El activo refugio por excelencia, el oro, lleva tres semanas de caídas y las perspectivas a corto plazo son negativas mientras sigan subiendo las bolsas. El metal precioso se recuperó fuertemente en el primer trimestre ante los desafíos geopolíticos, pero tras el resultado de las elecciones holandesas y francesas han tranquilizado los miedos y el metal precioso ha descendido por debajo del soporte de los 1.300 dólares por onza.
De hecho, las ventas se han acelerado en las últimas semanas por debajo del soporte de los 1.282 dólares por onza. Técnicamente, el oro se está moviendo en el rango comprendido entre la resistencia de los 1.250 dólares y el soporte de los 1.195 dólares, donde hizo mínimos en marzo.
Entre tanto, el rendimiento del bono estadounidense a 10 años ha alcanzado su nivel más alto en dos meses. Una continuación de estas tendencias, combinadas con la expectativa de que el FOMC decida subir tipos en EE.UU. el próximo 14 de junio, es probable que mantengan el oro bajo presión.