Los mercados europeos se han preparado ante posibles medidas cuantitativas inesperadas por parte del BCE y volvieron a acercar a sus respectivos índices a máximos anules.
Por su parte, Estados Unidos sigue con su lateralidad una vez superada la fuerte resistencia de los 2.000 puntos del S&P 500, después de que Yellen afirmara que la economía norteamericana ha pasado de crecer, de un ritmo modesto a uno moderado.
El gran acontecimiento del día será la reunión del BCE. Aunque no es el único acontecimiento destacable. Los datos de Producción Industrial en Alemania y los datos de empleo en Estados Unidos también se esperan con optimismo.
El viernes finalizará la reunión del OTAN, y ya para más adelante, se debe tener en cuenta tanto la próxima reunión de la Fed el 17 de septiembre, como el inicio de las TLTRO el 18 de este mismo mes.
La gran pregunta sobre la reunión de esta tarde es si el BCE llegará a implantar una QE en Europa; un programa de compra de deuda soberana que produciría un estrechamiento de las rentabilidades de los bonos, principalmente en los países periféricos, y con ello un efecto dómino: mayor facilidad para el acceso al crédito, subidas generalizadas en la renta variable y un debilitamiento del euro frente al dólar que fortalecería las exportaciones.
En nuestra opinión, es difícil que se produzca un anuncio de este tipo en esta reunión, y a continuación explicamos los diferentes escenarios. Hay que tener en cuenta que no faltan ni quince días para que entran en vigor las TLTRO y en anteriores reuniones Draghi ha afirmado que se necesitarían varios trimestres para evaluar las medidas tomadas en junio. Además habría que tener en cuenta que de esta manera, Draghi agotaría su último cartucho.
Los distintos escenarios que manejan desde el BCE están totalmente basados en la evolución de la inflación de la zona euro. En el caso de que, por el momento, permanecieran inmóviles podríamos ver una mejora en el IPC, donde las previsiones que se tienen en este momento son un aumento de 0,3% hasta el 0,6% a final de año, para ascender hasta 0,9% de cara a mediados del año que viene. En este caso no harían falta tantos esfuerzos cuantitativos.
El otro escenario, más negativo, sería que tanto la inflación como el crecimiento siguieran estancados y como última medida para estimularla pusieran en marcha este mecanismo. Constaría de la compra de 500 billones de euros en bonos europeos, principalmente a 3 y 10 años, con la complejidad que esto conllevaría al no haber una unificación en los bonos europeos, como en los Estados Unidos.
Pero, con QE o sin él, seguimos siendo optimistas de cara a lo que resta de año. Los últimos factores negativos, como los peores de datos macroeconómicos en Europa o los distintos conflictos geopolíticos, no nos han hecho más que dar oportunidades optimas de compra.
Durante este final de año sí que parece que se pueden superar las mejores expectativas de crecimiento de los principales países europeos, mientras Estados Unidos sigue dando muestras de su fortaleza. Además, durante los dos próximos trimestres del año, las empresas europeas podían presentas los mejores resultados desde que estallara la crisis, aupando a los índices una vez mas.
Noticias
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