En los últimos tres años, el Oro ha sido una muy mala inversión. Mientras uno de los principales índices accionarios mundiales como el S&P 500 tuvo una tasa de crecimiento promedio anual de 17,9% durante el período 2012-2014, el metal preciado observó una caída promedio de 9,1%.
Sin embargo, si nos remontamos más atrás en el tiempo, luego de la crisis de 2008 el oro entró en un rally impresionante, ganando ni más ni menos que un 146% entre 2009 y 2012. Sin lugar a dudas, debe existir al menos un factor que sea el responsable de semejantes tendencias, tanto la positiva (2009-2012) como la negativa (2012-2014). Más allá de la conocida ley de oferta y demanda que afecta a todos los activos en una economía de libre mercado, y en particular a los commodities, es evidente que existe una fuerte relación entre el dólar y el precio de los metales.
El lector, espero, no debe sorprenderse ante tal afirmación. El oro se compra y vende internacionalmente en moneda estadounidense. Si el dólar se deprecia, es decir se hace más débil frente a las principales monedas del mundo, el precio de los bienes valuados en esa moneda deben ser mayores, y viceversa. Dicho esto, podemos establecer tres períodos bien marcados:
2009-2012
Durante la primer etapa post-crisis financiera, la FED sostuvo el conocido programa de compra de bonos denominado Quantitative Easing (QE). Ante la debilidad del dólar, el oro sirvió como refugio de valor. En este período grandes movimientos de capitales se ubicaron en países emergentes y en metales preciosos, en busca de resguardo y mayores tasas de interés. Las expectativas indicaban una lenta o casi nula recuperación de la principal economía del mundo.
2012-2014
A mediados de 2012, la FED anunció una progresiva salida del QE. En este período primó la volatilidad y la gran caída del oro. Sólo en 2013, el precio del oro cayó un 27%. Nuevamente, se observa la interrelación entre las expectativas sobre el valor del dólar y el precio del metal preciado. En este sentido, la disminución de la masiva venta de dólares (compra de bonos) al mercado, produjo una apreciación de la moneda comparado contra una canasta compuesta por las principales monedas del mundo.
2015-2016+
Ahora bien, ¿por qué fue necesario volver tanto tiempo atrás? ¿Por qué insistir en la relación casi tautológica que existe entre el dólar y el precio del oro? La razón es simple: porque los próximos dos años de política monetaria mundial acaban de ser fijados.
El Banco Central Europeo anunció, la semana pasada, el inicio de su propio programa de compra de bonos por un monto cercano a los 60 mil millones de euros mensuales, hasta al menos septiembre de 2016. La debilidad de la zona euro y los altos niveles de desempleo llevaron a la máxima autoridad monetaria europea a emplear la misma medida de estímulo monetario que llevó a cabo Estados Unidos años atrás.
En otras palabras, estamos nuevamente ante una “guerra cambiaria” en la lucha por volver al sendero de crecimiento. El principal socio comercial de la economía norteamericana devaluará su moneda durante los próximos dos años, afectando a la aún débil recuperación estadounidense. Y es este límite al dólar, impuesto por factores externos, lo que impulsará al oro como una gran alternativa de inversión.