una señal temprana de un posible declive económico una caída significativa en el PMI. ¿Qué se entiende por una caída significativa? Aunque esta referencia puede cambiar de unos países a otros, se considera significativa una caída mayor a 2 puntos respecto del mes anterior. No obstante, deben tenerse en cuenta otros factores como el tiempo que la disminución se mantiene y si esta se encuentra por debajo del nivel de 50 puntos.
Pasemos ahora a las Ventas Minoristas. Su importancia radica en que son un buen indicador de la demanda de los consumidores y, por lo tanto, de la fortaleza de la economía. No olvides que, aunque los clientes de una empresa sean otras empresas, y que a su vez vendan sus productos o servicios a otras empresas, en el último eslabón de la cadena estamos los consumidores como tú y como. En definitiva, somos nosotros los que soportamos en último término el crecimiento de la economía.
Las ventas minoristas son un indicador fiable del nivel de actividad económica en un país porque, en general, los consumidores tienen a ajustar sus gastos en función de su situación financiera y de la situación económica en general. Cuando la confianza es alta y la economía fuerte, es más probable que los consumidores gasten más en bienes y servicios, lo que se reflejará en un aumento de las ventas minoristas. Por el contrario, cuando la confianza cae y la economía está más débil, es probable que los consumidores reduzcan sus gastos y esto se refleje en una disminución de las ventas minoristas.
Su fiabilidad está respaldada por múltiples estudios académicos y estudios empíricos. Por ejemplo, un artículo publicado en 2004 en el Journal of Money, Credit and Banking, titulado “The Predictive Power of the Index of Leading Economic Indicators”, encontró que las ventas minoristas son uno de los componentes más fiables del Leading Economic Index de Conference Board, uno de los indicadores que veremos más adelante.
Otro estudio realizado por la Reserva Federal de San Francisco en 2010, titulado “The Predictive Power of the Consumer Confidence Index and Consumer Spending”, encontró que las ventas minoristas podían predecir la actividad económica con una anticipación de aproximadamente 3 meses.
Sin embargo, hay que saber que en ocasiones, puede haber discrepancias entre este indicador y el crecimiento económico real, ya que puede verse afectado por factores temporales o estacionales que desvirtúen en determinados momentos su lectura. Por ese motivo, su combinación con otros indicadores adelantados es fundamental para evitar sorpresas desagradables.
Muy relacionado con las Ventas Minoristas tenemos al Índice de Confianza del Consumidor (ICC), que trata de medir la percepción del consumidor sobre la economía. Decimos que está relacionado porque el sentimiento del consumidor influye en sus decisiones de gasto y, por tanto, en el crecimiento económico.
Hay dos grandes organizaciones que calculan estos indicadores: The Conference Board y la Universidad de Michigan. Fíjate que fue en 1940 cuando el Profesor George Katona del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan puso en marcha esta iniciativa. Estas organizaciones utilizan encuestas para recopilar datos sobre la opinión de los consumidores sobre la economía, el empleo y las finanzas personales. A partir de esa información, se calcula el índice de confianza del consumidor, que tiene la particularidad, comparado con otros indicadores, de que no están normalizados, es decir, que no oscilan entre un valor máximo y mínimo, sino que se tratan de series de números índice con base 100 en 1985, en el caso de The Conference Board, y de 1966 en el de la Universidad de Michigan.
Existen diferencias en la forma de calcular este Índice entre ambas organizaciones, y radican en la metodología utilizada por cada una de ellas para recopilar y calcular los datos. Por ejemplo, las preguntas que incluyen en sus encuestas son diferentes. El índice elaborado por The Conference Board se basa en preguntas sobre la situación actual y futura del empleo, los ingresos y los negocios, mientras que el de la Universidad de Michigan se basa en la situación actual y futura de la economía en general y la situación financiera personal de los encuestados. Además, la periodicidad no es la misma. Mientras The Conference Board publica mensualmente estos datos, el Indicador de Confianza del Consumidor de la Universidad de Michigan se publica quincenalmente, ya que a mediados de mes comparten los datos preliminares que son confirmados a final de mes.
En cuanto a su fiabilidad, aunque hay cierta controversia, algunos estudios como el de The Conference Board dicen que este indicador tiene una correlación significativa con la evolución de la economía.
Suele proporcionar una señal con varios meses de adelanto de una potencial recesión, ya que suele disminuir antes de manera significativa, y se considera un indicador útil para prever cambios en las tendencias económicas a corto plazo.
Entre los estudios que avalan estas conclusiones tenemos “The Usefulness of Consumer Confidence Indexes in the United States” de Zarnowitz V. y Molodtsova T., publicado en Journal of Business Cycle Measurement and Analysis de 2010, o “Consumer Confidence and Macroeconomic Forecasts” de Döpke J. y Pierdzioch C., publicado en 2002 en Journal of Forecasting.
Tenemos después las curvas de rendimientos. Y sí, también es una herramienta fiable para anticipar cambios en las fases del ciclo de crecimiento económico. Cuando hablamos de la curva de rendimientos, nos referimos a la relación, en el caso del ejemplo que estás viendo, entre los rendimientos de los títulos del Tesoro de Estados Unidos con diferentes vencimientos.
Con carácter general, en una economía en crecimiento, la curva de rendimiento suele presentar una pendiente positiva, es decir, que los bonos con plazos de vencimiento más largos, como puede ser 10 años o 20 años, ofrecen rendimientos más altos que los bonos con plazos de vencimiento más cortos. La explicación del porqué la encontramos, entre otros motivos, en el riesgo de inflación y el riesgo de incumplimiento, y es que los inversores que quieran invertir en bonos con vencimientos más alejados en el tiempo exigirán una prima que compense estos riesgos. Piensa que, en una economía en plena fase de crecimiento y, por tanto, con condiciones económicas favorables, parece poco probable que pueda dejar de pagar sus obligaciones de pago de intereses y devolución del principal a los inversores en deuda, mientras que, en el futuro, mucho más incierto, quién sabe lo que puede ocurrir. Cuanto más nos alejamos en el tiempo, es decir, cuanto mayor es el vencimiento, mayor será la prima que exigirán los inversores para colocar su dinero en esos productos porque mayor es la incertidumbre. Sin embargo, cuando la economía se encuentra en pleno proceso de deterioro, suele ocurrir que la pendiente de la curva de rendimientos se hace negativa, es decir, que los rendimientos de la deuda a corto plazo son mayores que la de los vencimientos más largos. En estos casos es cuando decimos que la curva de rendimientos se ha invertido. ¿Cuál es la explicación? Suele producirse cuando los inversores, que como decíamos al principio, siempre están pensando en el futuro, esperan una disminución en las tasas de interés en el futuro cercano, disminución que podría producirse en respuesta a una posible recesión económica. Por ese motivo, cuando la curva de rendimientos presenta una pendiente negativa suele tomarse como una señal temprana de una posible recesión.
Pues bien, algunos estudios han encontrado que la curva de rendimientos tiene una precisión para anticipar recesiones en el futuro de aproximadamente el 90% en el caso de la economía americana. Uno de los estudios más conocidos fue el que realizó en 1986 Harvey Campbell, que encontró que cada recesión en EE. UU. desde 1950 vino precedida por una inversión de la curva de rendimientos durante, al menos, un trimestre de duración. Midió también la antelación con la que se producía la inversión de la curva, que se encontraba alrededor de un año antes del inicio oficial de la recesión, y estimó que la probabilidad de que ocurriera una recesión en los 12 meses siguientes a la inversión de la curva de rendimientos era del 30%, y que este porcentaje aumentaba progresivamente a medida que pasaba el tiempo.
Posteriormente, le siguieron otros estudios que realizaron análisis similares, y que obtuvieron resultados también similares. La belleza de este indicador es que no requiere de cálculos complejos, ni de fórmulas imposibles, sino una simple resta al alcance de cualquiera, por lo que la facilidad para replicar estos estudios hizo que se popularizase rápidamente. La propia Reserva Federal de Nueva York en 2006 utilizó la inversión de la curva de rendimientos de los bonos del tesoro de EE. UU. a 10 años y a 3 meses para predecir las recesiones desde 1951 y encontró que, durante ese período, habría predicho con éxito el 90% de las recesiones. En un artículo posterior de 2019, la Reserva Federal de Nueva York concluyó en su estudio "The Yield Curve as a Predictor of U.S. Recessions", de Arturo Estrella y Frederic S. Mishkin, que el spread 10 años 3 meses había precedido a todas las recesiones económicas desde 1950 con una anticipación media de 14 meses.
El Fondo Monetario Internacional también ha publicado estudios a este respecto. En particular, en 2018 publicó el trabajo "The predictive power of the yield curve", de Nico Valckx y Mirko Abbritti, en el que decía que “(…) una inversión de la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años y a 2 años es una señal sólida de que una recesión está en el horizonte”.
A la vista de éstos y otros estudios consultados, puede decirse que la inversión de la curva de rendimientos es un indicador fiable de una recesión en el corto plazo, con una anticipación media de alrededor de 10 a 14 meses, dependiendo de la medida utilizada.
Terminamos con uno de los considerados más fiables, como anticipábamos al inicio del vídeo, el Leading Economic Index de The Conference Board. Como ves, hemos nombrado en multitud de ocasiones a The Conference Board, y es que es una institución muy influente en el ámbito económico. Se trata de una organización privada, independiente, ya que no recibe fondos gubernamentales, y que se financia, fundamentalmente, a través de las cuotas de sus miembros, y la venta de sus publicaciones, y entre sus principales actividades se encuentran la elaboración de índices económicos y empresariales como el Índice de Confianza del Consumidor de Estados Unidos o el Leading Economic Index, pero no son los únicos.
Aunque hablamos del Leading Economic Index, en realidad se trata de la combinación de diez indicadores adelantados como son el promedio de horas de fabricación, el promedio de solicitudes de desempleo, los pedidos nuevos de fábrica, el tiempo medio de suministro, los nuevos pedidos de fábrica, las solicitudes de permisos de construcción, el índice S&P500, el diferencial de tipos de interés y la expectativa de los consumidores. Al tratarse de un indicador que combina algunos de los indicadores adelantados que hemos visto anterior, suele tener un seguimiento muy amplio entre analistas e inversores macro. Sus creadores dicen que busca anticipar cambios en la tendencia económica con una antelación de entre 6 y 9 meses, y lo interesante es que, además de elaborarlo para la economía estadounidense, The Conference Board calcula sus indicadores para una larga lista de países.
Hay varios estudios que indican que el Leading Economic Index tiene una correlación significativa con el PIB americano, y que funciona de manera eficiente a la hora de señalar con antelación suficiente tanto los picos como los valles en la actividad económica futura.
Según los autores de este índice, los criterios que deben cumplirse para predecir de manera eficiente una recesión son que el índice de Difusión caiga por debajo de 50, es decir, que más del 50% de los componentes del índice estén debilitándose, y que la variación del Leading Economic Index en los últimos 6 meses represente una caída superior al 4%. Es la conocida como regla de las 3D.
Llegados a este punto, la pregunta que nos hacemos es: ¿qué nos están diciendo hoy, en abril de 2023, estos indicadores?
Comencemos por el PMI. Como decía el estudio de la Reserva Federal de Filadelfia de 2009, lecturas inferiores a 50 en el PMI Manufacturero guardaban una alta correlación con futuras recesiones. En este sentido, lo que se observa que, desde que en noviembre de 2022 cayera más de dos puntos en un solo mes, llevamos 5 meses seguidos de lecturas que indican una contracción de la economía americana. Si leemos lo que nos dice el propio Markit, nos encontramos con que: “El PMI manufacturero global de EE.UU. se situó en 49,2 en marzo de 2023, por encima del 47,3 de febrero”. Leyendo el detalle de la encuesta realizada por Markit, veremos que observan una menor presión de inflación de costes, por un lado, y una reducción de la actividad económica, por otro, que deriva en la confianza empresarial más baja de los últimos tres meses.
Además, en estadísticas relacionadas con el PMI Manufacturero, nos encontramos con que los pedidos de fábrica han continuado cayendo, aunque de forma más moderada, que la producción ha pasado a terreno negativo, y que indicadores regionales como son el Índice de la Actividad Manufacturera de la Fed de Dallas, el de Philadelphia o el Índice Empire Estate de Nueva York muestran una severa contracción. Únicamente es el índice de la Fed de Kansas el que se mantiene en terreno positivo. Si observamos el grado de la caída experimentada por la actividad en el estado de Texas, veremos que desde mayo de 2022 se encuentra en contracción. Si hacemos lo mismo con el Índice Empire Estate de Nueva York, para el que tenemos histórico desde 2002, veremos que los niveles alcanzados sólo fueron superados en la crisis del 2008 y durante los peores momentos de la pandemia por el COVID-19. Si finalmente nos fijamos en Philadelphia, para los que tenemos un histórico más amplio, ya que se remonta hasta la década de los sesenta del siglo pasado, comprobaremos que la caída experimentada sólo se ha alcanzado y superado en las últimas 8 recesiones. Estamos, por tanto, ante caídas propias de un contexto claramente contractivo de la economía que podría derivar en una recesión económica.
Como conclusión general, podemos resumirlo diciendo que la contracción de la actividad manufacturera lleva con nosotros de media cinco meses, aunque también apareen signos de recuperación en algunas regiones, lo que podría dar pie a cierto optimismo de cara a los próximos meses si finalmente se confirmase una vuelta a terreno expansivo. Tenemos, por tanto, una lectura mixta.
Desde el punto de vista de las Ventas Minoristas, decíamos que es el indicador menos adelantado, ya que los estudios hablaban de un tiempo de anticipación de unos 3 meses. Pues bien, en febrero de 2023 este indicador cayó un 0,4% respecto del mes anterior, por encima de la estimación del 0,3% del conjunto de analistas. Si nos fijamos en su variación interanual, veremos que siguen mostrando un ritmo históricamente elevado, si bien el proceso de deterioro una vez eliminado el efecto base producido por la recuperación tras la pandemia por el COVID19 es evidente. En ese sentido, la lectura de este indicador sigue siendo positivo y por el momento se mantiene alejado de las variaciones negativas experimentadas en 2020 y durante la Gran Crisis Financiera de 2008, por lo que, a la vista de este indicador, no podríamos decir que la potencial recesión fuera inminente.
Por lo que respecta al Índice de Confianza del Consumidor, el indicador de la Universidad de Michigan experimentó una caída en marzo de cinco puntos, pasando de 67 a 62, siendo la primera caída en cuatro meses ya que, como indican los autores de la encuesta, “los consumidores cada vez más esperan una recesión”. Los cinco componentes del índice experimentados caídas como resultado de un notable debilitamiento de las condiciones empresariales a un año. En el caso del Índice de Confianza del Consumidor de la Universidad de Michigan, al no tratarse de un índice normalizado, debemos analizarlo en base a las variaciones intermensuales o interanuales de este indicador, ya que antes de las recesiones económicas, este indicador suele experimentar caídas bruscas, como ocurrió en 2008, en el 2001, o en 1991. Lo más interesante de la evolución de este indicador es que tras la crisis de 2020, y a pesar de la expansión económica experimentada por la economía americana, no sólo no ha llegado a superar los valores anteriores a la pandemia, sino que ha llegado a deteriorarse en junio de 2022 hasta alcanzar un valor de 50, el mínimo absoluto desde el inicio de la serie que se remota a noviembre de 1952. Algo parecido sucede con el Índice de Expectativas del Consumidor, que ha llegado a alcanzar niveles sólo vistos en 1981.
En el caso del Índice de Confianza del Consumidor de The Conference Board, vemos que, en el mes de marzo de 2023, ha mejorado ligeramente hasta 104,2 desde 103,4 del mes de febrero. Como se dice en la nota de prensa, "(…) impulsada por un repunte de las expectativas, la confianza de los consumidores mejoró algo en marzo, pero sigue por debajo del nivel medio observado en 2022 (104,5). El aumento refleja una mejora de las perspectivas de los consumidores menores de 55 años y de los hogares con ingresos iguales o superiores a 50.000 dólares". Continúa después diciendo que: "aunque los consumidores se sienten un poco más confiados sobre lo que está por venir, son ligeramente menos optimistas sobre el panorama actual. El porcentaje de consumidores que afirman que el empleo es "abundante" ha descendido, mientras que el porcentaje de los que afirman que el empleo "no es tan abundante" ha aumentado. Los últimos resultados también revelan que sus expectativas de inflación para los próximos 12 meses siguen siendo elevadas, situándose en el 6,3%”.
Este índice se descompone en dos subíndices. Por un lado, el relativo a la Situación Presente, y el de Expectativas para los próximos 6 meses. El primero de ellos, los encuestados consideran que las condiciones empresariales y el mercado laboral han empeorado, sin embargo, sus expectativas a corto plazo mejoran, lo que ha provocado que el Índice de Expectativas pase de 70,4 en febrero a 73 en marzo. Sin embargo, The Conference Board recuerda que, en 12 de los últimos 13 meses, es decir, desde febrero de 2022, el Índice de Expectativas se encuentra por debajo de 80, el nivel que habitualmente alerta de recesión en los siguientes 12 meses.
En resumen, podríamos decir que los Índices de Confianza del Consumidor de ambas organizaciones dan lecturas poco optimistas para la economía. Si además tenemos en cuenta que el Índice de Expectativas cayó por debajo de 80 en febrero de 2022, desde febrero de 2023 estaríamos en lo que podríamos denominar “período de descuento” ante una próxima recesión.
Seguimos ahora con la curva de rendimientos y, dado que es el indicador más conocido, vamos a ir mucho más rápido. Los estudios que mencionábamos antes concluían que la inversión de la curva había tenido una fiabilidad alta en la predicción de recesiones. ¿Qué nos dice la curva de rendimientos actual? Pues que tenemos una inversión de la curva del 82%, y que hace un año, es decir, en abril de 2022, esta inversión era tan sólo del 15%. Por si quieres calcular por ti mismo estos porcentajes de inversión, la manera más correcta es comparar todas las combinaciones posibles entre vencimientos. La pregunta que podemos hacernos es, ¿y desde cuándo se han invertido las curvas en este ciclo económico? En el gráfico adjunto podemos dos de los spreads más utilizados, y a los que hacían referencia los estudios que mencionábamos anteriormente. Verás que el spread 10 años 2 años pasó a negativo, es decir, el rendimiento de las Notas a dos años pasó a ser mayor que el del 10 años en la semana del 10 de julio de 2022. Vamos camino de 9 meses seguidos de inversión de la curva, uno de los períodos más largos y, sobre todo, en el que se han alcanzado diferenciales negativos muy abultados, muy superiores a los de ciclos anteriores. Si nos fijamos en el spread 10 años 3 meses, verás que tardó más en invertirse, de hecho, no sucedió hasta la semana del 30 de octubre. En otras palabras, este spread lleva más de cinco meses con diferenciales negativos. Si aplicamos la anticipación media de entre 10 y 14 meses a la que hacíamos referencia anteriormente, veremos que desde la semana del 8 de mayo hasta el 31 de enero de 2024 se abriría la ventana de una posible recesión en EE. UU.
No sólo eso. Los modelos de probabilidad de recesión de la Reserva Federal de Nueva York y de Cleveland, que se basan precisamente en la curva de rendimientos, alertan de un riesgo de recesión en enero de 2024 del 57,1% y del 63,9%, respectivamente. Además, en el caso de la Fed de Cleveland, en su revisión a 30 de marzo, estima que la contracción del PIB en febrero de 2024 podría ser del 2,21%.
Terminamos de nuevo con el Leading Economic Index. Vemos en el último comunicado del 17 de marzo de The Conference Board que este indicador adelantado volvió a caer un 0,3% en febrero, lo que supone una caída acumulada del 3,6% entre agosto de 2022 y febrero de 2023. Se trata del decimoprimer mes consecutivo de caídas, y donde sólo dos de los 10 subíndices que lo componen obtuvieron lecturas positivas. En la nota se dice literalmente: “Aunque la tasa de caída intermensual en el Leading Economic Index se ha moderado en los últimos meses, aún apunta a un riesgo de recesión en la economía americana (…). En resumen, The Conference Board predice que unas subidas de tipos de interés acompañadas de una caída del gasto de los consumidores empujarán muy probablemente a la economía americana a una recesión en el corto plazo”. Como no podemos expresarlo mejor que el propio The Conference Board, leemos a continuación la explicación al gráfico que presentamos. Dice así: “El gráfico ilustra la llamada regla de las 3D, que es una regla empírica fiable para interpretar la duración, la profundidad y la difusión (las 3D) de un movimiento a la baja en el LEI. La duración se refiere a la duración de un descenso del índice, y la profundidad denota la magnitud del descenso. La duración y la profundidad se miden por la tasa de variación del índice en los últimos seis meses. La difusión es una medida del alcance del descenso (es decir, el índice de difusión del LEI oscila entre 0 y 100, y las cifras inferiores a 50 indican que la mayoría de los componentes se están debilitando). La regla de las 3D indica la inminencia de una recesión 1) cuando el índice de difusión cae por debajo del umbral de 50 (línea negra discontinua en el gráfico) y 2) cuando el descenso del índice en los últimos seis meses cae por debajo del umbral del -4,2%. La línea de puntos rojos se traza en el valor del umbral (medido por la mediana, -4,2%) en los meses en que se cumplen simultáneamente ambos criterios. Así pues, los puntos rojos señalan una recesión”.
En definitiva, el Leading Economic Index señala recesión con una antelación de entre 7 y 12 meses, por lo que desde el mes de marzo habríamos entrado en ese período de descuento hasta una potencial recesión.
Repasando todo lo anterior, vemos que la contracción de la actividad manufacturera ha sido severa en EE. UU. desde el 2022, habiéndose alcanzado niveles sólo vistos en momentos de recesión en el pasado. Sin embargo, la mejora en la lectura del mes de marzo da pie a cierto optimismo. Las Ventas Minoristas continúan dando lecturas positivas y todavía no alertan de un deterioro propio de una recesión inminente. Por otro lado, el Índice de Confianza del Consumidor de la Universidad de Michigan se ha deteriorado a niveles no vistos desde 1979, y el Subíndice de Expectativas de The Conference Board alertaría de un riesgo creciente de recesión a partir de febrero de 2023, igual que el Leading Economic Index y la inversión de la curva de rendimiento. En definitiva, de los cinco indicadores adelantados que hemos analizado, tres de ellos indican un alto riesgo de recesión, uno de ellos lecturas mixtas como es la Actividad Manufacturera, y sólo uno de ellos, las Ventas Minoristas es el que muestra mayor fortaleza. En cuanto a las ventanas teóricas para el inicio de esa recesión, cada uno de los indicadores arroja estimaciones distintas que van desde febrero de 2023 hasta enero de 2024. Siendo rigurosos, esas estimaciones temporales tienen una validez muy cuestionable, ya que se realizan usando el tiempo medio de anticipación en ciclos anteriores. No tienen en cuenta, por tanto, la variabilidad de unos ciclos a otros ni, por supuesto, otros factores que distinguen a este ciclo económico de los anteriores. Por ese motivo, deben tomarse cuando menos con pinzas, y no como una verdad revelada, porque no lo es, aunque escuchando el tono de algunos analistas en ocasiones lo pueda parecer.
No hemos querido entrar en otros indicadores tipo NowCasting como el de la Reserva Federal de Atlanta, ni en la relación de estos y otros indicadores con otras variables económicas como la inflación o el empleo.
Eso sí, esperamos que el contenido de este artículo te haya parecido interesante, que te despierte el interés por seguir investigando y aprender más sobre esta materia y que te sea útil en tus decisiones de inversión.
Por nuestra parte, no nos queda nada más que desearte una…
¡Buena semana y buenas inversiones!