El Banco Central Europeo enfatizó ayer la necesidad de mantener unas condiciones financieras expansivas a través de dos canales:
1. Reforzando unas condiciones favorables en los mercados, subiendo en 10 p.b. el tipo negativo de facilidad de depósito, con un forward guidance de tipos oficiales bajos a medio plazo y condicionado a la inflación, y retomando la compra de deuda en los mercados
2. Reforzando el canal de transmisión del préstamo bancario, aumentando la duración de los préstamos a los bancos (LTRO) y estableciendo un sistema de tiering para el exceso de reservas de las entidades
El presidente del BCE fue explícito acerca de la efectividad de la compra de activos en los mercados y de los beneficios de tipos de interés bajos, pero también reconoció los riesgos derivados de tipos de interés negativos persistentes en el tiempo. Todo esto le llevó a repetir la necesidad de reforzar el canal de transmisión bancario cuando la economía europea se apoya fundamentalmente en los bancos. Con todo, es preciso combinar en el futuro el carácter expansivo próximo de la política monetaria (compra de activos y forward guidance de tipos bajos) con un impulso fiscal decidido.
Los tipos de interés bajos han ayudado a estimular el crédito y el crecimiento económico, gracias al papel de los bancos.
Tomando los datos de la EBA en su informe “Risk Dashboard”, los préstamos suponen un 66,4 % de los activos de los bancos españoles. Una cifra por encima de la media europea y casi diez puntos mayor al de países como Alemania.
En un escenario de tipos de interés bajos es fundamental que los bancos sigan mejorando su eficiencia, que pasa por una combinación de la continuidad de ajustes de gastos con aumento de los ingresos. La digitalización, con la banca española a la cabeza del proceso de digitalización que piden sus clientes, es también un factor determinante para seguir avanzando en un mejor servicio a los clientes que cada vez más piden servicios de mayor valor.
El principal reto de los bancos europeos en este escenario de tipos de interés bajos y estables a medio plazo, un escenario que sigue siendo excepcional y por fuerza limitado en el tiempo, es la rentabilidad. Los bancos españoles han sido capaces de mejorar su rentabilidad en los últimos años por encima de sus competidores europeos, aunque sin alcanzar niveles que garanticen la estabilidad como demandan los inversores. Crecimiento económico y eficiencia seguirán siendo las dos claves para lograrlo.