Hoy me ha preguntado el primo de mi vecino (no va con segunda intención...), si era bueno cambiar el sistema que empleaba para hacer tráding por otro que, según le habían asegurado, era infinitamente mejor.
Desde que se abrió una pequeña cuenta en el broker que le recomendé, anda batallando (ganando lo más posible y perdiendo lo mínimo necesario) y obteniendo resultados más que decentes, pero cae a menudo en la tentación de mirar la forma de operar de otras personas y le entran dudas.
Me levanto de la mesa y retrocede porque empieza a notar mi cara de disconformidad, y sabe que, inevitablemente, le tocará un nuevo discurso, como siempre, basado en hechos reales.
Le digo que, a menudo, en la vida y en el trading, solemos buscar excusas para no reconocer nuestros fallos y nuestros errores, y nos resulta más fácil echar la culpa a todo lo que nos rodea y es ajeno a nosotros: a las circunstancias, a otras personas, al vehículo que conducimos, a la casa que tenemos, al tiempo, al trabajo que tenemos o no tenemos...al sistema, a la mala suerte, a las noticias y al euro...
No tenemos la valentía suficiente para reconocer que, para bien o para mal, en un porcentaje muy, muy alto y, salvo casos de fuerza mayor o infortunios sobrevenidos, somos nosotros los que conducimos nuestra carrera vital y en los mercados, los máximos responsables de nuestros aciertos y de nuestros fracasos y que a lo mejor debemos pararnos a pensar que la culpa de que tropecemos una y otra vez, o que no lleguemos a la meta soñada, no tiene porque ser siempre del vehículo que utilicemos, sino de nuestro modo de conducirlo.
En algunos de los correos que recibo, algunos traders me plantean cuestiones similares a las que yo también me planteé, e intentan ocultarse tras un sistema que, según ellos, es defectuoso, para cambiar rápidamente a otro, y después a un tercero, que empiezan con muchas ganas e ilusión, e incluso buenos resultados, pero que a las primeras de cambio, y tras varias operaciones malas, desechan y pasan a buscar (o incluso a comprar, lo que es peor) otro sistema y formación difrerente y se convierten en abejas del trading, que van volando de flor en flor, de sistema en sistema, de broker en broker, de formador (de los que merecen la pena y de los que venden humo) en formador... y dejándose todo su tiempo, su dinero y su moral entre un cambio y otro, entre una prueba y otra, sin darse tiempo a probar si realmente el néctar que buscaban se encontraba en la primera flor que sobrevolaron.
Todo requiere su tiempo, todo sistema tiene que ser probado y ensayado, verle los pros y los contras, adaptarlo a nosotros. Yo también cometí todos esos errores, cambié demasiadas veces de sistema, de modo de operar, para alegría de muchos presuntos gurús y maestros y webs que se alegraban cuando recibían mi transferencia... y finalmente me he dado cuenta de que en esta sufrida carrera que tiene que tener por fuerza y tesón un dulce final, ya puedo cambiar una y otra vez de sistema, de caballo, de vehículo... de tal modo que nunca alcanzaré la meta si no cambio yo antes, si no me doy cuenta de que debo ser disciplinado (sí, disciplina y más disciplina, y llegaremos), obediente, esforzado y fiel al sistema, al mío o al que sea, pero no mentirme nunca, nunca y no echarle la culpa o pretender que no funciona cuando lo que estoy haciendo es entrar a destiempo, mover los stops, apalancarme en exceso, doblar contratos.
El bueno del primo de mi vecino asiente y me dice que hay que ser sinceros: una vez que hemos empezado nuestra carrera de fondo en el tráding, no culpemos al caballo, no perdamos un tiempo precioso en cambiarle y colocar en su lugar a uno nuevo al que habrá que darle otra vez formación, preparación, alimentación, dinero...y del que al final seguro que también nos aburrimos.
Sigo intentando explotar al máximo mi sistema/caballo. He vencido mis dudas sobre él ya que, aunque sea mejorable, que lo es, cuando falla es porque yo lo empleo mal, y tengo que seguir aprendiendo a correr/tradear apreciando lo que poseo...
Y aunque hoy me extienda demasiado, me permito transcribir un breve cuento que responde un poco a cuánta importancia tiene el jinete, el que monta (...), el que opera...
Cuenta la leyenda que a un autobús local de un pequeño pueblo subió un día una joven.
Se sentó en el único asiento que quedaba libre, al lado de un señor elegantemente vestido, que le sonrió. Apenas el vehículo se puso en marcha, la joven sacó de su bolso un sobre y volvió a mirar su contenido, un papel de carta con un logotipo en una esquina y unas pocas letras escritas.
Luego suspiró ruidosamente y una sonrisa se dibujó en su rostro.-Buenas noticias...-dijo el señor, sintiéndose un partícipe involuntario.Oh, disculpe- dijo la joven- buenísimas, ¡¡Estoy embarazada!! -Cuánto me alegro, felicidades! -dijo el hombre. -Hace tiempo que quería este embarazo. Ya llevo cuatro años casada, y cuando no era por una cosa era por otra, pero nunca conseguíamos que esta prueba diera positiva.
-Es increíble cómo se dan las coincidencias- dijo el hombre sacando de su bolsillo un sobre de correos- yo también acabo de recibir una buena noticia. Hace ya dos años compré un caballo de carreras y como vd. dice, cuando no era por una cosa, era por otra, pero nunca había conseguido ganar una carrera...Y mire, hace unos minutos me ha llegado este telegrama avisándome de que, por primera vez, ganamos una carrera muy importante del circuito oficial...
-A veces el azar hace cosas maravillosas, ¿no cree? - preguntó la joven.-Sí..., aunque en este caso al azar tuve que ayudarlo... Voy a contarle un secreto - dijo el hombre bajando la voz y arrimando su mano a su boca como quien quiere esconder sus palabras - Yo estaba tan deseoso de ganar una carrera..que sin decírselo a nadie decidí cambiar de jinete. -Le voy a contar otro secreto...- dijo ella repitiendo el gesto de él-. Yo también..
Y después seguir operando,cabalgando,viviendo...las siguientes horas, y las que vendrán después, y las otras y ....