Dos largas jornadas se inician desde este jueves, en las que los mercados estarán concentrados casi exclusivamente en el referendo de Reino Unido, que definirá su permanencia o no en la Unión Europea.
El único antecedente similar, aunque por supuesto con una relevancia mucho menor, fue la decisión de Grecia de quedar dentro de la zona euro a inicio de 2015. En aquella oportunidad, la opinión del pueblo griego estaba dividida tiempo antes de la votación, aunque finalmente nada sucedió. Sí, en cambio, hay que destacar que el euro, la moneda de Grecia, cayó a un mínimo de 12 años, al llegar a 1,0460, desde donde rápidamente se recuperó.
Pero nos ocupa hoy esta situación, no exenta de dramatismo, en la que la libra Esterlina está en el foco de los inversores. La divisa británica estuvo ya cerca de 1,50 en el mediodía de Europa, como previendo una permanencia de Gran Bretaña en la UE. Sin embargo, se sabe que estos movimientos suelen ser generados por compras y ventas entre grandes entidades, y que una mínima duda acerca del resultado del referendo dará lugar a una baja estrepitosa de la libra.
Desde un costado técnico, el gap que dejó el cruce GBP/USD en 1,4345 el pasado lunes, será cubierto en algún momento. Y puede que ese momento sea en las próximas 24 horas.
Veamos entonces que es lo que puede pasar próximamente. La permanencia de Reino Unido en la UE debería tener un efecto positivo en la libra, aún cuando el resultado de la votación sea muy ajustado. En dicho caso, y ya con el mercado habiendo descontado esta probabilidad -la libra se apreció casi 1000 puntos en poco más de una semana-, el efecto debería ser más acotado. Hasta donde puede llegar la libra en esa circunstancia? Los máximos de octubre de 2015, en 1,55, parecen ser una buena barrera que detenga a la divisa británica.
El problema para la libra comenzará si el "Brexit" tiene éxito. En ese caso, el gap de 1,4345 antes mencionado puede ser solo un precio más para la caída del par GBP/USD, que recién halla un soporte en los mínimos de febrero de este año, en 1,3845, pero que tiene su próxima parada en 1,3520, donde aterrizó en plena crisis mundial en marzo de 2009, justo cuando el Bank of England recortó los tipos de interés al 0,5%, que aún hoy, 7 años después, mantiene sin perspectivas de cambio en lo inmediato.
Las implicancias que puede tener un movimiento de este tipo son de largo plazo, imprevisibles en lo inmediato, y con un efecto cascada para el euro, el yen, y en menor medida el dólar. No vale la pena hacerse eco de lo que puede pasar dentro de dos o tres años, cuando puede haber un movimiento de 1200 o 1500 puntos, o más en pocos minutos.
Pero sí conviene ver que el euro, por ejemplo, está superando 1,14 en estas horas -ya tocó 1,1420 hace minutos-, en un acompañamiento punto a punto del alza de la libra. Seguirá en ese camino si Reino Unido se queda en la UE? No parece. Al euro le aparecen resistencias fuertes en 1,1460, 1,15 y en el máximo del año, en 1,1615. Sin embargo, sí puede caer en buena forma si los británicos deciden irse: la zona de 1,0820 aparece como el principal soporte de este año, pero le sigue de cerca 1,05 y 1,0460, mínimos de diciembre y marzo de 2015, respectivamente. De todas formas, no parece que el euro vaya a sufrir una oscilación tan fuerte en 24 horas, como sí puede observar la libra.
El yen, por su parte, cae en línea con el alza de la libra, pero puede recuperarse en pocas horas si la divisa británica cae. Buscado otra vez como el refugio más seguro, la compra de libras coincide con la ventas de yenes, y viceversa. El gap que dejó el par USD/JPY en 106,95 sugiere un alza del precio a ese nivel en el corto plazo, aunque es difícil ver más allá. Una salida de Reino Unido de la UE puede llevar al yen a la zona de 103,55, máximo del año, sin problema alguno, y acercarse a 100 con dificultades mínimas. Claro que ahí estará mirando con atención el Banco de Japón, presto para intervenir.
Como se ve, la de este jueves, y principalmente la del viernes, serán jornadas históricas para los mercados, y en particular para Reino Unido. No nos gusta ingresar en el terreno de las palabras grandilocuentes, hablando de que nada será igual en el futuro para los británicos. La división típica que se produce en el ánimo de los pueblos antes de un acto eleccionario no está ausente esta vez, pese a la clásica flema británica. Pero el lunes, la vida seguirá, y solo en las altas esferas habrá algunos reacomodamienos. El líder británico, David Cameron, sí debe estar algo preocupado.
Pero no mucho más que eso. Hay que tratar de quitarle dramatismo al mercado, y para ello, lo mejor será no colocar posiciones hoy, y probablemente mañana viernes. O alguna posición mínima, de cobertura de las ya existentes. Tomar riesgos en un día así es un acto de arrojo en una actividad que no es para valientes, sino para pensantes. Recuerde que el lunes, al igual que para los británicos, la vida y los mercados siguen.