Las elecciones presidenciales de Francia, que tendrán lugar el próximo domingo, mantienen en vilo a los mercados.
En los últimos días, las encuestas de opinión muestran que ya no hay dos candidatos con posibilidades de llegar a la segunda vuelta, sino cuatro, con propuestas radicalmente diferentes. A los efectos de las divisas, la mayor preocupación está puesta en una probable victoria de Marine Le Pen, que ya ha prometido retirar a Francia de la Eurozona, lo cual sería condenatorio para el euro, y tendría consecuencias imprevisibles no solo para la moneda única, sino también para el resto de las divisas líderes.
Como si esta situación no fuera suficiente, la escalada de amenazas bélicas entre Estados Unidos y Corea del Norte por un lado y con Siria por otro, también es fuente de preocupación en todas las latitudes. Prueba de ello es que, como es habitual en estos casos, el yen y el oro se benefician de esta incertidumbre, por lo que se deduce que si de las amenazas se pasa a los hechos, ambos activos se dispararán al alza.
De todas formas, la apertura semanal fue tranquila, y si bien el festivo en gran parte de Europa le quita volumen a los mercados, la prueba que suponía la sesión asiática no ofreció sorpresas.
Los buenos datos de crecimiento de China parecen haber pesado más en el ánimo que los conflictos entre los países mencionados, y ni siquiera el petróleo se ha disparado, como podría esperarse en una circunstancia como esta. Recién el martes podrá evaluarse el real efecto de lo que está pasando.
La semana tendrá como fuerte atractivo el Libro Beige de la Fed, que suele dar pistas de lo que el FOMC puede decidir dentro de algo más de dos semanas en materia de política monetaria. No se esperan, por ahora, aumentos de tipos de interés, más aún cuando desde el viernes se sabe que las ventas minoristas y la inflación no han crecido en marzo como se esperaba.
El lunes, salvo alguna noticia que ponga en juego el débil equilibrio en Lejano Oriente, no esperamos movimientos importantes en las divisas principales. Como cada inicio de semana, los mercados se reacomodan, y solo la apertura de Wall Street podría traer alguna novedad, pero muy moderada.
El dólar parece ceder fuerza ante el euro, la libra y el yen, sobre todo frente a este último, por los motivos antes expuestos. En el caso de la divisa única, deberá superar 1,0675/80, lejano al precio actual, para consolidar una tendencia alcista de corto plazo. En cuanto a la libra Esterlina, hemos dicho varias veces en este espacio que esperamos una recuperación de la misma que ya comienza a verse, con las correcciones lógicas. Su destino de medio plazo aparece en 1,30.