Monsanto Company (NYSE:MON) es una empresa multinacional estadounidense productora de agroquímicos y biotecnología destinados a la agricultura con sede en Creve Coeur, San Luis, en el estado de Missouri. Es líder mundial en ingeniería genética de semillas y en la producción de herbicidas. Sus productos más famosos son el glifosato, comercializado bajo el nombre de Roundup, y las semillas transgénicas de soja el maiz.
Desde febrero del 2015 la acción se encuentra en modo bajista siendo esto confirmado con la ruptura a la baja del canal alcista en el cual se encontraba desde septiembre de 2010. A fines de septiembre de 2015 la acción comenzó a realizar una figura de continuidad (bandera) que reafirma la tendencia bajista que lleva. Finalmente el 6 de enero del corriente año vemos confirmada la figura marcando como objetivo mínimo los 67,20 dólares. Esto representaría una caída del 25,41% en el precio de la acción.
Sobran las razones que explican el mal momento de la cerealera: sus ventas durante el último balance cerrado en agosto de 2015 sumaron 15 mil millones de dólares lo cual representa una caída del 5,3% en comparación con 2014 (15,85 mil millones de dólares) y tan sólo un incremento del 0,9% con respecto a 2013. Los problemas en la empresa continuaron deteriorando su salud económica haciendo que el beneficio por acción del último trimestre haya caído un 26% con respecto al mismo trimestre un año antes. Comparando dicho ratio con el del sector vemos la gran diferencia de beneficios ya que los de éste último crecieron un 11%.
A primeras, no parece viable que le siga yendo mal a la compañía, el mundo nunca va a dejar de consumir alimentos y en definitiva ellos son los que proveen la materia prima, ¿no es así? ¿Es entonces un problema del sector agropecuario o de la empresa en particular? Vayamos al “grano”:
Monsanto Company es la mayor compañía de semillas genéticamente modificadas en el mundo. Sus productos han provocado un debate a nivel mundial. Diversas ONG, como Greenpeace y la Organización Mundial de la Salud, aseguran que los transgénicos dañan tanto al medio ambiente como a la salud de los consumidores debido a los agroquímicos que contienen. Si bien esta disputa lleva años, en el último tiempo se han acentuado las protestas de los activistas y organizaciones a partir de que en mayo de 2013 hubo manifestaciones en 463 ciudades de todo el mundo que se originaron por una invitación en las redes sociales.
De hecho, Monsanto es una de las empresas con mayores denuncias y peor imagen para el consumidor a nivel global. Una encuesta realizada reveló que en México el 73,9% de sus habitantes considera que el consumo frecuente de los alimentos transgénicos puede ser dañino para la salud. En Estados Unidos 3/4 partes de los encuestados expresaron preocupación por este tema (Fuente: INAGI).
Los problemas judiciales en los que se ha visto envuelta la compañía han acentuado las controversias. En noviembre pasado, la Suprema Corte mexicana (SCJN) dejó sin efecto el permiso que el Ejecutivo había otorgado a la multinacional para producir soja transgénica en su país y ordenó detener de inmediato la siembra en 253.000 hectáreas. Varias decenas de organizaciones no comerciales y activistas de derechos humanos ha demandado a la transnacional biotecnológica por crímenes de lesa humanidad y ecocidio, que tendrá que enfrentarse a un juicio en el tribunal internacional de La Haya en octubre del presente año.
En febrero del 2016 un grupo ecologista alemán reveló que encontró restos de glifosatos en 14 marcas de cervezas alemanas. Si bien no hay pruebas contundentes al respecto, los reguladores de la Unión Europea están revisando actualmente si renuevan la aprobación del glifosato. La Organización Mundial de la Salud ha dicho que el glifosato era probablemente dañino para los humanos, pero la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea manifestó que es improbable que provoque enfermedades.
Con respecto a las medidas tomadas por Monsanto Company, está intentando frenar las iniciativas en 27 de los 50 estados de EE.UU de que sea obligatorio especificar en los envoltorios de los alimentos si contienen componentes modificados genéticamente. El etiquetado podría suponer un punto de inflexión en la percepción del consumidor. Las multinacionales invirtieron alrededor de 46 millones de dólares en la campaña contra la identificación forzosa, entre dos y tres veces más que los grupos a favor.
A su vez planea reducir otros mil empleos a nivel mundial, con lo que su cifra total de recortes ascendería a 3.600, o casi un 16% de su personal mundial, según un documento de la Comisión de Valores de Estados Unidos. La medida forma parte de un plan anunciado previamente que tiene por objetivo generar ahorros anuales de 500 millones de dólares para finales del año fiscal 2018.
Tras años acumulando una pésima reputación ha decidido cambiar de estrategia: deja el foco sobre el productor y se acerca más al consumidor para tratar de convencer a escépticos y críticos sobre la seguridad de sus productos, y sus efectos positivos para la agricultura mundial. En definitiva, el consumidor siempre tiene la razón.
Otro motivo que impacta negativamente para le empresa es el contexto mundial. Debido a la desaceleración China (principal comprador de soja) y el mal momento en la eurozona (a la crisis financiera de Grecia y otros países se le suma la oleada de inmigrantes y los ataques terroristas que han sufrido recientemente) hacen que la demanda de los commodities descienda provocando una sobre oferta con su consecuente caída del precio.
Además el aumento de las tasas de interés por parte de la Fed luego de 8 años sin modificación y previendo dos subas al año de 0,25% cada uno provoca una apreciación del dólar y caída de commodities ya que el nivel de correlación entre ambos es negativo (ante el aumento del precio del dólar corresponde una disminución en el precio de los commodities) como se observa en el siguiente gráfico:
Conclusión operativa: por las razones expuestas anteriormente no recomendamos la entrada en largo de la acción de Monsanto Company (MON) y en caso de tenerla una buena decisión sería venderla. De hecho la acción rompió la tendencia intermedia bajista y se mantuvo el Jueves 17/3 y Viernes 18/3 por encima de la misma (sin alcanzar el stop loss que proponemos de 94,5 dólares). Pero esta semana retornó a su tendencia bajista y cerró la misma en dicha zona.
El volumen de la ruptura no superó la media mientras que sí lo hizo cuando el precio volvió a la tendencia bajista, y si sumamos que el oscilador Stochastic nos indicó venta (ambas señales marcadas en el gráfico), podemos inferir que fue una falsa ruptura y que los inversores no convalidaron el precio por encima de la tendencia. Por ende, es una buena oportunidad para shortearla hasta el objetivo de 67,20 dólares. Es importante no olvidar la fijación del stop loss en 94,5 dólares en caso de que rompa al alza la tendencia.
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