"Un proyectil directo al corazón del mercado: en cinco días, el IBEX 35 ha perdido algo más del 6%, más de la mitad de lo ganado con sangre. sudor y lágrimas, con mucho esfuerzo (¿o no?) desde enero. Los más sabios y viejos, o al revés, dicen que esto no es nuevo desde que las máquinas y sus algoritmos entraron a operar, a sentarse en las mesas de operaciones, los reyes del cotarro, los amos del calabozo. O, lo que es lo mismo, la Bolsa de hoy no es la de ayer, pero sí será la de mañana si los bancos centrales no lo impiden. Las Bolsas de hoy no sienten ni padecen, en manos, como están, de estos grandes ordenadores y éstos, a su vez, movidos por polluelos recién salidos del nido de las diferentes Universidades. Esta Bolsa no es un Casino (para mí sí lo es) según dicen los que están sentados en las diferentes poltronas. Esta Bolsa ¿qué es? Una mezcla de todo, de simulaciones, de juegos de guerra, de juegos de azar, de casino. Cualquier parecido con la Bolsa de antes es pura coincidencia. Y, en cualquier caso, desconfíe de un mercado que se arroja al vacío a la menor de cambio y pierde los pantalones, y más, en el salto", me dice el presidente de una sociedad de Bolsa.
En este encuadre, recuerdo que José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, me contaba hace tiempo que un buen amigo suyo, buen conocedor del funcionamiento de las bolsas, resumía las normas que debe respetar siempre cualquier inversor:
1. Invertir no es peligroso, lo realmente peligroso es equivocarse
2. Es importante tener una estrategia y delimitar en seco las pérdidas si procede
3. Los precios no suben hasta el infinito
4.No confundir el precio con el valor.
Pues, si me permiten, yo voy a intentar complementarlas:
* Las Crisis ocurren porque no se esperan... teman lo desconocido
* Dos aciertos y un fallo: esto es lo "normal"; sean prudentes
* Los mercados siempre tienen razón...teman cuando el mercado duda o se muestra incierto y sin tendencia.
Y a la hora de invertir, también de desinvertir, piensen en la liquidez. Más de un inversor ha acertado en la decisión pero se ha equivocado en el momento. Y en este punto hay que considerar también las condiciones de mercado. Una semana como la actual es propicia para equivocarse especialmente en este último punto.
No, no soy muy optimista sobre la evolución de los mercados a muy corto plazo. De hecho, manejo un escenario de descenso del 5/7 % para las bolsas de EE.UU., lo que supondría perder la mitad de las ganancias acumuladas hasta el momento. ¿Razón? ya lo saben. De hecho, son los mismos argumentos que han estado sobre el mercado (pero no han pesado en él, considerando su buen comportamiento reciente) desde hace meses. Pero ahora hay un argumento nuevo: los resultados empresariales.
En los últimos nueve años los resultados del Q1 de las empresas del S&P han sido más positivos (sorpresas positivas) que los del Q4. Lo lógico es pensar que en este periodo se puede repetir la estadística. Y de hecho, espero que los beneficios de las empresas estadounidenses más que doblen a la previsión del mercado con repuntes del 5 %. Pero muy inferiores al 16 % de subidas de los beneficios promedio durante el año pasado.
Además, me inquieta, y mucho, las expectativas que manejen los analistas para el resto del ejercicio: ¿es creíble una subida del 17 % previsto por el mercado para los beneficios a finales de este año? piensen ahora en las elecciones, en el ajuste fiscal pendiente y en el difícil entorno internacional. Piensen en el deterioro de los márgenes y en la ambigüedad, cada vez mayor, en política monetaria. Piensen en todo ello cuando hagan pronósticos de resultados para los próximos meses y para 2013.
Una cosa más: las bolsas están baratas con respecto a la deuda. No me cabe ninguna duda. Pero es que detrás de la caída de los tipos a medio y largo plazo, además de los bancos centrales, hay mucho miedo. El miedo es incompatible con una recuperación sostenible de las bolsas. La mejora en la relación entre ambos activos no sólo debe venir de una subida de las bolsas como también de repuntes consistentes en los tipos de interés de la deuda. No es el aplanamiento que vemos ahora.