Varios miembros del Banco Central Europeo (BCE), entre ellos su economista jefe, Peter Praet, y el gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann, acapararon los titulares de los medios de comunicación durante la mañana del miércoles para enseñar las plumas de halcón y manifestar las intenciones de la entidad de seguir adelante con la normalización monetaria.
Afirmaba el primero que la institución confía cada vez más en que la inflación esté recuperándose hacia los objetivos de la entidad, para confirmar después que el Consejo de Gobierno del BCE abordará ya en la reunión del jueves los pasos a adoptar para reducir gradualmente su programa de compra de bonos.
Aún más allá iba Weidmann. El siempre vigilante halcón alemán erizaba los pelos de los inversores en el mercado secundario de deuda al considerar “plausible” que el banco central ponga fin al QE incluso antes de que acabe 2018.
Estas fueron las voces más destacadas dentro de la institución en salir ese día a escena, pero no las únicas. El gobernador del Nederlandsche Bank, el holandés Klaas Knot, también defendió durante la jornada del miércoles lo “razonable” que sería poner fin “pronto” a la compra de activos; mientras que su homólogo del Banco de Estonia, Ardo Hansson, veía factible una subida de tipos a mediados de 2019. El mercado toma nota y reacciona en consecuencia.
Obviamente, estas declaraciones no son fruto de una coincidencia, sino que estamos ante la forma que tiene la máxima autoridad monetaria europea de lanzar un aviso a navegantes antes de su próxima reunión, para que el mercado se vaya preparando para cambios en el tono de su discurso y, probablemente, visto lo visto, puede que también en el comunicado que de un tiempo a esta parte acompaña la decisión sobre los tipos de interés.
Destaco lo “de un tiempo a esta parte” porque lo de incluir explicaciones más allá de los tipos de interés es una fórmula que la institución instauró en marzo de 2016 como un paso más para que el mercado tuviese tiempo a digerir las noticias y no fiarlo todo a la percepción que pudieran tener los inversores de las palabras de Draghi, del tono empleado o incluso, en las teorías menos ortodoxas, del color de sus corbatas.
Como he dicho en anteriores ocasiones, los bancos centrales se han convertido en grandes transatlánticos que necesitan anticipar y señalar a bombo y plantillo cualquier movimiento que hagan para no aplastar a ningún despistado, al tiempo que maniobran al mismo ritmo que se desplaza un iceberg.
Por ello, el BCE ha cambiado el “plato combinado” de la rueda de prensa por un menú de primer y segundo plato un poco más fácil de digerir, y ahora la decisión de tipos de interés se acompaña de unas líneas que se escrutan con lupa y que en vez de usar la coletilla “el presidente del BCE comunicará otras decisiones de política monetaria” en la rueda de prensa utiliza ahora un mucho más conveniente “comentará estas decisiones”.
Sin embargo, por mucho cuidado que tenga Draghi en su discurso o la ausencia total de novedades que depare la reunión del Consejo de Gobierno, lo cierto es que la volatilidad parece que siempre está asegurada. Si a esta máxima le añadimos las fuertes expectativas creadas por Praet y Weidmann esta semana, parece que el rock and roll estará garantizado en la reunión del jueves.
Dentro de todos los instrumentos de inversión, tal vez sea el EUR/USD el que peor/mejor se lo pasa durante las ruedas de prensa de Mario Draghi, y sus inversores los que más sufren. Las velas que nos deja el par en los gráficos hablan por sí solas.
Esto es lo que pasó en la última reunión.
… Y esto ocurría en la anterior.
Así las cosas, una vez más y tal y como repiten todos y cada uno de los analistas que escriben en este medio, lo más razonable para evitarse un posible infarto de miocardio debería ser contemplar los toros desde la barrera y escuchar a “Super Mario” sin posiciones abiertas.
Si el comunicado con la decisión de política monetaria que se publicará a las 13.45 horas del jueves trae algún cambio en relación con el anterior, habrá movimiento en el EUR/USD para ajustarse a las novedades. Si, por el contrario, el BCE repite palabra por palabra su comunicado de abril, habrá movimiento también para corregir las posiciones tomada por aquellos que ya habían descontado algún cambio en el discurso.
Depare lo que depare el comunicado sobre la decisión, parece lógico pensar que habrá un movimiento de muchos pips en los mercados y actuará de perfecto telonero para que salga a escena Draghi a defender las decisiones de la entidad.
En esta ocasión, además, el capo de la banca europea lo hará escudado por primera vez por Luis de Guindos, que debuta en el cargo de vicepresidente en sucesión del portugués Vitor Constancio y que le toca hacerlo en una de los encuentros más comprometidos del año, no solo por el debate sobre el fin del QE y los tipos de interés, si no por los pobres datos macroeconómicos registrados en la zona euro y la crisis política en Italia que ha sacudido el mercado de deuda y amenaza con seguir haciéndolo.