Maurice Harari, Gestor de cartera de SYZ AM
Una tibia mejora de las magnitudes macroeconómicas junto con unas políticas monetarias aún acomodaticias no parecen ser suficientes como para cambiar las posturas levemente conservadoras, aunque podría considerarse también la posibilidad de elevarla un peldaño el riesgo. Sin embargo, en el contexto actual lo más prudente parece ser esperar a que la tendencia de crecimiento mundial y la estabilización den señales más firmes antes de aumentar efectivamente el grado de riesgo general de las carteras.
Ante estas circunstancias, también sería recomendable mantener el enfoque de duración en 'leve aversión' por los mismos motivos que ya apuntábamos, la ausencia de inflación y a la laxitud de los bancos centrales. En esta coyuntura, la duración aún puede brindar una cobertura útil a las carteras frente a un riesgo de desenlace macroeconómico negativo, menos probable pero aún no desdeñable, pese a lo caras que están las valoraciones de los bonos hoy día.
Por el contrario, sí que apostamos por mejorar levemente el enfoque bursátil de la Eurozona, los países escandinavos y China. Esta revisión no se aplicaría a otros mercados emergentes como puede ser el sudafricano, donde los riesgos idiosincrásicos recomiendan rebajar ligeramente las posiciones en el parqué.
De este modo, se puede reajustar la asignación bursátil de las carteras reduciendo la sobreponderación en mercados o sectores defensivos e introduciendo algo más de sesgo cíclico y de valor. Esta estrategia responde a los incipientes y alentadores signos de la dinámica cíclica de Europa y China, que permitirían reducir la composición defensiva implícita de la asignación bursátil.
En vista de los niveles extremos de valoración relativa entre mercados y sectores defensivos y cíclicos, sería conveniente buscar posiciones que eviten que quedar a contrapié si se produce una reversión temporal o una corrección del rendimiento relativo causadas por un declive del temor respecto al crecimiento mundial.
La estrategia en renta variable también se hace extensible a la renta fija, donde convendría tomar una posición neutral, reduciendo la sobre ponderación en deuda pública frente a la corporativa. En este sentido, sería recomendable elevar las ponderaciones de deuda corporativa de alta calidad, mientras que la de alto rendimiento debería pasar a «leve aversión».
En la cesta de deuda pública nominal, la italiana es la más interesante en el mercado de bonos del Tesoro habida cuenta de la relajación de la política monetaria del BCE y el interesante valor relativo que aún brinda. La deuda pública estadounidense y la canadiense son otras opciones atractivas en esta clase de activos ya que se podría decir que brindan el mayor grado de protección a las carteras en un supuesto de recesión que indujera diversos recortes de tipos de la Fed.
Asimismo, en el mercado de divisas, el dólar estadounidense mantiene una posición preferente frente al euro pese a su mayor valoración, ya que ofrece mejores perspectivas de crecimiento y, sobre todo, un diferencial de rentabilidad aún positivo. Y, por último, el oro y el yen ganan cierto interés ya que diversifican la cartera en un entorno de aversión al riesgo.