1) El último episodio de la serie Brexit, que comenzó el 23 de junio de 2016, ha terminado con un nuevo "cliffhanger" [momento de suspense]: próximamente podría llegarse a un acuerdo de divorcio amistoso.
A pesar de que esta salida sería, sin duda, la menos dolorosa para el futuro de la Unión Europea (UE) y del Reino Unido, no cabe duda de que el impacto del referéndum ya ha marcado -y marcará- de forma duradera a la economía británica con estigmas. Si comparamos la situación existente antes de la votación con la actual, la constatación resulta evidente: la economía del país británico ya se ha debilitado por este choque político y los valores del Reino Unido han sufrido más que las acciones del resto del mundo.
Bastan algunas cifras para resumir el impacto de este voto democrático sobre la economía británica: entre 2015 y 2019, el crecimiento del PIB podría dividirse en dos, pasando del +2,4% en 2015 a solo el +1,2% previsto para este año, mientras que la libra esterlina se ha depreciado casi un 13% frente al euro y más del 15% frente al dólar.
Si observamos la valorización de las acciones del Footsie, el índice de referencia del mercado británico, el balance es igual de sombrío. Antes del referéndum, esas acciones estaban casi tan caras como las del índice MSCI World; mientras que después se han depreciado en 3 puntos, según el ratio de precio sobre beneficios anticipados a 12 meses.
Aún en la hipótesis de que se cierre un acuerdo antes de finalizar esta temporada, el próximo 31 de octubre, la continuación del culebrón está, sin embargo, plagada de incógnitas. La intriga debería articularse en torno a las negociaciones comerciales que el Reino Unido llevará a cabo para preparar el periodo de transición post-Brexit, que terminará a finales del 2020. Y si se llegara a vislumbrar un final claro, la actividad económica podría reanudarse, ofreciendo visibilidad sobre los valores británicos, lo cual llevaría a una recuperación del atractivo para estas sociedades abandonadas por los inversores desde hace mucho tiempo. Por otra parte, y en sentido más amplio, esta transición de la economía británica invita a que dicho país reconsidere su modelo económico al redefinir su relación futura con la UE, lo cual podría suponer tanto una buena oportunidad como un riesgo de cara al futuro.
2) Las primeras empresas europeas han abierto el baile de publicaciones del tercer trimestre y, hasta ahora, las decepciones ( Renault (PA:RENA), Danone (PA:DANO), Temenos Group (SIX:TEMN), por ejemplo) son más numerosas que las buenas sorpresas (LVMH (PA:LVMH), TELEPERFORMANCE…). De todos modos, habrá que esperar algunas semanas más para tener una visibilidad clara sobre esta cuestión, mientras el resto de valores cotizados publican, a su vez.
3) Tras las últimas negociaciones en torno a la guerra comercial, a continuación, las declaraciones parecían relativamente constructivas. Todo ello, sin contar con las declaraciones contradictorias de la semana pasada sobre los compromisos asumidos, y que emborronan un poco el mensaje. La siguiente etapa será, quizá, un encuentro entre los presidentes Xi Jinping y Donald Trump el próximo noviembre, al margen de la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC) en Chile.