De una manera u otra, la guerra de Elon Musk contra los vendedores en corto podría estar llegando a algún tipo de conclusión. Las acciones de Tesla (NASDAQ: NASDAQ:TSLA) llevan descendiendo desde hace algún tiempo, y los analistas de Wall Street ven un futuro incierto para el fabricante de coches eléctricos, incluso tras la interposición de una demanda por parte de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) este sábado.
Esta medida regulatoria de la SEC no ha sido ninguna sorpresa. Ha sido provocada por la errática y a menudo inmadura interacción de Musk con el público a través de su cuenta de Twitter. A pesar de que eso lleva siendo así un tiempo, Musk llevó al límite a los reguladores cuando aseguró a principios de agosto que tenía "fondos garantizados" para privatizar Tesla mediante la compra de acciones de la empresa por 420 dólares por acción.
La noticia provocó un breve repunte de las acciones del fabricante de automóviles, impulsándolas un 13% después del tuit. Pero la empresa se desplomó en cuanto se hicieron públicas unas declaraciones confirmando la noticia de la privatización, pero sin mención alguna a la financiación. Tesla abandonó más adelante por completo el plan de privatización.
En la demanda presentada ante un tribunal federal de Nueva York, la SEC acusaba a Musk de cometer fraude al hacer declaraciones públicas falsas que podrían perjudicar a los inversores. La demanda solicita que se prohíba a Musk, cofundador, director ejecutivo y presidente de Tesla, ocupar puestos de alta responsabilidad o ejercer como director de empresas que coticen en bolsa. Este castigo es uno de los más graves que la SEC puede imponer contra un ejecutivo corporativo.
El sábado, Musk alcanzó un acuerdo con la SEC. Aunque seguirá siendo director ejecutivo de Tesla, dimitirá de su cargo de presidente los tres próximos años. Además, Musk personalmente, así como la empresa, están obligados a pagar multas de 20 millones de dólares cada uno.
Las acciones de Tesla se desplomaron un 14% el viernes, tras conocerse que Musk impugnará la demanda. Ésta ha sido la mayor caída desde noviembre de 2103 y redujo el valor de mercado de la empresa en 7.300 millones de dólares.
Incluso con la solución de la demanda, los inversores deberían plantearse qué podría implicar para Tesla la disminución del papel de Musk en la empresa que fundó hace 15 años para revolucionar la industria del transporte. Igualmente preocupante debería ser si seguirá mostrando un comportamiento tan extraño.
Desde los inicios de la compañía, Musk ha sido evangelista de la marca de Tesla y uno de los impulsores claves de su visión corporativa. Bajo su mando, Tesla se convirtió en el fabricante de automóviles más valioso de Estados Unidos, dejando detrás a gigantes de la industria como General Motors (NYSE:GM) y Ford (NYSE:F), pues los inversores creyeron en su visión a pesar de los grandes retos a los que se enfrentaba la empresa en el cumplimiento de sus objetivos de fabricación de coches.
Tras el actual fiasco, las acciones de Tesla están en territorio desconocido. Incluso con la sentencia de este fin de semana, creemos que los riesgos siguen superando con creces las recompensas.
La solución de la demanda podría provocar un repunte de alivio en las acciones de Tesla al reducirse el riesgo inmediato y volver a dirigirse la atención del mercado hacia los negocios de Tesla. Aun así, confiar en un buen resultado a largo plazo para la empresa es demasiado arriesgado cuando el director ejecutivo en cuestión es Musk. Recordemos que fumó marihuana en un podcast el mes pasado y llamó pedófilo a uno de los buceadores que rescataron a los niños atrapados en una cueva Tailandia en uno de sus tuits.
En conclusión
Teniendo en cuenta todo el drama y misterio que rodea a Musk, incluso ya superada la demanda de la SEC, es difícil asegurar que Tesla haya tocado fondo. Sacar el comportamiento errático de Musk de la ecuación tampoco ayuda necesariamente. Con sus problemas de producción y la actual dilapidación de efectivo, todavía se desconoce cuánto tiempo tardará Tesla en dejar de suscitar preocupaciones lucrativas.
Tesla tiene una deuda de 1.300 millones de dólares que vence en los próximos 12 meses. Además, le quedan 1.300 millones de dólares de dinero en efectivo en el banco tras sacar 942 millones de dólares de depósitos de clientes de pedidos de coches. Creemos que en este momento Tesla es una apuesta demasiado arriesgada para los inversores serios.