No, no somos pesimistas para la evolución del crecimiento mundial el próximo año. Pero, no somos tampoco muy optimistas.
¿Qué cómo se casa la afirmación anterior? Un crecimiento como el que esperamos del 2.8 % para el próximo año, ligeramente por encima del 2.6 % estimado para este año, no es mucho; pero es bastante, considerando las dudas sobre la salud de la economía china, los problemas estructurales de las economías emergentes, la debilidad de fondo de las economías desarrolladas y las divergencias que pueden surgir en el futuro sobre la actuación de los bancos centrales. Demasiado protagonismo el asumido por los bancos centrales en política económica. Y que no falte.
Bastante, pero no suficiente. En definitiva, hay muchas dudas sobre la solidez de la recuperación. ¿Se puede llamar así? Consideren que el crecimiento esperado para el próximo año es inferior al promedio histórico y bien por debajo de la tendencia de medio plazo entre un 3-3.5 %. Esperamos un crecimiento del 2 % en las economías desarrolladas (1.9 % estimado para este año) y hasta un 4.0 % en las economías emergentes (3.5 %). Podríamos hablar de una mejora técnica, cíclica en muchos casos, titubeante en la mayoría. Una recuperación que precisa ser cuidada, especialmente en términos financieros. De ahí la necesidad de que los bancos centrales mantengan el objetivo explícito de la estabilidad financiera. Y no cuestionen la confianza de los agentes económicos en su gestión.
Antes les he citado las cuestiones que se mantienen latentes en este momento como amenaza para la recuperación. Y me temo que generalizar es un error, por ejemplo en el caso de las economías emergentes. Por ejemplo, seguimos teniendo muchas dudas sobre el estado de la economía china. Dudas que abarcan hasta la valoración real de su crecimiento, considerando los cambios tan rápidos y drásticos en su modelo de crecimiento. Por ejemplo, asumiéndolos, podríamos llegar a la conclusión de que el 2.8 % de crecimiento previsto para el próximo año se reduce al 2.5 % (2.3 % en 2015). En el caso de las economías emergentes sin China, puede ser un error confundir su debilidad con un ajuste cíclico cuando en la mayoría de los casos se debe a problemas estructurales que van desde la debilidad de fondo de los mercados de commodities hasta problemas de apalancamiento o cambios de modelo en el crecimiento. Temas como la debilidad del comercio mundial, la falta de demanda mundial y la potencial inestabilidad derivada de los excesos a que llevan unas condiciones financieras demasiado laxas durante demasiado tiempo. ¿Un aviso a navegantes? Naturalmente, cada caso es diferente. Pero sí admito que las crecientes coincidencias son inquietantes.
¿Qué puede ir bien?....¿qué puede ir mal?. Lamentablemente, hay más riesgo hacia la segunda pregunta que para la primera. Pero esto no lo decimos nosotros: lo repiten continuamente nuestras autoridades monetarias. Los informes de estabilidad financiera se han convertido ya en algo habitual para los inversores. Lástima que no sea sólo el mercado y los potenciales excesos los principales riesgos a valorar. De hecho, la conexión entre la geopolítica y la política, pasando por la economía, se han convertido en mi opinión en una de las mayores amenazas para la recuperación a medio plazo. Y especialmente un obstáculo a corto plazo para aplicar reformas estructurales.
¿Y los mercados? tipos de la deuda más bajos, primas de riesgo buscando su suelo, bolsas de mejor a peor y un Dólar buscando su techo. Tan simple. Pero, también tan complicado.