La decisión de la Reserva Federal de inundar el mercado de liquidez afecta, y de qué manera, a los metales preciosos. Con una cierta correlación directa entre ellos -aunque con matices que explicaremos a continuación- y el respeto a la correlación inversa que históricamente guardan con el dólar, hemos experimentado fuertes movimientos alcistas en el oro, la plata y el platino coincidiendo con el sesgo optimista de los mercados desde principios de agosto y, tras la implementación de qe3 del señor Bernanke y la consiguiente debilitación del billete verde, todo parece indicar que en el último trimestre del año la subida de precios persistirá, aunque a diferentes niveles.
Y es que debemos analizar por separado los metales preciosos, porque no todos se comportan exactamente igual. El oro y la plata tienen altas probabilidades de subir, pero no debemos olvidar que su papel de refugio puede dañar su precio si finalmente la economía global mejora. En efecto, consideramos que pesará más su correlación inversa con el dólar y su papel correctivo en situaciones de presiones inflacionistas en Estados Unidos, donde los inversores buscan una inversión alternativa a una renta variable que no acaba de despegar. Además, tenemos un escenario en el que resulta complicado confiar en divisas que a priori deberían verse beneficiadas de la depreciación del dólar, tales como el euro, la libra o las commodity currencies. Sin embargo, si observamos mejora en los datos macro a lo largo del último trimestre del año, podríamos ver correcciones en los precios de ambos metales preciosos.
En los matices radica la diferencia al comparar al oro y la plata con el platino. En este caso, la situación varía, ya que el 75% de la demanda del metal es para fines industriales. Es este sentido, mientras que el oro y la plata podrían verse frenados ante un escenario optimista, el platino se vería aún más catapultado. A su vez, y del mismo modo que el oro y la plata, el platino resulta atractivo a los ojos de los inversores en situaciones de aumento de la liquidez. Pero es que además, nos enfrentamos a un activo en el que, del lado de la oferta, tenemos un 80% de la producción mundial proveniente de Sudáfrica y Zimbabwe, donde las dificultades técnicas y administrativas de extracción, hacen que pronostiquemos subidas en el metal para los últimos meses del año.
Daniel Álvarez