De los 46.600 millones de dólares administrados profesionalmente en Estados Unidos en este momento, el Foro para la Inversión Sostenible y Responsable estima que alrededor de 12.000 millones de dólares, o el 26%, incorporan criterios ambientales, sociales y de buen gobierno empresarial (ESG) en la elección de vehículos de inversión. Aunque los nuevos ETF que rastrean inversiones sostenibles y responsables (SRI) han florecido el año pasado, y algunos han visto que los flujos de efectivo se han duplicado y triplicado, ¿podrán las SRI igualar el rendimiento ofrecido por las inversiones convencionales no restringidas?
La inversión socialmente responsable, para aquéllos que no estén familiarizados con el concepto, tiene en cuenta no sólo el rendimiento financiero potencial de una inversión, sino también su impacto social. Algunos fondos, como el Ariel Appreciation Fund Investor Class (CAAPX), se centran en la detección negativa. Otros, como el Calvert International Opportunities Fund Class A (CIOAX), tienen como objetivo invertir en empresas con un efecto positivo percibido en la sociedad. La mayoría de los fondos, sin embargo, hacen pruebas de detección negativas y positivas.
El cribado negativo generalmente significa que los gestores de fondos evitan las empresas cuyas acciones se denominan a veces "acciones pecaminosas", proveedores de alcohol, tabaco, juegos de azar y armas, por ejemplo. También se rechazan las empresas que puedan haber estado involucradas con algún tipo de corrupción gubernamental. Por el contrario, la inversión positiva busca empresas con buenos historiales en materia de derechos humanos, protección del medio ambiente y/o empleadores de igualdad de oportunidades.
El fondo con el perfil global más alto que incorpora criterios ESG es el Fondo de Riqueza Noruego de Escandinavia, que es un fondo de pensiones propiedad del Gobierno que tiene un valor estimado de más de 1.000 millones de dólares. En realidad se trata de dos fondos distintos, uno denominado "el fondo petrolero", que invierte los ingresos excedentes del sector petrolero del país, y un segundo fondo de riqueza soberano más pequeño, el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega, que invierte en acciones que cotizan en la Bolsa de Oslo.
El fondo, que no está disponible en Estados Unidos, se centra en los derechos humanos, el cambio climático y la transparencia, y tiene empresas incluidas en listas negras como Boeing (NYSE:BA), British American Tobacco (LON:LON:BATS), y otras 150 empresas declaradas inmorales por el Consejo Noruego de Ética. En los últimos cinco años, las inversiones de capital del Fondo de Riqueza Noruego han tenido un rendimiento inferior al mercado global, como se muestra en el índice FTSE Global All Cap. Aunque el índice proporcionó una rentabilidad del 39,6% en el periodo 2014-2018, el Fondo Noruego sólo devolvió el 31,6%.
Sin embargo, la inversión de ESG no se limita a los Gobiernos. Los emisores de ETF han creado una serie de vehículos disponibles para inversores minoristas e institucionales. El Parnassus Core Equity Fund (PRBLX), que está disponible por separado para inversores minoristas e institucionales (PRILX), gestiona 17.000 millones de dólares en activos.
Sus tres principales participaciones son en Microsoft (NASDAQ:MSFT), Disney (NYSE:DIS) y Linde, una compañía química irlandesa conocida por su adhesión a los principios de SRI. En los últimos diez años, este fondo ha devuelto un 407%, frente al 426% de su índice de referencia, el Russell 1000.
La discrepancia del 19% observada arriba en el transcurso de una década no se puede considerar un bajísimo rendimiento, por supuesto. Como tampoco la diferencia entre el rendimiento de Parnassus y el índice FTSE, aunque algunos podrían argumentar que, salir perdiendo con unas ganancias del 19% o incluso del 9% cada pocos años, eventualmente podría equivaler a un beneficio considerable.
Del mismo modo, el fondo Large Cap Core Responsible Index Fund (CISIX) de Calvert ha ofrecido un buen desempeño. También sigue de cerca el Russell 1000. Las tres principales participaciones del CISIX son en Microsoft, Apple (NASDAQ:AAPL) y Amazon (NASDAQ:AMZN). Dada la cantidad de quejas sobre las condiciones laborales en Amazon que han surgido en los últimos años, recuerde que los criterios de selección de un fondo pueden variar con respecto a los de un inversor individual.
Durante 10 años, ha superado al mercado en un 0,2%. Los nuevos ETF socialmente responsables de emisores consolidados también están en el punto de mira, entre ellos el ETF iShares ESG MSCI USA Leaders que, en los dos meses desde su creación, ha atraído 1.500 millones de dólares en activos, lo que lo convierte en uno de los lanzamientos de ETF más exitosos de la historia. En general, la industria de ETF de ESG se está expandiendo rápidamente, y hoy por hoy, todas las grandes empresas de inversión ofrecen instrumentos ESG dedicados a sus clientes.
Los estudios académicos corroboran el hecho de que no parece haber una diferencia estadísticamente significativa entre el rendimiento de la inversión convencional y el rendimiento de SRI, si todo sigue igual. En 2006, Meir Statman, investigador de la Universidad de Santa Clara, comparó el rendimiento de cuatro índices SRI —el Domini 400 Social Index, el Calvert Social Index, el Citizen Index, y el Dow Jones Sustainability Index— con el rendimiento del S&P 500 de 1990 a 2004. Descubrió que los índices SRI superaron al S&P, aunque los resultados no fueron lo suficientemente significativos. Además, como pasa con todas las oportunidades de inversión, el rendimiento pasado no es un indicio del rendimiento futuro.
Conclusión
Por lo tanto, si bien los retornos de las SRI no han sido estadísticamente diferentes de los resultados de la inversión convencional, para algunos, las SRI proporcionan una dimensión no financiera de la que carece la inversión convencional: la sensación de satisfacción que proviene de poseer una participación en las empresas que uno cree que representan sus valores. Si eso tiene repercusión, aunque no hay un beneficio financiero apreciable de la inversión socialmente responsable, tampoco los accionistas se verán afectados negativamente por adoptar una postura moral.