Comenzó la temporada de resultados de la banca estadounidense dentro de un contexto complicado, ya que, si bien el sector se vio favorecido por la previsión de una menor regulación y por la ansiada reforma fiscal prometida por Trump, también lo es que la incertidumbre acerca de la esperada rebaja de impuestos no ayuda precisamente.
Pero no olvidemos lo más importante, que el actual ritmo de subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal no basta a los bancos para que se deje notar de forma positiva en sus cuentas y resultados
Y es que la presidenta de la Fed, Janet Yellen, mantiene el discurso de que seguirán subiendo los tipos de interés de manera gradual, pero se ha vuelto más "dovish", afirmando que será con un ritmo más lento del que tenían en un principio en la hoja de ruta. Pero hay otros miembros que son más claros aún si cabe, por ejemplo Laer Brainard, que piensa que los tipos de interés se mantendrán cerca de cero a medio plazo, ya que quieren analizar la inflación con cuidado y moverse con cautela a la hora de subir los tipos. Otro ejemplo, el presidente de la Reserva Federal de Dallas, Robert Kaplan, que quiere ver más evidencias de recuperación de la inflación antes de apostar por otra subida de tipos de interés.
Por tanto, se podría decir que la Fed fue demasiado optimista pensando que la inflación crecería a mayor ritmo y al no ser así ahora se hace más complicado mantener el ritmo de subida de tipos que se habían marcado.
Y sigamos echando más leña al fuego, Yellen reconocía hace pocos días que será complicado que la economía estadounidense logre el objetivo de crecimiento del 3% fijado por Trump.
Así pues, la realidad es que si juntamos la decepción por el momento de las promesas y medidas electorales de Trump con el hecho de que la inflación no termina de crecer, se hace difícil esperar cambios en lo referente a los tipos de interés. De hecho, los futuros de los fondos federales otorgan sólo un 56% de probabilidades de que la Fed vuelva a subir los tipos en lo que resta de año.
De todas maneras, los bancos estadounidenses cuentan con una cosa a su favor: buena parte de las entidades tienen la intención de fortalecer la retribución al accionista aprovechando los resultados obtenidos en los stress test. De hecho, los bancos más relevantes han comunicado a la Reserva Federal los proyectos de retribución que serían cercanos al 100% de los beneficios previstos para el 2018 (recordemos que actualmente era el 65%).