El primer proyecto de cisne negro del año en forma de coronavirus fue suficiente para llevar a los índices mundiales a perdidas en torno al 1% en el balance de la pasada semana. A pesar que los datos macro que se conocieron fueron positivos, como la mejora de los PMIs de la Eurozona, los inversores se decantaron por la prudencia prefiriendo el refugio de la deuda a los activos de riesgo.
La cotización de los bonos se vio favorecida demostrándose nuevamente la solidez de este activo a pesar de sus bajas tasas de retorno. La deuda española a 10 años redujo su tasa de rentabilidad hasta el 0,343% y el Bund alemán hasta el -0,339%. En el terreno de las divisas, como era de esperar ante hechos inesperados, la moneda fuerte se vio también favorecida y el dólar estadounidense recupero terreno respecto al Euro.
Como indicaba la pasada semana el tono emocional actual del inversor, tan optimista, solo podría verse afectado por algún cisne negro. Es decir, por algún suceso inesperado que puede tener un impacto importante en la economía. El impacto del coronavirus de Wuhan, hasta lo que conocemos hoy, no deberíamos darle el rango de cisne negro aunque el inversor se ponga en modo defensivo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha calificado la situación de emergencia global y situaciones similares como la crisis sanitaria del SARS (Sindrome respiratorio agudo grave), que en 2003 causó 800 muertos, solo tuvo un impacto temporal en la economía recuperándose niveles una vez fue controlado.
Pero la coincidencia de la propagación del coronavirus con el nuevo año lunar chino, el año de la rata, ha supuesto un aumento de preocupación en los mercados ya que es una época de mayores desplazamientos en China y por otro lado de un mayor consumo, el cual podría verse afectado por las restricciones impuesta para intentar controlar su propagación. El consumo es uno de los principales componentes del PIB chino que a su vez supone la quinta parte del PIB mundial.
Por lo tanto contamos a partir de ahora con un elemento que está haciendo mella en uno de los factores que marcan el ritmo de los mercados, concretamente en el emocional. Y esto deberíamos tenerlo en cuenta en el corto plazo pero sin perder de vista que los datos macroeconómicos y los resultados empresariales son los referentes que debemos sobre ponderar en nuestras decisiones de inversión. Quizás pueda ser una buena oportunidad para tomar posciones si se produce una corrección en mercados por un debilitamiento del optimismo actual.
Paradójicamente, a pesar de las dudas que esta epidemia ha sembrado sobre el comportamiento de la economía china, el nuevo año chino, que dio comienzo el pasado sábado, es el año de la rata siendo un animal que en la cultura china es señal de riqueza y abundancia.
Estamos viviendo una fábula donde un conjuro en forma de virus cuyo origen es al parecer una serpiente amenaza a una rata con ayuda de un cisne negro. Será suficiente la audacia y la astucia de la rata para ahuyentar al cisne negro y desactivar el conjuro que le ha hecho la serpiente.
Valiente, inteligente, saludable y prudente, la rata es portadora de abundancia. Es el animal del horóscopo chino más intuitivo, astuto y audaz. Vive con intensidad el presente y, aunque puede parecer reservado y tranquilo, tiene mucho autocontrol, en realidad es muy inquieto, sentimental y algo celoso. Su gran capacidad de amar sólo es superada por su astucia y pasión por el dinero. Como si de una fábula china se tratará vamos a tener que esperar al final del cuento para ver si la rata sale triunfadora y si nos deja una buena moraleja, pero creo que debemos confiar en sus cualidades.
La semana en la que entramos, en la que continúan las festividades en China, tendremos un nuevo capítulo de la fábula con la publicación de importantes datos macro, como los PIB de la Eurozona y de Estados Unidos o los PMIs de China. Veremos si ayudan a la Rata en su cruzada. Como estamos al principio del cuento con no mostrar excesiva debilidad puede ser suficiente para que los mercados de renta variable mantengan el tipo.