El oro caía cerca de 1 por ciento el lunes, continuando con el declive de 7 por ciento de la semana pasada, golpeado por un dólar más fuerte en medio de las preocupaciones sobre un final antes de lo esperado para el programa de estímulos de la Reserva Federal de Estados Unidos.
El oro se acercó a su mínimo en tres años ante el pesimismo de los inversores tras una fuerte liquidación la semana pasada, que se desencadenó cuando la Fed dijo que recortaría su alivio monetario para mediados de 2014, lo que impulsó a las tasas de interés y por lo tanto hizo al lingote comparativamente menos atractivo.
El oro al contado perdía 0,9 por ciento a 1.284,80 dólares la onza a las 1351 GMT después de su peor desempeño semanal desde septiembre de 2011 la semana pasada, cuando bajó a un piso de 1.268,89 dólares. El metal bajó 24 por ciento en lo que va del año.
Los futuros COMEX del oro a entregar en agosto caían 7,50 dólares a 1.284,50 dólares la onza.
El dólar cotizaba cerca de su anotación más alta en casi tres semanas frente a una canasta de divisas, apuntalado por expectativas de que la Fed consideraba recortar sus compras de bonos de 85.000 millones de dólares mensuales.
Los planes de la Fed también ayudaron a elevar los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años a su mayor nivel en casi dos años, por encima del 2,5 por ciento.
Dado que el oro no paga interés, el alza de los retornos de los papeles estadounidenses es vista como una señal negativa.
El oro también fue impactado porque las tasas de interés para fondos a corto plazo en China subieron a niveles extraordinarios la semana pasada, luego que los mayores bancos comerciales bajaran su crédito en el mercado interbancario.
La plata caía 1,6 por ciento a 19,76 dólares la onza, habiendo alcanzado un mínimo en casi tres años de 19,35 dólares la semana pasada.
El platino perdía 1,4 por ciento a 1.355,99 dólares la onza y el paladio cedía 1,1 por ciento a 665,72 dólares la onza.
Un cierre del oro bajo el soporte de los 1.250 dólares la onza, podría llevar al metal amarillo en busca de la zona de los 1.000 dólares la onza en el mediano plazo.