Los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses cerraron ayer a la baja, en una sesión en la que la debilidad del crecimiento mundial volvió a convertirse en la mayor amenaza a ojos de los inversores.
Así, y tras un comienzo de sesión relativamente positivo, las bolsas europeas giraron a la baja tras conocerse el resultado de la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, reunión que sorprendió principalmente porque la institución adoptó algunas medidas de política monetaria que el mercado todavía no esperaba.
El BCE, tras mantener los principales parámetros de su política monetaria sin cambios -tipo de refinanciación, tipo marginal de crédito y tipo de depósito-, anunció que: i) retrasaba la primera subida de tipos hasta finales de 2019, cuando anteriormente había situado la misma para este verano; y ii) a partir de septiembre comenzaría a realizar subastas de liquidez ilimitada a largo plazo (TLTRO) destinadas a las entidades de crédito de la región -ver detalle en sección de Economía y Mercados-. La “excusa” para la adopción de estas dos medidas fue la debilidad por la que atraviesa la economía de la zona euro, afectada como señalamos ayer por factores exógenos y por problemas de índole interno, concretamente de inestabilidad política por la que atraviesan muchos países de la región. Esta debilidad de la economía de la Eurozona quedó plasmada en el nuevo cuadro macroeconómico que dio a conocer el BCE, cuadro en el que los analistas de la institución revisaban drásticamente a la baja el crecimiento esperado para esta economía en 2019 hasta el 1,1% -recordar que el día precedente la OCDE había rebajado también su estimación, en este caso hasta el 1,0%.
Ante esta batería de anuncios por parte del BCE la reacción de los distintos mercados financieros europeos no se hizo esperar: i) euro a la baja; ii) bonos en modo “rally” y, por tanto, fuerte recorte de sus rentabilidades; y iii) renta variable a la baja, con los valores de corte más cíclico, incluidos los bancos, a la cabeza de los descensos y los de corte defensivo, como las telecomunicaciones, las utilidades, los valores del sector sanidad y los del sector de la alimentación concentrando las compras de los inversores. Por tanto, el BCE “provocó” una evidente huida de las posiciones de mayor riesgo por parte de unos inversores que “corrieron” a refugiarse en los activos de carácter defensivo.
En Wall Street la sesión fue parecida, con los inversores “refugiándose” en activos de corte defensivo, como los bonos o los valores de los sectores de las utilidades y de consumo básico, cuyo comportamiento, a pesar de ser negativo, fue el mejor en términos relativos. En este mercado también pesaron las dudas que comienzan a surgir sobre la posibilidad de que el acuerdo comercial entre EE.UU. y China no esté tan cerca de cerrarse como se había venido hablando. Al término de la sesión, los índices cayeron con cierta intensidad, si bien cerraron lejos de sus mínimos del día.
Si bien esto fue lo que ocurrió, lo que no nos queda tan claro es por qué ocurrió ayer. Es evidente que la economía de la zona euro se había debilitado mucho en los últimos meses del 2018 y a principios de 2019, algo que los inversores ya conocían y que, todo parecía indicar, habían dado por descontado por las bolsas a finales de diciembre. Además, nadie en los mercados pensaba que el BCE iba a subir sus tasas de interés de referencia este verano dado el complicado escenario económico en la región. Por último, recientemente los bancos habían reaccionado de forma muy positiva cada vez que se hablaba de la posible implementación de nuevas TLTRO, operaciones que eran esperadas, incluso para antes de este verano. Por tanto, nada de lo que comunicó ni de lo que anunció ayer el BCE era nuevo para los inversores.
Seguimos pensando que el principal “problema” de las bolsas es que han recuperado mucho terreno en poco espacio de tiempo sin que este rally haya ido acompañado de un volumen de contratación lo suficientemente elevado para darle solidez. De esta manera, cuando los principales índices y muchos valores han afrontado importantes resistencias en un estado de sobrecompra elevado, se han mostrado incapaces de superarlas, aprovechando los inversores cualquier “excusa” para realizar las cuantiosas plusvalías que mantenían latentes en muchos activos.
Hoy, en principio, esperamos que continúe la misma tónica de ayer en las bolsas europeas cuando abran por la mañana, con los inversores optando por “refugiarse” en los activos defensivos. A ello también creemos que contribuirá la fuerte e inesperada caída de las exportaciones chinas en febrero (más del 20%; ver sección de Economía y Mercados), y las dudas que siguen surgiendo sobre el potencial acuerdo comercial entre EE.UU. y China, dudas que, además, están “explotando” algunos medios de comunicación estadounidenses contrarios a la Administración Trump como arma política. Si bien no nos sorprende que se pueda producir una pequeña corrección en las bolsas, creemos que ésta no va ser de grandes dimensiones y que, incluso, puede suponer una buena oportunidad para tomar nuevas posiciones en renta variable.
Por último, y en lo referente a la agenda macro del día, señalar que en ella destaca la publicación en Alemania de los pedidos de fábrica del mes de enero y de la producción manufacturera de Francia, Italia y España del mismo mes, datos que deben corroborar la debilidad por la que atraviesa el sector en la región y, ya por la tarde y en EE.UU., de los datos de empleo del mes de febrero. En este sentido, señalar que se espera una cierta ralentización en el ritmo de creación de nuevos puestos de trabajo en el mes, en parte por temas de calendario (febrero es el mes más corto del año) y en parte por factores climáticos (el mal tiempo puede haber afectado a la creación de empleo en sectores como la construcción o el ocio). No obstante, las estimaciones de los analistas siguen siendo optimistas. En este sentido, señalar que cualquier desviación, especialmente a la baja, podría poner muy “nerviosos” a los inversores y provocar nuevas caídas de las bolsas, por lo que habrá que estar muy atentos a la publicación del dato.