La reunión de octubre del Banco Central Europeo tiene un componente importante: tras varias aburridas presentaciones del presidente Mario Draghi, en las cuales no dijo esencialmente algo importante, la expectativa pasa por ver que pasará con el plan de estímulo a la economía.
Veamos la situación: con muchos años de demora, el BCE cambió su estatuto en septiembre de 2014, algo que pasó en su hora algo desapercibido, dado que en la reunión de ese mes la novedad fue un inesperado recorte de tipos de interés. Sin embargo, ese cambio de estatuto abrió la puerta a la implementación de un plan de estímulo a la economía, que recién se puso en marcha en marzo de 2015, que en principio llegaría a septiembre de este año.
Cuando con el curso de los meses, Draghi y su gente vieron que los 60 mil millones de euros que colocaban en la economía no surtían efecto, decidieron ampliarlo a los actuales 80 mil millones, y con un plazo extendido a marzo de 2017. Por eso, muchos comienzan a vislumbrar el fin de este plan, aunque no son pocos los que creen que se puede extender al menos hasta septiembre de 2017. Evidentemente, las cifras macro no acompañan al plan, y el euro parece ajeno a que al circuito económico le “sobran” 80 mil millones mensuales.
La cuestión es entonces: ¿hablará Draghi sobre el particular, o solo se referirá a las cifras que siempre menciona? La clave pasa por allí: si se extiende el plan, probablemente el euro quiebre 1,0915, que tocó con el Brexit, a fin de junio. Si mencionara algo sobre el fin del plan, será la hora de comprar euros. En poco tiempo lo sabremos.