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¿Se están agotando las opciones de un buen acuerdo de Brexit para el Reino Unido?

Publicado 14.11.2017, 13:11
Actualizado 02.09.2020, 08:05

Por Jason Martin

Nota del editor: este artículo es la primera parte de un análisis especial sobre la actual situación de las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Usted podrá encontrar la segunda parte del mismo en este enlace.

El paso de los meses sigue lastrando las "negociaciones" del Brexit entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido y ha sido poco el avance obtenido en las cuestiones que son realmente importantes para los mercados. De hecho, puede que al Reino Unido se le esté agotando la oportunidad para firmar un "buen acuerdo" en sus futuras relaciones comerciales con los que “pronto serán” sus excompañeros europeos.

Entre las principales preocupaciones para el Reino Unido figura el impacto económico de los nuevos acuerdos a tratar con respecto a los negocios con su mayor socio comercial incluyendo aduanas y aranceles o la posibilidad de que se pierdan puestos de trabajo al optar las empresas por desplazar sus operaciones a otros lugares de Europa que permanecen en la UE, así como absolutamente todos los aspectos de los vínculos bilaterales entre los dos asociados.

Las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea comenzaron oficialmente el 19 de junio, casi un año después de que el referéndum del 23 de junio de 2016 decidiera que el Reino Unido dejaría el grupo de 28 miembros de la UE creado con el fin de establecer una potencia política y económica que, entre otras cosas, permitiría la libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales en el mercado interior.

Los negociadores de ambas partes se han estado reuniendo cara a cara más o menos durante una semana al mes, pero al parecer ha habido pocas señales de progreso. La UE ha insistido en que las conversaciones deben centrarse primero en los acuerdos sobre los derechos para los ciudadanos de cada región que viven actualmente en territorio del otro, la frontera entre Irlanda y su vecino homónimo del Norte, controlada por los británicos, y la cantidad de dinero que el Reino Unido tendrá que dar a la UE como parte de la "tasa de separación" destinada a cubrir las obligaciones financieras del Reino Unido con el bloque europeo.

Ambas partes han discutido en detalle cuáles son los derechos que los ciudadanos que residen en la otra región deberían tener cuando la separación se haga oficial, pero dichas conversaciones han hecho poco más que establecer en qué están de acuerdo y en qué no, y qué aspectos necesitan de una mayor discusión.

Tanto el Reino Unido y como la UE parecen estar de acuerdo en que la frontera irlandesa es un caso especial que debe manejarse con cuidado para no perjudicar a los avances logrados en el proceso de paz de 25 años.

El principal escollo antes de que la Unión Europea permita que comiencen las discusiones sobre un futuro acuerdo comercial parece ser la "ley de divorcio". La UE exige que el Reino Unido pague unos 60.000 millones de euros, pero la primera ministra británica, Theresa May, ha ofrecido una cantidad mucho menor, alrededor de un tercio de la misma.

La UE ha indicado que se han hecho progresos, pero que hasta ahora son insuficientes para que las conversaciones avancen hasta la siguiente etapa de futuros acuerdos comerciales. Tras terminar la sexta ronda de negociaciones el 10 de noviembre, el negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, exigió aclaraciones sobre este aspecto del acuerdo en un plazo de dos semanas para poder entrar en la segunda fase de las negociaciones, incluyendo las cuestiones comerciales.

Las esperanzas centradas en diciembre

El Consejo Europeo, formado por los jefes de Estado de los países miembros de la UE, ha programado la llamada Cumbre de la Unión Europea los días 14 y 15 diciembre. Éste es el evento que ahora mismo se espera que proporcione el próximo momento decisivo en las negociaciones de Brexit, cuando la UE podría acceder seguir adelante con las negociaciones sobre el futuro comercio con el Reino Unido.

En caso de que esto no ocurra, se consideraría un serio revés para ambas partes con la inminente llegada de 2018, acercándose rápidamente hacia la fecha de disolución oficial el 29 de marzo de 2019. Ambos grupos desean fervientemente algo de espacio para respirar, ya que cualquier acuerdo eventual tendrá que ser aprobado por los políticos de cada una de las regiones en lo que probablemente sería un largo proceso.

En cuanto a la UE, un borrador del acuerdo se enviaría al Consejo Europeo donde debe obtener luz verde de 20 de los 27 miembros, que representan el 65% de la población, antes de enviarse al Parlamento Europeo para su ratificación.

En el Reino Unido, Theresa May prometió que buscaría el voto de aprobación en plan "o lo tomáis o lo dejáis" tanto en la Cámara de los Comunes como en la Cámara de los Lores del Parlamento Británico.

Planes de las empresas en la oscuridad

Ante el clamor de las empresas británicas, May ha presionado para conseguir un período de transición con la Unión Europea que mantendrá las disposiciones actuales mientras ambos socios trabajan en la puesta a punto del acuerdo. "Un periodo de aplicación estrictamente limitado en el tiempo será crucial para nuestro futuro éxito", ha afirmado. Las esperanzas vuelven a estar puestas en esa Cumbre de la UE de mediados de diciembre para asegurar al menos el permiso para comenzar a discutir acuerdos de comercio y de transición.

El secretario británico para el Brexit, David Davis, ha indicado que el Reino Unido espera alcanzar un acuerdo sobre el período de aplicación en el primer trimestre, lo que indica que ambas partes tendrían solamente alrededor de un año antes de la fecha de divorcio oficial para resolver detalles. Un período de transición podría ser clave, pues proporcionaría un lapso de tiempo post-Brexit al comenzar a implementarse los nuevos acuerdos.

Sin unos " trámites de divorcio” claros ahora mismo, entra en juego la capacidad de las empresas de establecer sus planes de emergencia de separación, mientras continúan sumidos en la incertidumbre acerca de en qué marco final el Reino Unido y la UE podrían ponerse de acuerdo. La Confederación de la Industria Británica (CBI) advirtió de que, según una encuesta a las empresas, sólo aproximadamente el 10% ha comenzado a implementar sus planes para un "posible no acuerdo", lo que se conoce como un "Brexit duro", aunque el 60% de las empresas británicas ha asegurado que tomará medidas a finales de marzo.

"Este es un momento extraordinariamente importante para las negociaciones del Brexit hasta las vacaciones de Navidad, cuando las empresas realmente necesitarían una mayor certeza y más claridad, y la razón por la que es tan urgente es que ahora tenemos en una ventana de toma de decisiones”, advertía el 5 de noviembre la directora general de la Confederación de la Industria Británica, Carolyn Fairbairn, en una entrevista para la BBC.

"Nuestro mensaje, el de las empresas, es más certeza rápidamente, particularmente acerca de la transición, y particularmente en las próximas cuatro semanas", añadía.

El presidente de la Confederación, Paul Drechsler, señaló en una conferencia el 6 de noviembre que las empresas más grandes y mejor equipadas del Reino Unido ya habían comenzado sus planes de contingencia, pero señalaron que las pequeñas y medianas empresas están "luchando para planificar, predecir y calcular".

En la misma conferencia de la Confederación de la Industria Británica, el director ejecutivo de BT, Gavin Patterson, también insistió en que se está acabando el tiempo para que las empresas empiecen a tomar decisiones e instó a la claridad, advirtiendo de que a las empresas nos les va a quedar más remedio que hacer planes para un Brexit duro.

"El comienzo del próximo año (un acuerdo de transición) va a comenzar a perder valor”, dijo.

"En última instancia, el horizonte de planificación de la mayoría de las empresas con las que he hablado, es de entre un año y 18 meses", explicaba Patterson. "Si no tienes una certeza para entonces, hay que comenzar a hacer planes para el peor escenario", concluyó.

Según el supervisor jefe del Banco Central Europeo, Daniel Nouy, unos 50 bancos que operan en la UE desde el Reino Unido han hablado con sus supervisores para solicitar información sobre cómo trasladarse y continuar sus operaciones. Sin embargo, Nouy también ha señalado que al BCE le preocupan también muchos otros bancos que todavía están retrasando sus planes de contingencia.

Pero las empresas británicas y europeas no son las únicas que tratan de lidiar con la plaga de incertidumbre.

Lloyd Blankfein, presidente y director ejecutivo de Goldman Sachs (NYSE: GS), parecía estar haciendo preparativos en octubre cuando elogió su estancia en Fráncfort en un tweet que hacía una referencia clara a la idea de que las empresas financieras bien podrían trasladar sus operaciones a la capital financiera alemana, afirmando además que seguramente pasaría mucho más tiempo allí".

Traducción: "Saliendo de Fránfort. Grandes reuniones, buen tiempo, realmente lo he disfrutado. Bien, porque voy a pasar un montón de tiempo aquí. #Brexit"

Sin embargo, sólo once días después, Blankfein pareció recular, subrayando la incertidumbre suscitada en torno al proceso del Brexit pues prometió que Goldman Sachs seguiría adelante con sus planes de establecer su sede europea en Londres, aunque admitió que las negociaciones del Brexit dejaban eso "fuera de nuestro control".

Traducción: "En Londres. GS sigue invirtiendo en nuestra nueva y gran sede europea aquí. Esperando/deseando instalarnos, aunque hay muchas cosas fuera de nuestro control. #Brexit"

Impacto de un Brexit duro

En el peor de los escenarios, el conocido como un "Brexit duro", en el que las partes no lleguen a un acuerdo sobre el comercio, se aplicarían las reglas de la Organización Mundial del Comercio para productos enviados desde el Reino Unido a la UE y viceversa. Muchos productos industriales tendrían de pronto más aranceles, aunque sólo del 2% al 3%, pero los automóviles tendrían un 10% más de impuestos, mientras que muchos productos agrícolas tendrían un arancel de entre el 20% y el 40%.

Las empresas británicas que exportan al continente tendrían de pronto que presentar sus productos a la autoridad aduanera el Reino Unido, la Agencia Tributaria y de Aduanas Británica. Un sistema de seguridad ha sido ya establecido, lo que implica que las mismas obligaciones se podrán aplicar a todos los países con los que el Reino Unido no tenga ningún acuerdo especial. La Agencia Tributaria y de Aduanas Británica calcula que unas 130.000 empresas que exportan a la UE probablemente tendrán que lidiar con las aduanas por primera vez.

Huelga decir que el escenario de no acuerdo probablemente lastraría la economía británica. Según las cifras, el crecimiento económico del Reino Unido sólo habrá descendido hasta el 1,7% este año, frente a la expansión del 1,8% registrada en el año 2016. Sin embargo, sobre una base comparativa, el Reino Unido experimentó el año pasado la segunda mayor expansión de entre los países del G7, mientras que su crecimiento en el tercer trimestre de este año fue de apenas un 0,4%, dejándolo encaminado a repetir la lectura del segundo trimestre, la menor tasa de crecimiento del grupo. Además, el país va camino de su peor tasa anual de crecimiento desde el valle de la recesión tras crecer tan sólo un 1,0% durante los primeros nueve meses del año, su tasa más lenta de expansión entre enero y septiembre desde 2009.

Los expertos están convencidos de que se llegará a algún tipo de acuerdo entre el Reino Unido y los 27 miembros restantes de la UE sobre el comercio y el período de transición. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió en sus últimas previsiones económicas regionales que no había tenido en cuenta un escenario en el que no se llegara a ningún acuerdo, pero que es cierto que un Brexit "disruptivo" probablemente tendría un impacto muy perjudicial.

"Si el Reino Unido abandona la Unión Europea sin un acuerdo, habrá un notable incremento de las barreras comerciales, posiblemente acompañado de la interrupción de los servicios en diversos sectores, con repercusiones negativas en la actividad económica”, explicaba el FMI, añadiendo que daría lugar a "un crecimiento sensiblemente más bajo de lo que se prevé ahora mismo".

¿Momento decisivo para la libra esterlina?

Quizás el impacto más claro de la incertidumbre del Brexit puede verse en la libra. El par GBP/USD ha descendido en torno a un 12% con respecto al precio de cierre de 1,4879 de USD un día antes de que se anunciaran los resultados.

GBP/USD semanal

Aunque la libra ha logrado una impresionante recuperación desde los mínimos registrados en octubre, en parte debido a la intervención del Banco de Inglaterra para controlar la inflación con el ajuste de la política monetaria, un acuerdo entre el Reino Unido y la UE sobre el Brexit sigue siendo un factor de riesgo importante para la divisa.

"La Cumbre de la UE de diciembre será un momento decisivo para nuestro enfoque positivo en cuanto a la libra", ha explicado recientemente el estratega de Banco de Inglaterra, Viraj Patel. "Si las negociaciones de divorcio siguen estancadas y se estanca el avance hacia un acuerdo de transición, mucho nos tememos que la libra podría convertirse en “la gran apuesta en corto” de 2018".

Al Banco de Inglaterra le preocupa la posibilidad de un Brexit duro

En su último informe de inflación, que coincidió con una subida de tipos, el Banco de Inglaterra también admitió que el Brexit era el factor "más determinante" en sus previsiones y estableció el impacto visible que ya había tenido la decisión de abandonar la UE.

El exceso de inflación de las previsiones refleja sobre todo los efectos de la caída de la libra vinculada al referéndum sobre los precios de las importaciones.

Las incertidumbres en torno al Brexit están lastrando la actividad doméstica, que ha disminuido a pesar de que el crecimiento mundial ha aumentado considerablemente.

Y las limitaciones relacionadas con el Brexit en lo relativo a la inversión y la mano de obra parecen estar reforzando la fuerte desaceleración del ritmo al que la economía puede crecer sin generar presiones inflacionarias observada los últimos años.

Al igual que las empresas británicas, el Banco de Inglaterra también reconoce que no pueden hacer otra cosa que vadear las aguas de la incertidumbre en la situación actual.

"El impacto de Brexit en las previsiones evolucionará según avancen las negociaciones. En concreto, cualquier resolución de la incertidumbre acerca de la naturaleza y la transición hacia las nuevas relaciones del Reino Unido con la UE en la medida en que afectan al comportamiento de los hogares, las empresas y los participantes del mercado financiero propiciaría una reevaluación del panorama económico”, explicó.

El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, está convencido de que la economía del Reino Unido crecerá más despacio a corto plazo si el país no es capaz de garantizar un futuro acuerdo comercial con la UE tras el Brexit.

"En el corto plazo, sin duda, si tenemos materialmente menos acceso (al mercado único de la UE) del que tenemos ahora, esta economía va a tener que reorientarse y durante ese periodo de tiempo el crecimiento se verá lastrado”, afirmó el 5 de noviembre en una entrevista para ITV.

Las observaciones de Barnier de que el Reino Unido tiene un plazo de dos semanas para aclarar sus responsabilidades financieras a la UE pone la cuenta atrás aún más en perspectiva. Si no consiguen dejar atrás la primera fase de negociaciones a tiempo para la Cumbre de diciembre, la incertidumbre que atormenta a las empresas británicas no hará más que empeorar.

Mientras continúa el debate sobre si el Reino Unido estará o no estará mejor fuera de la UE, bien podría cerrarse la ventana para evitar un Brexit duro y conseguir un buen acuerdo comercial. ¡Tic-tac!

Puede leer la segunda parte de este análisis aquí.

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