"Siga a los clásicos, a los de verdad, no a los de pacotilla. No siga a los meapilas ni a los vendedores de crecepelo. Siga a Kostolany, Buffett y algún puñado de elegidos más. Si en algo coinciden estos próceres (algunos muertos, otros vivos, pero con herramientas de trabajo muy similares) es en que hay que tomarse las cosas de la Bolsa, como otras cosas de la vida, con mucha calma. No hay que perder los nervios y huir siempre de las grandes aglomeraciones, de lo que definimos como efecto manda. Huya de las estampidas y de los fenómenos que desprenden cólera. No siga, como las ratas, a los nuevos flautistas de Hamelin. El mundo no se acaba y cuando se acabe ¿para qué servirá el dinero, para qué la Bolsa? No habrá vida después del fin del mundo. Desentierre el hacha de guerra y luche contra los aguafiestas y predicadores del fin del mundo", me dice un viejo lobo de mar, que me facilita el siguiente enlace:
Calma y muchas dosis de paciencia. A principios de julio, los mercados de renta variable europeos atravesaban una semana de convulsión y nerviosismo, en la que la volatilidad se convirtió en la tónica dominante. La incertidumbre que generaron las tensiones entre Bruselas y Atenas sobre el programa de rescate griego, con referéndum de por medio, provocaron una semana de vértigo en los mercados, en el que los principales índices europeos comenzaron los primeros días de la semana sufrieron fuertes pérdidas para continuar con importantes rebotes que a cierre de la semana situaron a los indicadores de las principales bolsas del continente por encima incluso de los niveles con los que habían arrancado el lunes. Este comportamiento supuso una importante lección sobre la importancia de mantener la calma en periodos de convulsión.
Y es que, quien hubiese salido del mercado en momentos en los que el miedo era mayor, se hubiese perdido el posterior rebote. Lo sucedido la primera semana de julio se circunscribe a un periodo de tiempo muy corto (cinco sesiones bursátiles). Sin embargo, si tomamos como referencia un periodo más largo, los resultados son todavía más concluyentes. Así lo refleja un reciente estudio de J.P.Morgan AM publicado en su Guide to the Markets, en el que la gestora compara cuáles han sido las rentabilidades intra-anuales frente a las rentabilidades de años naturales ofrecidas por el MSCI Europe Index desde 1980. Los resultados muestran que, a pesar de haber experimentado unas caídas intra-anuales medias del 15,6% (11,9% la mediana), las rentabilidades anuales son positivas en 27 de los 35 años.
Es decir: en 27 años el MSCI Europe ha atravesado periodos intra-anuales en los que la rentabilidad del índice era negativa y, sin embargo, a cierre de año fue positiva. En 2012, por ejemplo, el selectivo llegó a ir perdiendo un 15%. El año lo terminó con una subida del 12%. Otro caso llamativo es el vivido en 1997, cuando el índice llegó a ir cayendo un 12% para acabar cerrando el año con ganancias del 35%. “La conclusión es que la volatilidad intra-anual forma parte del mercado de acciones. Incluso en los años buenos de renta variable ha habido momentos de fuetes pérdidas. Esto es algo que el inversor tiene que asumir”, explica a Funds People Manuel Arroyo, director de Análisis y Estrategia de J.P.Morgan AM para España y Portugal.
Vender cuando las bolsas han caído y comprar cuando han subido es algo más habitual de lo que se pudiera pensar. Las decisiones no siempre son racionales y esto puede acarrear un elevado coste en la rentabilidad final que obtenga un inversor. De hecho, Fidelity Worldwide Investment lo ha cuantificado. La gestora ha publicado un reciente estudio en el que calcula cuál habría sido el retorno que habría conseguido generar un inversor durante los últimos 17 años en los distintos mercados si se le restasen las cinco sesiones en las que la bolsa registró las mayores subidas, jornadas que, a su vez, suelen producirse tras periodos de fuertes correcciones. La gestora también realizó el mismo estudio pero excluyendo las 30 jornadas más alcistas durante esos años. Las diferencias son muy significativas y conviene analizarlas con detenimiento.