Cuando todo parecía indicar que los inversores daban por buena la actuación de la Reserva Federal (Fed) de reducir sus tasas de interés de referencia en sólo 25 puntos básicos tras calificar la medida como un ajuste de mitad de ciclo, AYER, y ya con los mercados de valores europeos cerrados, el presidente de EE.UU., Donald Trump, optó por volver a “tensar la cuerda” en sus relaciones comerciales con China y anunció la implementación a partir del 1 de septiembre de nuevas tarifas del 10% sobre 300.000 millones de dólares de importaciones chinas. Así, y mientras que los principales índices bursátiles europeos cerraban ayer al alza, los estadounidenses, que habían comenzado la jornada muy fuerte, se giraron a la baja para cerrar con importantes descensos, eso sí, lejos de sus mínimos del día.
En ese sentido, señalar que ayer comentábamos que en lo que hacía referencia a las negociaciones comerciales China “jugaba con las cartas marcadas” al saber de la necesidad del presidente Trump de llegar a las elecciones presidenciales de 2020 con una economía fuerte y con las bolsas en buen estado. Es por ello que entendemos el Gobierno chino ha adoptado la estrategia de no decir “ni una mala palabra” pero tampoco hacer “ninguna buena acción” en lo concerniente a su relación comercial con EE.UU., motivo por el que no está cumpliendo con los acuerdos alcanzados en la cumbre del G20 y no ha incrementado significativamente las compras de productos agrícolas estadounidenses. Para el país asiático lo mejor es que todo se quede como está a la espera de saber quién es el nuevo presidente de EE.UU. En nuestro comentario señalábamos que Trump, por los motivos señalados -sus intereses políticos y electorales- tenía las manos atadas. Sin embargo, todo parece indicar que está dispuestos a arriesgar y a presionar nuevamente a China con la imposición de nuevas tarifas que no sólo harán daño al país asiático, sino que también pueden terminar impactando muy negativamente en algunos sectores de actividad y en el consumo privado estadounidenses. Cabe la pena destacar que algo más del 40% de la ropa vendida en EE.UU. se importa de China, porcentaje que se eleva casi al 70% en el caso del calzado. Las empresas estadounidenses deberán optar por asumir las tarifas en sus márgenes o subir los precios a sus clientes. En ambos casos sus negocios se van a ver afectados.
Como hemos señalado, tras el anuncio de la implementación de nuevas tarifas realizado vía Twitter por Trump, las bolsas estadounidenses se giraron a la baja, el dólar se debilitó, los bonos subieron con fuerza, lo que llevó a una significativa caída de sus rentabilidades, el oro se revalorizó y el precio del crudo sufrió su mayor caída en un día desde febrero de 2015 al temer los inversores que un incremento de las tensiones comerciales tendrá un efecto muy negativo en la demanda de petróleo. Por sectores, los bancos cayeron con fuerza, al igual que los valores industriales y algunos tecnológicos como los semiconductores, muy sensibles a la marcha del comercio mundial. No obstante, los valores que salieron peor parados fueron los energéticos, concretamente las compañías petroleras. En sentido contrario, fueron los valores de corte defensivo, que compiten con los bonos por el favor de los inversores al pagar atractivos dividendos, valores como las utilidades, del sector de la sanidad o las inmobiliarias patrimonialistas, los que mejor lo hicieron.
Por lo demás, señalar que la gran cita del día será la publicación esta tarde de las cifras de empleo del mes de julio en EE.UU.. Como señalamos ayer, a partir de ahora la Fed basará sus decisiones en materia de tipos en la evolución de la economía estadounidense, siendo la marcha del mercado laboral una de las referencias más importantes. No obstante, el recrudecimiento de las tensiones comerciales puede llevar a la Fed a modificar su estrategia, al verse forzada a actuar nuevamente y bajar sus tasas de interés oficiales antes de lo que tenía pensado.