Semana muy condicionada por la política la que hoy comienza en los mercados financieros europeos y estadounidenses. Así, dos de los acontecimientos políticos más relevantes del presente ejercicio en Europa tuvieron lugar ayer, mientras que la potencial “guerra comercial” iniciada por la Administración estadounidense al imponer tarifas al acero y al aluminio importado, sin discriminar entre países con buenas prácticas comerciales y países “especializados” en el dumping comercial, seguirá siendo un factor de incertidumbre en las próximas semanas, al menos hasta que se detallen las medidas estadounidenses y se conozca la respuesta por parte de otros países.
Para empezar, señalar que en Alemania se cumplió el guion previsto y los militantes del SPD votaron a favor de la reedición del gobierno de “gran coalición”. Quizás lo más sorprendente fue la amplia victoria de los militantes socialdemócratas partidarios de volver a integrar un Gobierno con los conservadores de Merkel (66% del total), lo que entendemos es positivo ya que otorga al nuevo Gobierno más estabilidad de la en principio anticipada.
De esta forma, Alemania podrá a mediados de este mes formar nuevo gobierno, dejando así atrás el periodo de incertidumbre por el que ha atravesado el país desde las elecciones generales celebradas a finales de septiembre. Buenas noticias para el país y para el conjunto de la Zona Euro, para la que la estabilidad política de su mayor economía es clave.
Por su parte, las elecciones generales celebradas ayer en Italia también cumplieron con el guion previsto, aunque en esta ocasión fue “para mal”. Así, el esperado “parlamento colgado” es ya una realidad, con ninguna coalición de partidos habiendo alcanzado la mayoría necesaria para formar gobierno por sí misma. No obstante, la “peor” noticia es que los partidos “antisistema” de extrema izquierda y extrema derecha han alcanzado casi el 50% de los votos, siendo muy factible que alguno de ellos termine formando parte del nuevo Gobierno.
Lo que es evidente es que Italia a partir de ahora entrará en una fase de inestabilidad que, si bien es consecuente con su historia (el nuevo Gobierno será el número 65 desde la Segunda Guerra Mundial), no le permitirá al país afrontar sus importantes debilidades estructurales, especialmente su elevada deuda pública (supera el 130% del PIB del país).
Además, estas opciones políticas antisistema han logrado muchos votos aprovechando el descontento de muchas personas y prometiendo medidas políticas (incremento de pensiones, renta universal, etc.) para las cuales el país no tiene recursos.
Por tanto, el resultado de las elecciones generales italianas es una negativa noticia para el país y para la zona euro en su conjunto, ya que puede provocar que la tercera mayor economía de la región entre en “vía muerta”. Los mercados descontaban un resultado como el actual, aunque quizá no se esperaban que los partidos antisistema fueran tan determinantes como lo van a ser para la formación del nuevo gobierno italiano.
Esperamos, por tanto, cierta volatilidad en los bonos italianos y, probablemente, en la bolsa del país, mercado que ha sido hasta el momento el que mejor se ha portado en 2018 de entre las principales bolsas de la zona euro, siendo el FTSE Mib el único de los grandes índices de la región que todavía está en positivo. Veremos cuánto aguanta.
A parte de digerir el resultado de los dos acontecimientos comentados, los inversores deberán seguir evaluando el potencial impacto de una “guerra comercial”, escenario que, a pesar de las amenazas de gravar la exportación de ciertas empresas estadounidenses realizadas por el presidente de la Comisión Europea, Juncker, y las contra amenazas del presidente de EE.UU., Trump, que afectarían al sector del automóvil europeo, seguimos pensando que “la sangre no llegará al río” ya que a nadie le interesa que este tema termine por penalizar el crecimiento económico mundial. Quizás somos demasiado optimistas al respecto.
Por lo demás, señalar que en la agenda macro semanal hay cifras relevantes, destacando hoy la publicación de los índices adelantados de actividad de los sectores de servicios del mes de febrero en Europa y EE.UU. (los de China han mostrado una ligera desaceleración del ritmo de expansión de la actividad en estos sectores) y, sobre todo, el viernes de los datos de empleo del mismo mes en EE.UU.
En este segundo caso habrá que estar muy atentos a comprobar la evolución interanual de los salarios en el pasado mes para ver si el repunte de los mismos en enero, que fue del 2,9%, fue coyuntural o estructural (este dato provocó el inicio de la corrección en las bolsas por el temor de los inversores a que la inflación se estuviera disparando al alza en EE.UU. y que ello provocara que la Reserva Federal (Fed) optara por subir sus tasas de interés oficiales más rápido de lo esperado).
Por tanto, habrá que estar muy atentos a esta cifra ya que podría determinar si los mercados de valores occidentales profundizan en la corrección (índices como el Ibex-35, el Dax alemán o el Nikkei japonés entraron el viernes en corrección técnica al ceder ya más del 10% desde su último máximo) o giran al alza e intentan recuperar la tendencia alcista de comienzos de ejercicio.
Por último, destacar que el jueves el Banco Central Europeo (BCE) celebra Consejo de Gobierno. En principio se espera que la institución aproveche la cita de marzo para realizar algunos cambios en su política de comunicación, siendo factible que retire de su comunicado oficial el compromiso de incrementar sus políticas monetarias acomodaticias de considerarlo necesario.
Nosotros, por nuestra parte, dudamos de que lo haga, sobre todo teniendo en cuenta la inestabilidad por la que atraviesan los mercados en estos momentos. No obstante, será interesante escuchar a su presidente, el italiano Draghi, hablar sobre este tema y sobre la situación política italiana, algo que afecta a la región en su conjunto, como ya hemos señalado.
Hoy, y, para empezar, esperamos una apertura ligeramente al alza de las bolsas europeas, tendencia de la que se desmarcará el mercado italiano, que esperamos recoja con caídas los resultados electorales “no concluyentes”. Posteriormente, toda la atención de los inversores girará hacia Wall Street, mercado que determinará con su comportamiento la tendencia de cierre de la renta variable europea.