En el presente artículo trataré de exponer porqué Naturgy (MC:NTGY) nos presenta una nueva oportunidad de tener nuestros ahorros depositados en un proyecto a largo plazo con rentabilidad más que razonable. Dentro de un enfoque “value” tenemos a una empresa con un apalancamiento contenido y un modelo de negocio previsible, sostenible y simple. La comercialización, transporte y distribución de gas natural, por un lado, y la generación y distribución de electricidad por el otro.
Todo ello dentro de un plan estratégico presentado el pasado verano de 2018 que contemplaba una restructuración interna con simplificación del aparato gestor, clasificación práctica de la empresa en cuatro unidades de negocio bien identificadas (algunos las comentaban como “spin off” tácitas), medidas de contención de gastos administrativos (outsourcing puro y duro) para apurar márgenes (técnicamente “planes de eficiencia”) y un movimiento fiscal agresivo en 2018 que les dejó un escudo fiscal para 2018 y 2019.
Con las mejoras de eficiencia operativa y fiscal y las desinversiones puntuales (en Chile, parte de distribución de gas en España, distribución de gas en Italia y Colombia, intercambios de activos en Argentina y venta de negocios menores aislados en Moldavia, África, etc.) pretenden financiar el crecimiento sin subir apalancamiento más de lo debido y concentrarse en activos más rentables y estables. Así, el crecimiento orgánico que suele presentar este modelo de negocio bastaría para sostener una política de dividendos más agresiva que incluye recompra de acciones de forma periódica (hasta 400 millones de euros al año), compromiso explícito por parte de la cúpula directiva (con bonus estratégico sobre el valor de la acción en el futuro) y fijación de la senda del dividendo anual independientemente del beneficio neto cada año (el famoso “payout”).
Dicho plan estratégico 2018-2022 declara además un 63% del total de la inversión dedicado al crecimiento, ya identificado en su momento (es decir, previsible y definido). En este sector un plan de inversión en crecimiento ya “identificado” dentro de unos límites de confianza nos permite esperar un crecimiento futuro del Ebitda. Naturgy lleva ya dos ejercicios de los cinco contemplados en el plan, y a falta del cierre del ejercicio 2019…podríamos esperarnos cumplimiento del “guidance” (a juzgar por el buen comportamiento de 3 de las unidades de negocio a cierre del tercer trimestre) hasta hoy, y no veo aún motivos por los que no vaya a acercarse a los objetivos planteados.
Tras toda mi argumentación el lector podría preguntarse, “muy bien, pero la acción no termina de subir mucho más tras estabilizarse en el entorno de los 23 euros, cuando la proyección de dividendos que tanto te gusta es más que generosa”. El mercado es inescrutable y solo permite la interpretación subjetiva. Yo me inclino a culpar a nuestra costumbre tan humana de conducir “mirando al retrovisor” cuando se trata de discutir el futuro. Esta acción viene del entorno de los 17-18 euros, y en el 2018 pegó la gran subida de bienvenida al nuevo equipo gestor, y hoy aún estamos considerándola pues como “no tan barata al respecto”. Yo prefiero olvidarme del pasado y concentrarme en lo que nos viene ahora. Así, si el lector pretende que me moje lo haré, declarando esos 23 euros como “con recorrido suficiente para subidas futuras” y desde luego, con una rentabilidad atractiva vía dividendos/reducciones de capital.
Como “pero”, no puedo dejar de comentar la presión regulatoria que el negocio del gas natural viene sufriendo los últimos meses en España (y que por lo pronto ha congelado los planes de inversión en nuestro mercado nacional al respecto, de nuestras dos principales empresas gasistas) y los riesgos naturales de tipo de cambio en dos de las unidades (Latam sur y norte), que nos van a afectar, seguro, en el largo plazo.
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