Las exportaciones e importaciones de China crecieron más que lo previsto en abril, ofreciendo la posibilidad de una mejor perspectiva para la segunda mayor economía del mundo, pero las cifras no lograron poner fin al escepticismo de que las maniobras financieras de los exportadores y la entrada de capitales especulativos ocultan la debilidad en la demanda real.
Las exportaciones de China aumentaron un 14,7 por ciento en abril, mientras que las importaciones crecieron un 16,8 por ciento, dejando al país con un superávit comercial de 18.160 millones de dólares en el mes, dijo el miércoles la Administración de Aduanas.
Esto se compara con las expectativas del mercado de un aumento de un 10,3 por ciento de las exportaciones, un alza del 13,9 por ciento en las importaciones y un superávit comercial de 15.100 millones de dólares.
Respecto al mes anterior, las exportaciones subieron un 2,7 por ciento, mientras las importaciones cayeron un 7,7 por ciento.
Los datos sobre las exportaciones chinas en los últimos meses han parecido apuntar a una reactivación gradual de la demanda externa, aunque algunos analistas sospechan que los exportadores pueden haber exagerado sus negocios para ingresar a escondidas fondos en el país y evitar las restricciones de capital.
“No tengo la convicción sólida de si los datos reflejan la realidad. Nos concentraremos en los datos de las actividades del próximo lunes”, dijo Zhang Zhiwei, economista jefe para China de Nomura en Hong Kong.
“La SAFE de China recientemente lanzó nuevas reglas para acabar con la entrada de capitales disfrazados de pagos comerciales. Soy suspicaz acerca de los datos comerciales”, dijo Zhang, refiriéndose a la Administración Estatal de Divisas (SAFE, por su sigla en inglés).
El regulador publicó nuevas reglas del domingo para acabar con los flujos de dinero caliente disfrazados de pagos comerciales.
Una estimación de Reuters de los flujos de dinero caliente en base a datos oficiales indican que 181.000 millones de dólares en dinero especulativo entraron en China en el primer trimestre, impulsados en parte por la política monetaria laxa de Estados Unidos y Europa.