Después del debilitamiento inicial de la moneda única debido a los acontecimientos políticos del fin de semana en Francia y Grecia, el euro se arrastró la mayor parte de la sesión del lunes, aunque los volúmenes eran, naturalmente, no muy evidentes debido a la festividad en Londres. En Francia, hay un nuevo presidente dispuesto a reequilibrar el orden del día en Europa hacia el crecimiento y lejos de la austeridad. En Grecia, hay una loca carrera para tratar de formar un gobierno tras los resultados de las últimas elecciones, que en la actualidad parece ser una tarea difícil.
Ahora, la tarea de formar un nuevo gobierno se ha reducido a la del líder del partido Syriza, que está tratando de renegociar los términos fuera del rescate. Mientras tanto, en el Financial Times de hoy, el jefe del Bundesbank alemán (Weidmann), sin lugar a dudas, ha dejado claro que el BCE no se ajustará para ceder a la presión de nadie para volver a dar el brazo a torcer. No es de extrañar, están claros los límites de lo que el BCE puede lograr y no muestra signos de ceder terreno a las caras nuevas de los líderes europeos. Políticamente, al menos, nos dirigimos hacia unas semanas turbulentas en Europa.