Los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses volvieron a cerrar AYER con fuertes alzas, impulsados por el renacido “apetito” de los inversores por acumular posiciones de riesgo. Así, en los últimos días hemos asistido a un fuerte rally en las bolsas mundiales, rally que ha estado liderado por los valores/sector más dependientes del ciclo económico y en el que los valores/sectores que mejor lo han venido haciendo durante la crisis bursátil, especialmente los relacionados con la sanidad y los tecnológicos, se han quedado descolgados e, incluso, han sufrido las ventas por parte de los inversores. Esta rotación desde valores de corte más defensivo hacia valores cíclicos también ha afectado a otro tipo de activos. El dólar ha cedido casi un 5% desde sus niveles más altos del año, marcados en el mes de marzo, en plena crisis bursátil, cuando la moneda estadounidense actuaba como activo refugio. AYER, igualmente, otros activos “refugio” como el oro o los bonos soberanos también sufrieron las ventas por parte de los inversores.
Detrás de este brusco cambio de sentimiento que se ha producido en los mercados en las últimas tres semanas habría varios factores, tales como el avance del proceso de reapertura de las principales economías desarrolladas; algunos indicios de recuperación de la demanda en ciertos sectores de actividad; las masivas ayudas fiscales -AYER fue el turno de Alemania- y monetarias; y el optimismo sobre el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus de origen chino. Todos estos factores apuntarían, según parece que están descontando los mercados, a una recuperación económica más rápida de lo en principio esperado. Que este escenario se cumpla o no va a depender de cómo reaccionen los ciudadanos en los próximos meses. Si el entorno, tanto sanitario como económico, les permite recuperar la confianza y volver a su vida normal, es factible que las principales economías mundiales se recuperen antes de lo previsto, por lo que las bolsas habrían acertado al descontar este escenario.
Sin embargo, si los indicadores adelantados de actividad y consumo y las cifras macroeconómicas que se publiquen en los meses de junio y julio no confirman estas expectativas, mucho nos tememos que las bolsas terminarán por corregir. Hasta entonces, y de no surgir algún factor de riesgo imprevisto, como podría ser un empeoramiento de las tensiones entre EE.UU. y China que provoque la ruptura del acuerdo comercial firmado en diciembre entre ambas potencias, creemos que el tono en los mercados de valores seguirá siendo positivo, sin descartar pequeñas correcciones puntuales, producto de la sobrecompra en algunos índices y valores.
HOY, en principio, esperamos que los principales índices bursátiles europeos abran entre planos y ligeramente a la baja, con los inversores a la espera de conocer qué es lo que dice y hace el Consejo de Gobierno del BCE. El mercado da por hecho que la institución mantendrá sus principales tipos de interés de referencia sin cambios pero que incrementará en 500.000 millones de euros su Programa de Compras de Emergencia para Pandemias (PEPP) ya que, al ritmo al que está comprando bonos en los últimos meses el actual importe del mismo, de 750.000 millones de euros, se consumiría antes de finales de verano. Además, se espera que el BCE decida incluir en su programa de compra bonos corporativos que han perdido la calificación de grado de inversión en los últimos meses como consecuencia de la pandemia. Debemos señalar que, a pesar de que el mercado da por hecho estas medidas, no es descartable que el BCE se decante por esperar a su reunión de julio para adoptarlas, algo que entendemos sería mal recibido por los inversores.
El BCE, por otra parte, anunciará sus nuevas proyecciones de crecimiento para la Zona Euro, proyecciones que se esperan sufran una fuerte revisión a la baja, algo que evidentemente se contrapone a lo que vienen descontando los mercados. Además, se espera que su presidenta, la francesa Lagarde, hable de la respuesta que va a dar el BCE al Tribunal Constitucional alemán, el cual en una reciente sentencia puso en cuestión la legalidad y proporcionalidad del programa de compra de activos puesto en marcha por el banco central de la Eurozona en 2015.
Por tanto, y hasta que el BCE se “pronuncie”, esperamos que las bolsas europeas se mantengan tranquilas, con los inversores a la espera de acontecimientos. No es descartable que se produzcan algunas tomas de beneficios en los valores que más han subido en las últimas sesiones, aunque el miedo a quedarse fuera del mercado, el famoso FOMO (fear of missing out) puede limitar el alcance de las mismas.