International Business Machines (NYSE:IBM) acaba de mostrarles a los inversores lo único que no querían ver de una empresa tecnológica en pleno cambio: una disminución de ventas.
Antes de que IBM publicara su informe de resultados del tercer trimestre el martes, las expectativas apuntaban a que el Gigante Azul había detenido su racha de descenso de ventas de seis años y que su nuevo motor de crecimiento —la computación en la nube, la inteligencia artificial y la seguridad en red, era lo suficientemente potente como para mantener ese impulso.
Pero las cifras del tercer trimestre han contado una historia diferente. IBM sigue luchando para romper con su pasado, cuando sus míticas unidades centrales —ordenadores gigantescos que ayudan a las grandes multinacionales a procesar datos informáticos complejos— impulsaban el crecimiento.
IBM ha anunciado que los ingresos del 3T han descendido en un 2,1% hasta 18.800 millones de dólares, decepcionando a los analistas que esperaban que fueran 19.100 millones de dólares. Los ingresos de la nube, que se ha convertido en un indicador clave a tener en cuenta, aumentaron un 10% hasta 4.500 millones de dólares, la mitad de la expansión del 20% del segundo trimestre. El segmento "Cognitive Solutions" de la empresa, que incluye inteligencia artificial y la supercomputadora Watson, también ha experimentado una importante disminución de ingresos, de alrededor de un 5% interanual.
Los inversores están descontentados con el funcionamiento de la empresa, provocando la mayor caída de las acciones de IBM en más de cuatro años y pulverizando las esperanzas de una recuperación rápida de sus acciones que cotizan actualmente a 130,55 dólares. En nuestra opinión, confiar en la recuperación de IBM es una mala apuesta. La razón es simple. IBM tiene serios competidores en la nueva economía que se están quedando con la mayor parte de las nuevas áreas de crecimiento tan cruciales para el éxito de una empresa.
IBM, que acaparó el dominio del sector durante las primeras décadas de la informática con inventos como las unidades centrales y el disco floppy, ya no es una empresa innovadora y apenas plantea un desafío a los actuales gigantes de la tecnología como Amazon (NASDAQ:AMZN) y Alphabet (NASDAQ:GOOGL).
Incluso tras años de tremendas inversiones en adquisiciones, infraestructura y reestructuración, su director general, Ginni Rometty, ha conseguido generar un crecimiento sostenido en la unidad de negocios que incluye la nube y la inteligencia artificial.
En el mercado de la computación en la nube, por ejemplo, Amazon Web Services (AWS) sigue siendo el líder mundial con un 33%, seguido de Microsoft Azure (NASDAQ:MSFT) con el 13% y Google Cloud Platform con un 6%, según Synergy Research Group.
El que fuera en su día uno de los principales inversores de IBM, Warren Buffett, ha vendido casi la totalidad de sus participaciones en la empresa a través de su empresa de inversión Berkshire Hathaway (NYSE:NYSE:BRKa).
"No valoro IBM como lo hacía cuando empecé a comprar sus acciones hace seis años", dijo a la CNBC el año pasado. "Creo que si echamos la vista atrás hacia lo que preveían y cómo pensaban que se iba a desarrollar el negocio, yo diría que se han topado con más de un competidor bastante serio".
Si IBM no va a ser un ganador en la nueva economía, ¿hay alguna razón para comprar sus acciones? Un posible atractivo es su jugosa rentabilidad por dividendo que está acercándose al 5% tras la venta masiva de las acciones de los últimos cinco años.
Pero la estabilidad de esa retribución también es cuestionable, ya que depende en gran medida del éxito de la empresa. Su negocio de unidades centrales, una vaca lechera que se está agotando lentamente, no puede respaldar ese flujo de ingresos. En un momento en que las empresas están migrando rápidamente hacia la nube, la utilidad de sus viejos servidores está desvaneciéndose rápidamente.
En conclusión
El rendimiento de IBM en los últimos trimestres muestra que no se puede generar crecimiento constante a través de su cartera. Creemos que existen mucho mejores oportunidades de ingresos y crecimiento en el mercado. No vemos ningún beneficio en aferrarse a IBM y quedar a la espera de una recuperación que podría no llegar nunca. IBM es una mala apuesta que los inversores inteligentes deberían evitar.