Los últimos datos comienzan a anunciar que el petróleo se enfrenta a una transición energética que coge gran velocidad. Factores como la recuperación económica, los estímulos fiscales y la debilidad del dólar favorecen el camino para que muchas materias primas inicien un nuevo superciclo, aunque cabe la posibilidad de que en este caso el petróleo pueda quedar fuera. Aunque el petróleo aún está muy vivo (y puede encarecerse de forma temporal), cada vez parece más evidente que seguirá un camino similar al del carbón.
La Agencia Internacional de la Energía ha anunciado que después de la pandemia la demanda de gasolina podría no llegar a recuperarse del todo, por lo que estaríamos asistiendo a una reestructuración de la economía. Ya se ha anunciado que los precios mundiales del petróleo podrían llegar a bajar hasta los 40 dólares por barril en 2030 si los gobiernos se empeñan en reducir el consumo de combustible en consonancia con los planes respaldados por la ONU para limitar el calentamiento global, afirmó el jueves una importante consultora energética.
Por el momento, a nivel técnico hay que matizar que que el gráfico del petróleo recientemente ha llegado a un importante techo y zona de rechazo necesaria de estudiar. La progresión alcista que se había estado formando en los últimos meses resultó rota, y el nivel de resistencia de 66,35 es de gran importancia, por lo que tenemos que valorar las posibilidades de rebote para posicionamiento bajista, con un primer objetivo ubicado en 64,9 con mínimos por debajo de 65,88.
En base a los últimos fundamentales, las compras representan un riesgo adicional y por ello es conveniente descartarlas, al menos por ahora. A nivel técnico, sería necesario al menos una que se superase la barrera de 66,7 para pensar en la siguiente resistencia de 69,19.
