El cambio de rumbo en la política monetaria de los países desarrollados, principalmente Estados Unidos, se encuentra aún en una etapa inicial, aunque sus consecuencias para los países emergentes ya han comenzado a hacerse visibles. Paralelamente a la recuperación económica, la FED ha iniciado la reducción en la compra de bonos conocida como Quantitative Easing e impulsado las tasas de interés al alza, un hecho a priori preocupante para Latinoamérica en la medida que las respuestas de los gobiernos no sean las acertadas. Dicha suba de tasas pone en jaque al mercado cambiario emergente ya que modifica el mapa global de las inversiones y las relaciones entre retorno y riesgo de cada una de las regiones. Este proceso, llamado flight to quality, redistribuye grandes cantidades de capital desde países emergentes considerados riesgosos a aquellos desarrollados creando, al mismo tiempo, una mayor demanda de divisas y presionando a los tipos de cambio al alza.
En este nuevo contexto mundial, es de esperar que se generen ciertas turbulencias y que las monedas de los países latinoamericanos tiendan hacia un proceso devaluatorio. Particularmente, la economía peruana depende tanto del cobre como del oro, dos commodities fuertemente influenciados por el cambio en la política de la Reserva Federal, cuyos precios se encuentran ante un panorama desalentador.
Si bien las reservas internacionales del país trasandino se encuentran en niveles elevados (65.074 millones de dólares a Enero de 2014), se observa una caída ininterrumpida durante todo el 2013, un aumento de los depósitos en dólares y una aceleración en la emisión monetaria por parte del BCRP. Durante los últimos meses, la curva de bonos soberanos peruanos denominados en dólares se ha empinado, marcando una mayor expectativa de depreciación del nuevo sol.
De sostenerse las condiciones actuales, es probable que la evolución de la moneda peruana sea más que favorable para los bonos denominados en dólares. En definitiva, la suba de tasas de la FED consolida una preferencia por el dólar en detrimento de las monedas emergentes, por ello invertir en divisa norteamericana no es más que continuar con la tendencia que marca el mercado. El contexto internacional y las políticas monetarias acomodaticias seguirán su curso en tanto la evolución de la economía estadounidense siga siendo favorable y mientras no suceda ningún evento disruptivo a nivel mundial (léase guerra, catástrofe natural, etc.), por lo que los rendimientos de los bonos peruanos se encontrarán sumamente ligados a la performance del oro y el cobre, y a la política monetaria del BCRP. Todo indica que puede ser un gran año para invertir en dichos bonos.