Anticiparse al cambio de ciclo económico es una de las tareas más difíciles que tiene un inversor por delante. Sin embargo, existen señales que sirven de mucha ayuda. Hoy analizamos una de ellas.
En el año 2010 comencé a colaborar por primera vez con Inversor Global. Por ese entonces, la empresa había expandido sus negocios más allá de la frontera de la Revista Impresa para ofrecer cursos de capacitación al inversor.
En ese marco, preparé una clase denominada Administración de Portafolios. La misma estaba centrada en dos ejes fundamentales: la necesidad de que cada persona entienda qué perfil de inversor tenía (conservador, moderado o agresivo) y cómo se podía generar importantes retornos a través de la anticipación al ciclo económico.
Mi columna de hoy se centrará en este último factor, el de los ciclos económicos.
Tanto los mercados como las economías se mueven en ciclos. No importa de qué país se trate o de qué región económica. Incluso el mundo es cíclico. La diferencia entre los ciclos de mercado y los ciclos económicos es que los primeros ocurren antes. Como bien se dice en la jerga bursátil, los mercados se adelantan a los acontecimientos económicos.
En concreto, podemos detectar cuatro fases del ciclo:
1.Recuperación: después de una instancia de depresión, los mercados y la economía inician a salir a flote. Comienzan a observarse síntomas positivos en el nivel de actividad y los agentes de la economía recuperan la confianza. En ese momento los inversores empiezan a apostar a las acciones.
2.Auge: los síntomas de confianza se exacerban hasta el extremo. Los inversores creen que esta situación perdurará por siempre y se animan a realizar apuestas más agresivas para su portafolio, como por ejemplo, la inversión en los commodities. En términos de actividad se expande más allá de lo necesario la frontera productiva y los consumidores se endeudan para financiar consumo más allá de sus posibilidades.
3.Crisis / Recesión: cambia el ánimo de los inversores y de los distintos jugadores de la economía. Todo luce más sombrío, la desesperanza aumenta y el desánimo es generalizado. Caen los mercados de acciones y la actividad económica se contrae. Los inversores prefieren refugiarse en efectivo.
4.Depresión: llegamos al punto donde no parece haber salida para nadie, las inversiones en capital físico se derumban por completo, aumenta el desempleo y los indicadores sociales se deterioran. Los mercados bursátiles sufren y los inversores se refugian en activos de alta calidad crediticia y seguros como los bonos.
Todo luce extremadamente sencillo desde este punto de vista. Si uno sabe interpretar en qué parte del ciclo económico nos encontraremos en el futuro, entonces es muy fácil saber dónde invertir.
Pero hay un pequeño obstáculo (y que no es menor)…
¿Cómo me doy cuenta en qué fase del ciclo económico nos encontramos con anticipación?
No es una pregunta fácil de responder. Hay mucha información disponible dispersa y, muchas veces, contradictoria que no nos permite ver con claridad el escenario económico al cual nos encontraremos.
Una solución para esto es tratar de focalizarse en datos concretos, objetivos, que carezcan de subjetividad para poder decidir.
Hoy te voy a describir una fuente de esa información, la cual nos puede mostrar qué es lo que podemos esperar para los próximos meses. El dato en el que voy a focalizar es el de las ganancias corporativas.
Estamos llegando casi al final de la temporada de presentación de balances trimestrales en Wall Street y los resultados no han sido óptimos. De hecho, las ganancias de las compañías del S&P 500 en el primer trimestre han caído en promedio un 7,1%.
Se trata de la primera vez desde la crisis de 2008 que este grupo de empresas que conforman el índice acumulan cuatro caídas de ganancias trimestrales consecutivas.
Si las empresas no ganan dinero suficiente, sus expectativas de cara al futuro empeorarán y, además, tendrán menos recursos disponibles para invertir en el futuro.
Algunos suponen que la caída de las ganancias corporativas ha llegado a un piso, pero los hacedores de política monetaria a nivel global no piensan lo mismo. Por nombrar un caso, la Reserva Federal viene demorando la suba de la tasa de interés desde hace varios largos meses aludiendo una desaceleración de la economía global y el empeoramiento de las condiciones financieras globales.
Entonces, ¿qué nos dice el dato de las ganancias corporativas?
Básicamente que, al menos por unos meses, la situación económica será incierta y no podemos descartar una recesión en el horizonte. Los balances de las firmas son el real termómetro de cómo está el nivel de actividad en el mundo y cómo se encuentra la confianza del consumidor.
Sin embargo, esto no supone que debemos posicionarnos totalmente en efectivo o bonos, como sugieren las fases del ciclo de Recesión y Depresión, pero al menos debemos saber que las acciones se mantendrán erráticas en el corto plazo. La selectividad, en estos casos, es un plus que todo inversor debe tener en este momento.