Con la mejora de las condiciones de crecimiento económico, aun no trasladadas a los salarios, la mayoría se ha olvidado de una frase que se eternizó en todos los medios: Europa y la Década Perdida (y España, por supuesto). Se hacía referencia a un fenómeno, que aún continúa, acuñado en Japón.
Envejecimiento de la población; construcción de un gran hueco entre la población joven, ahora ya no tanto, a la que llamamos NINIS respecto a los trabajadores actuales; auge de los movimientos populistas, emanados de la escasa cultura financiera de la población y de las ansias de vivir de la sopa boba (una paga vitalicia para todos); descomposición de la política (ya a nivel global); resurgimiento de los movimientos anticapitalistas y antieuropeos; Brexit; Trump y su verborrea tuitera, son parte del escenario de la última década.
Para Europa, una década perdida, una década negra... Y lo que es peor, la casa sin barrer. Sin las reformas necesarias, reformas de ayer, que no se han hecho.