Hace tiempo que no escribo una nota sobre mercados internacionales, la razón es que han pasado cosas muchísimo más interesantes en Argentina que en el resto del mundo. Los holdouts son para los activos financieros argentinos lo que Lehman alguna vez fue para el S&P 500, así de simple.
Por otra parte, desde septiembre de 2013, los activos argentinos han raleado más del 200% y los bonos se han ido de rendir un 12% a la zona del sub-9% actual.
Es muy probable que los próximos veinte días sean muy volátiles para los activos financieros “argies”: los mismos ralearán y eventualmente harán selloffs al ritmo de lo que sepamos en la negociación con los holdouts con lo cual deberíamos estar muy listos a trading intradiario y agresivo para Argentina hasta fin de julio.
Una cosa es el corto plazo en Argentina, el cual dependerá del tema holdouts, y otra muy distinta es el medio plazo. A mediano plazo parecería quedar cada vez más clara la imagen de activos argentinos con una clara tendencia al alza.
Habiendo dicho todo esto, pasemos ahora a los mercados internacionales. Operar tipos de interés y monedas del G10 con alguna que otra excepción (¿libra esterlina?), se ha convertido en una experiencia sumamente monótona, de ahí mi silencio en estos temas.
Ya ni ganas me dan de chequear por la mañana temprano cómo operan el bono a diez años de EE.UU, el yen, o el euro o el dólar australiano, que hasta perdió su high-beta contra escenarios de aversión al riesgo.
Todo está absolutamente embalsamado en un equilibrio que toma como base a tres bancos céntrales sumamente laxos en materia montaría: EE.UU, Europa y Japón y a pesar de un QEIII ya culminando la parte larga de la curva americana sigue muy tranquila y casi sin capacidad de reacción y en este equilibrio las monedas no hacen otra cosa que operar de “a 50 pips”.
Conclusión: un embole total que refleja el éxito de Bernanke en colapsar volatilidades y en impulsar al alza cualquier cosa que se negocie en los mercados en este mundo.
El mercado de monedas parecería querer operar claramente un escenario en donde nada relevante acontece y en este sentido parecería solamente ofrecer oportunidades intradiarias extremadamente angostas en el rango de trading.
El mundo cada vez opera más al ritmo de lo que Bernanke estableció como benchmark: tasas colapsadas, poca volatilidad y que el aburrimiento del impulso llegue alguna vez a la economía real.