En el número que publiqué a principios de mayo de mi Newsletter “Los Cuadernos del Mercado” hable por primera vez sobre el bitcoin. Y voy a seguir haciéndolo, aunque solamente desde un punto de vista analítico, no recomendándolo activamente en un sentido u otro (comprar o vender). Ni lo haré yo ni lo hará Nextep Finance - la empresa de asesoramiento financiero que dirijo - hasta que sea un activo que cuente con el mismo nivel de regulación, transparencia y supervisión que el resto de activos.
No tengo nada contra el Bitcoin, más bien todo lo contrario: si llega a consolidarse esta u otra criptomoneda, será un excelente instrumento de cobertura frente a los excesos de los bancos centrales. Pero un activo objeto de inversión masiva tiene que contar con ciertos requisitos de supervisión (que no implica control de los bancos centrales, porque en ese caso perdería gran parte de su atractivo).
Señalaba en aquel número de “Los Cuadernos” que se estaban sumando muchas fuerzas para regular las criptomonedas. Y que esto traería volatilidad a estos activos en un momento en el que en paralelo, el análisis técnico empezaba a dar señales de agotamiento en la cotización del Bitcoin.
Entre las razones que planteaban los distintos gobiernos para empezar a regular el bitcoin no figuraba como prioritaria proteger a los inversores minoristas (aunque también). Más importante es el hecho de que los rescates que cobran los piratas informáticos son en criptomonedas de difícil rastreo, o la pérdida de recaudación fiscal (probablemente eso es lo que más les preocupaba). También existía preocupación por la cantidad de inversores minoristas que estaban cayendo en auténtica ludopatía invirtiendo en criptomonedas. Por su parte, gobiernos de corte autoritario como el chino estaban preocupados con perder control sobre ese dinero y esas transacciones.
Ya en aquel momento destacamos como positivo que se intente supervisar este mercado, pero advertimos del peligro de que el inicio del proceso generara caídas en la cotización. Especialmente si iba acompañado de señales técnicas de venta.
En mi opinión, en el mercado hay que utilizar tanto el análisis fundamental, como el técnico. El primero indica qué es lo que hay que comprar, el segundo el momento de hacerlo. En caso del bitcoin el técnico es especialmente importante, ya que es el único que se puede utilizar en este momento. No existen datos fundamentales como ocurre en otras divisas, que dependen de la evolución de la economía subyacente o la actuación de los bancos centrales. O como en el caso del oro, que sería también un posible elemento de comparación, donde existen cambios en la producción.
Así que el análisis técnico era y es muy importante en el caso de la criptomonedas y por aquellas fechas de primeros de mayo no tenía muy buena pinta. Poco después empezó el ataque de gobiernos y reguladores y a partir de ahí todo han sido problemas.
Esperemos que esos problemas se resuelvan pronto porque el gran atractivo de una cripto moneda consolidada y adecuadamente regulada es que puede ayudar a protegerse frente a los excesos de los bancos centrales. Y excesos “haberlos, haylos”.
Los más grandes (Reserva Federal, BCE y Banco de Japón) están corriendo el riesgo de que se produzca una pérdida de confianza de los inversores en su papel moneda si siguen fabricándolo de forma absolutamente descontrolada y sin límite. Es lo que hacen cuando compran bonos en el mercado (QE): fabrican dinero para comprar esos bonos y inyectar liquidez al sistema. Si siguen así, los inversores más inteligentes empezarán a colocar su dinero en activos refugio, como pueden ser el franco suizo o el oro. Y si para entonces Bitcoin u otras criptomonedas están regulados y supervisados serán también grandes beneficiarios de esa pérdida de confianza.
Mirando a corto plazo, la situación actual del bitcoin, la parte referida al análisis técnico ha mejorado sustancialmente. Rompiendo el nivel 40.400 ha conseguido romper la tendencia bajista en la que se encontraba. En cambio la cuestión regulatoria sigue pendiente y representa un riesgo significativo, aunque lo más probable es que a largo plazo se encuentre una solución razonablemente buena para todos. Por lo tanto, para quien quiera invertir en esta criptomoneda hay dos fases muy claras: una, cuando el análisis técnico da señal de compra, cosa que ya se puede considerar que se ha producido. Otra cuando el aspecto “fundamental” sea mejor como consecuencia de avances y acuerdos en el tema de la regulación. Esta última sería la más aconsejable para el inversor menos dado a asumir riesgos excesivos.
Superadas ambas fases, lo que mejor le puede ocurrir a los inversores en Bitcoin es que los bancos centrales sigan pensando que pueden seguir fabricando billetes y comprar todos los bonos que hay en el mercado. En este sentido va a ser muy interesante observar cómo evoluciona el Bitcoin cuando los bancos centrales empiecen a reducir sus compras de bonos, lo que se conoce como “tapering”, pero, sobre todo, cuando toque deshacer el camino andado y empezar a drenar liquidez, es decir, a retirar al menos parte de la liquidez que han inyectado en el mercado. Va a ser muy interesante estudiar la correlación entre lo que hagan los bancos centrales y la evolución de Bitcoin, aunque evidentemente no es el único factor que afectará a la cotización, pero de eso hablaremos en la próxima ocasión.